Daniel Barenboim y Yaron Traub, durante un concierto en el Palau de la Música de Valencia. Foto: Eva Ripoll.

Yaron Traub celebra el 25 aniversario del Palau de la Música de Valencia con el mismo programa con el que fue inaugurado en 1987. Entre los actos conmemorativos, se recupera la ópera Roger de Flor de Chapí y una exposición homenajea a las grandes voces valencianas.

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  • No es ninguna tontería alcanzar los primeros 25 años de una actividad o de un proyecto musical, y menos en este país y en los tiempos que corren. Ha llegado a esta cifra el Palau de la Música de Valencia, un bello y airoso edificio que en su día levantara José María García de Paredes. En ese recinto va a tener lugar una sesión, el miércoles, que repite exactamente el programa de su inauguración, el 25 de abril de 1987: Marcha burlesca de Manuel Palau, Concierto de Aranjuez de Rodrigo y La vida breve de Falla. A su frente estará el actual titular de la Orquesta de Valencia, que fue la que concurrió en aquella ocasión, Yaron Traub, un director sólido y solvente. Dos artistas de apellido casualmente común, el guitarrista José María Gallardo del Rey y la soprano Cristina Gallardo Domas, intervienen en el evento.



    Con motivo del fausto aniversario el Consejo de Administración del auditorio valenciano ha acordado por una- nimidad la concesión a esta formación sinfónica valenciana, habitante de la casa, de la Medalla de Oro del Palau, que distingue a personalidades importantes del mundo de la música que tengan o hayan tenido una relación especial con Valencia. Parece un tanto oportunista, más que oportuna, esta decisión. La labor de un conjunto dependiente de un centro musical es precisamente ésa: funcionar a satisfacción de acuerdo con un plan de actuaciones. Es algo que viene de consuno. Otra cosa es dar la medalla a personalidades visitantes y colaboradoras de indiscutible valía internacional, como Mstislav Rostropovich, su primer galardonado.



    Premiar a la Orquesta es por tanto redundante. Lo cual no significa negar sus méritos desde que se creara allá por 1943 y empezara a trabajar a las órdenes de Joan Lamote de Grignon. Muchas y grandes batutas han desfilado por su podio. Entre ellas, Celibidache, Argenta, Barenboim o Mehta. En 2005 Yaron Traub tomó la titularidad. Pero las actividades del Palau en este cuarto de siglo no se han reducido, como es lógico, al desempeño del conjunto valenciano, sino que abarcan un amplio espectro en el que cabe todo, incluso la ópera. La febril laboriosidad de la entidad, propulsada en su día por Javier Casal o Justo Romero, bajo la presidencia de Mairén Beneyto, encontró el pilotaje de Ramón Almazán, fino olfateador de manjares musicales.



    Propiciada por una generosa dotación presupuestaria, en la programación del Palau han concurrido toda clase de eventos, algunos de muy alta calidad, que han ido dejando poso. Acontecimientos como el 75 aniversario de la muerte de Puccini en 1999 fueron celebrados con toda pompa y la Tetralogía wagneriana, en manos de Manuel Galduf, y otras óperas de repertorio gozaron de lustrosas versiones de concierto. El desfile de artistas (orquestas, solistas y directores) fue en los años pasados, y aún ahora, de relumbrón.



    El Palau prepara, además del concierto mencionado, una serie de actos conmemorativos para celebrar la efeméride. La Orquesta y la Banda Municipal interpretarán juntas el 28 de abril, y por primera vez en su historia, un programa con obras muy conocidas de compositores valencianos. Se han proyectado asimismo una serie de actividades escolares, que ya habrán tenido lugar cuando esta nota se haya publicado. Lo mismo que la exhumación de la ópera de Chapí Roger de Flor. Por otra parte, desde el 29 de marzo hasta el 15 de julio, se puede visitar en la sala de exposiciones una muy interesante muestra titulada Cantantes Líricos de la Comunidad Valenciana 1850-1950, dedicada a las grandes voces valencianas del pasado y que recoge la vida y trayectoria de más de cien profesionales.