Edward Gardner en un concierto en el Royal Albert Hall. Foto: BBC / Chris Christodoulou.

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Este año los famosos y tradicionales Proms londinenses adquieren un colorido especial ya que coinciden, durante 17 días, con los Juegos Olímpicos, que se celebran en la capital del Támesis. Se ha querido dar a la muestra, que comienza esta tarde, un relieve inusual; y a fe que se ha conseguido, aunque no sea oro todo lo que reluce en una programación que se extiende a lo largo de casi dos meses.

Queremos fijarnos en primer lugar en el homenaje a John Cage (en el centenario de su nacimiento) que va a tomar cuerpo a través de distintas iniciativas. La principal lleva el título de Music Walk y parte del encargo de diez nuevas obras, que han de hacer referencia a diversos lugares de la ciudad en el área de South Kensington. Es un guiño a la obra de Cage de 1958, que partía de idéntica premisa general. Se insta al público a que realice sus propias aportaciones sonoras a fin de crear una undécima composición. Se destinan asimismo sesiones con la música de Cage en los atriles, sinfónicas y pianísticas.

Hay una buena cosecha operística en esta edición: Pelléas et Mélisande de Debussy, con Phillip Addis, Karen Vourc'h, Laurent Naouri y John Tomlinson, bajo la dirección musical de John Eliot Gardiner, que sin duda, conocidas sus refinadas maneras, sabrá otorgar esa delicada pátina impresionista a la música. Luego, Les Troyens de Berlioz, con Bryan Hymel, Eva Maria Westbroek (recordemos su Lady Macbeth de Shostacovich en Madrid) y Anna Caterina Antonacci como Casandra y Dido respectivamente. Dos grandes talentos vocales y teatrales frente a frente. Antonio Pappano empuña la batuta. En tercer término, Peter Grimes de Britten, con la eterna Amanda Roocroft como Ellen y la dirección musical de Edward Gardner. Las tres en versión de concierto. Semiescenificadas se proponen Le nozze de Figaro de Mozart y Nixon in China de John Adams, con el propio compositor en el podio.

Junto a estos títulos líricos se ubican otras importantes composiciones sinfónico-corales: Judas Maccabeus de Händel, Misa en si menor de Bach, Los Apóstoles de Elgar, Réquiem de Berlioz, Gurrelieder de Schönberg (excelente equipo: Angela Denoke, Simon O'Neill, Katarina Karnéus, con la batuta de Jirí Belohlávek). De propina, la opereta de Arthur Sullivan The Yeomen of the Guard en versión semiescenificada. La lista de voces seleccionadas para los muy variados recitales líricos y los distintos conciertos, es amplia: Susan Gritton, Sarah Connolly, Gerald Finley, Bryn Terfel, Robert Murray (inauguración con la Coronation Ode de Elgar), Alice Coote, Anne Schwanewilms, Measha Brueggergosman, Paul Groves, Toby Spence, Miah Persson o el tenor Joseph Calleja, que interviene en la última noche, el 8 de septiembre, con las obras tradicionales.

La West-Eastern Divan Orchestra de Daniel Barenboim interpretará las nueve Sinfonías de Beethoven. Les seguirá la Filarmónica de Viena, con Bernard Haitink (Beethoven, Bruckner, Strauss) y la Filarmónica de Berlín con Simon Rattle. He aquí un ejemplo de cómo programa el maestro británico: Atmósferas de Ligeti, Preludio acto I de Lohengrin de Wagner, Sinfonía n° 4 de Sibelius, Juegos de Debussy, Suite n° 2 de Dafnis y Cloe de Ravel. Una maravilla.

Naturalmente, hay otros conjuntos sinfónicos de primera: distintas formaciones de la BBC, entre ellas la Philharmonic, que dirige Juanjo Mena y que toca la Sexta de Bruckner y estrena Credo de James MacMillan, Gewandhaus (Mendelssohn, Mahler con Riccardo Chailly), Philharmonia, Royal Philharmonic, Sinfónica de Sao Paulo, London Philharmonic (con Vladimir Jurowski), Joven Orquesta Mahler (con Daniele Gatti y el violinista Frank Peter Zimmermann). Habrá tiempo también para la música de cámara, bien representada por un grupo de excelentes conjuntos y solistas.