Carles Magraner y su Capella de Ministrers. Foto: Annabelle Schimel.

El musicólogo valenciano y el chef catalán colaboran en un librodisco sobre las ensaladas, musicales y gastronómicas, en el 15 aniversario de Capella de Ministrers.

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  • No está claro si la combinación de lechuga, tomate, cebolla y atún tiene algo que ver con las polifonías renacentistas, pero resultan evidentes los paralelismos entre las ensaladas musicales y las culinarias después de leer y escuchar el último librodisco de Capella de Ministrers. Su director, el violagambista y musicólogo Carles Magraner, ha reunido cuatro ensaladas del siglo XVI de Mateo Flecha el Viejo (La Justa y La Viuda) y Bartolomé Cárceres (La Negrina y La Trulla) en una cuidada recuperación discográfica, que incluye un DVD con un concierto en directo de la formación valenciana y un videclip de época ambientado en la Lonja de la Seda de Valencia.



    A mediados del siglo XVI se editó en Lyon Le difficile des chansons, cancionero del que sólo se conservan dos ejemplares de tiple y tenor en las Bibliotecas de la Ciudad de Augsburgo y Nacional de París. La primera de las 23 composiciones que han sobrevivido con el manuscrito no es otra que La Justa de Mateo Flecha, a la que Jacques Moderne tituló, en la primera edición del libro en 1554, La Batailla en Spagnol.



    Como ya hicieran Mario Vargas Llosa, Àlex Rigola o Bigas Luna en sus anteriores grabaciones, Ferran Adrià se encarga en esta ocasión de prologar las páginas del proyecto, que se presenta el domingo en la Feria del Libro de Valencia. Según el chef catalán, existen innegables similitudes entre una partitura y una receta de cocina. "A diferencia de otras artes, como la escultura o la pintura, los conciertos y las comidas obedecen a la magia de un momento irrepetible. Cuando la música deja de sonar es como cuando la comida desaparece del plato". No es la primera vez que el nombre del famoso cocinero, que se confiesa "más compositor que intérprete", aparece en las notas al programa de un concierto. Ya en 2009 el compositor francés Bruno Mantovani puso música a El Bulli en la Sala Pleyel de París como homenaje a la gran diversidad de sabores de los 35 platos que le valieron al restaurante de la Cala Montjoi hasta tres estrellas Michelin. "Quizá lo más característico de ambas actividades sea el sentido del ritmo. La música es una sucesión de sonidos en el tiempo, que es también un factor clave a la hora de plantear un menú degustación. Todo obedece a un orden establecido que conoce muy bien nuestro paladar".



    En esta nueva colaboración con Maricarmen Gómez Muntané, Josemi Lorenzo y otros musicólogos y medievalistas, Carles Magraner ha recuperado una serie de composiciones vocales polifónicas, a la vez religiosas y profanas, que mezclaban todo tipo de estilos y lenguas. "La originalidad del término para este género musical provocó mi interés por conocer la opinión de un cocinero sobre el aderezo entre música y gastronomía", cuenta el director valenciano, que comparte con Adrià la "obsesión por el ritmo y el esmero en la presentación" de sus trabajos.



    El Instituto Valenciano de la Música, la Universidad de Valencia y la Asociación Cultural Comes han hecho posible esta aventura multidisciplinar dentro de las celebraciones del 15 aniversario de Capella de Ministrers. "Ha sido una gran apuesta por parte de todo nuestro equipo, que ha trabajado a conciencia durante meses. Hemos cuidado hasta el más mínimo detalle en la certeza de que éste no un disco para escuchar en el coche, sino para saborear lentamente con los cinco sentidos".