Los integrantes de la Mahler Chamber Orchestra. Foto: Deniz Saylan.

Toda una década ha esperado la Mahler Chamber Orchestra su encuentro con John Eliot Gardiner y el Coro Monteverdi. Coincidiendo con el 15 aniversario del proyecto que han impulsado Claudio Abbado y Daniel Harding, Schumann les llevará de gira por España. A su paso por Barcelona, ensayarán con la JONC y darán un concierto en el Jamboree Jazz Club.

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  • Calidad, amistad, versatilidad. Es el eslogan de la revolución que proclaman los 45 músicos de la Mahler Chamber Orchestra, que celebra sus 15 años de existencia con una gira que recala en el Auditorio de Santa Cruz de Tenerife (esta tarde), en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas (mañana), en el Palau de la Música Catalana de Barcelona (el martes) y en el Auditorio Nacional de Música de Madrid (miércoles). Han elegido para la ocasión un programa íntegramente schumanniano -Cuarta sinfonía, Réquiem para Mignon, Canción nocturna op. 108 y Manfred- y a un maestro de la talla de sir John Eliot Gardiner para invocar, junto al Coro Monteverdi, las esencias de estas partituras.



    Ninguna institución en Bruselas representa los ideales comunitarios como la Mahler Chamber, que no en vano es Embajadora Cultural de la Unión Europea. Fundada en 1997, esta orquesta internacional pasa más de 200 días al año de gira. "Somos un grupo itinerante, sin sede permanente ni subvenciones estatales, formado por músicos de veinte nacionalidades que comparten un mismo espíritu", explica su gerente el alemán Andreas Richter. "Cuando parece que el proyecto político europeo se res- quebraja, la MCO sigue demostrando allá donde va que existe un espacio común para las ideas, la cultura y la música".



    La MCO no conoce la palabra rutina. Su repertorio abarca desde el barroco, el clasicismo vienés o el romanticismo temprano hasta la vanguardia contemporánea; bien como orquesta propiamente dicha, ensemble de cámara o big-band jazz; unas veces bajo la tutela historicista de Ton Koopman y otras al abrigo de Pierre Boulez. Sus integrantes (con una media de edad hoy de 33 años) se foguearon en 1998 con un Don Giovanni en Aix-en-Provence, ya han grabado su propia lectura de la Cuarta de Mahler y esta temporada tienen previsto estrenar varias obras del japonés Eiko Tsukamoto. "No nos interesa la especialización sino mantener viva la llama de la curiosidad y el gusto por lo nuevo", asevera la flautista Julia Gállego, uno de los tres músicos españoles de la plantilla estable de la MCO, que elige democráticamente a cada uno de sus nuevos miembros.



    Sonido y sensibilidad

    Sus padrinos Claudio Abbado y Daniel Harding representan los dos extremos de la horquilla generacional de directores. El primero (fundador de la predecesora Joven Gustav Mahler) les enseñó a escuchar. "El éxito de esta orquesta no habría sido posible sin el ingrediente de la amistad", explica Abbado. "Estos músicos no son meros colegas. Después de un concierto nadie se marcha a casa, sino que quedan para cenar e intercambian impresiones". Del impetuoso Harding aprendieron a ser músicos las 24 horas del día. "A él le debemos el molde, el sonido base, la profundización en la técnica y nuestra personalidad como orquesta", asegura la violista Anna Puig. Si bien algunas obras de gran formato, como La consagración de la primavera de Stravinsky o La sinfonía alpina de Richard Strauss quedan fuera de su alcance, lo cierto es que su versatilidad estilística les permite adaptarse mejor a los deseos de cada director. "Por eso elegimos a los grandes especialistas, para guiarnos de la mejor manera posible en cada tipo de repertorio".



    Si el podio fuera un ring, Gardiner sería una especie de Ali, un peso pesado al que no le mueven la furia sino las creencias. "Hemos tardado 10 años en hacer posible esta colaboración -sostiene el chelista Philipp von Steinaecker- pero la espera ha merecido la pena". Saben que nadie como el maestro británico conoce el misterio de Schumann. "Fue Gardiner quien en los noventa liberó sus sinfonías de los cánones wagnerianos del siglo XIX. Su estilo, delicado, transparente y lleno de emoción, encaja perfectamente con nuestra manera de interpretar. Por eso, de nuestro encuentro con Gardiner y su Monteverdi Choir esperamos quizá más calidad que cantidad".



    Tampoco Gardiner escatima en elogios. "Tengo muchas expectativas puestas en el entusiasmo de estos músicos. Sólo lamento que la gira no pase por Londres...". Para el director, "la Canción nocturna es una miniatura inquietante, evocadora y romántica, que recoge los ecos del Romeo y Julieta de Berlioz, mientras que el Réquiem para Mignon, lejos de su apariencia litúrgica, se sirve de los textos del Wilhelm Meister de Goethe para dar forma a seis movimientos relacionados entre sí a la manera de una ópera de pequeño formato".



    Pocos como el compositor germano han sabido trasladar al pentagrama el tono entre épico y sobrenatural del Manfred de Byron. "Schumann termina con un réquiem entonado por un coro monástico desde lo alto de los Alpes de Berna, lo que sugiere que el héroe, a pesar de su desafío a los poderes superiores, es redimido por los espíritus". El melodrama avanza por grandes momentos corales, una rica orquestación y la voz de un narrador, que interpretará el actor alemán Gert Voss. "La partitura está salpicada de protesta, de ira y de tormento, pero sería un error relacionar todo esto con el estado mental de Schumann", que pasó sus últimos días en el sanatorio de Endenich, cerca de Bonn, donde había intentado suicidarse.



    Prueba del carácter nómada de la MCO son los 62 conciertos en 14 países que articulan su actual temporada. No tiene sede fija pero sí tres residencias principales -en Ferrara (Italia), Renania del Norte-Westfalia (Alemania) y el Festival de Lucerna (Suiza)- donde ensayan y desarrollan los proyectos. "Cada residencia es un punto de anclaje que proporciona a la orquesta un hogar creativo", cuenta el violista Josep Puchades, miembro también del pujante Cuarteto Quiroga. "Aprovechamos lo mejor de cada ciudad para seguir creciendo como músicos".



    La Joven Orquesta Nacional de Cataluña es su último residence partnership. Razón por la que, a su paso por Barcelona, la MCO llevará a cabo un ensayo junto a la JONC dentro su programa Education & Academy, que trabaja con orquestas de todo el mundo y nutre de talento su plantilla de extra players.



    En Ferrara la MCO decidió probar sus instrumentos en clubes de jazz y otras salas alternativas con fórmulas tan originales como las Conversaciones entre un violín y un iPad. Fieles a su espíritu innovador, tras el concierto en el Palau barcelonés, acudirán al Jamboree Jazz Club para ofrecer un sesión nocturna con obras de Efrain Oscher, Erwin Schulhoff, Kurtág y Bartók.