Los 10 discos de 2012
Del rap de Ocean a la Tempestad de Dylan, he aquí lo mejor para la revistas internacionales especializadas
27 diciembre, 2012 01:00Frank Ocean triunfa este año con Orange
Los viejos rockeros siguen en plena forma y Leonard Cohen ha deslumbrado con Old Ideas y Bob Dylan con Tempest en los que se muestran fieles a su estilo. Un clásico contemporáneo como Jack White entrega en Blunderbass una potente ración de rock y blues de aires autobiográficos. El pop sigue dando guerra y vemos tres propuestas muy distintas: el la psicodelia de Tame Impala, el clasicismo de Django Django, ambos con gran influencia de los Beatles, y la electrónica bailable de Grimes. Finalmente, destacamos el éxito del español John Talabot, quien en un panorama dominado por la música anglosajona de forma abrumadora ha logrado que su espléndido Fin, house de vanguardia, se haya colado en todas las listas. No se pierdan tampoco lo nuevo de Fiona Apple, Chromatics, the XX, Liars, Grizzly Bear, Scott Walker, Swans, Miguel, Liars, Julia Holter, Alabama Shakes...
Frank Ocean
Channel OrangeTiene algo de terrible que el mc de Los Ángeles Frank Ocean haya aparecido este año en los medios mainstream no tanto por haber parido el que a la postre es el álbum más votado del año, sino por su tibia confesión de su homosexualidad pero así es la vida. Ocean surge del colectivo Odd Future y ya el año pasado destacábamos un debut, Nostalgia Ultra, en el que brillaba por su profunda asimilación del hip hop, el pop y el soul marcando una voz propia de una profunda sensibilidad. Su siguiente trabajo, Orange, da un paso más allá y es una verdadera obra maestra. Mejor disco para Spin, segundo para Mojo, Rolling Stone, y Picthfork, Ocean crea un disco con canciones muy claras que suponen un viaje emocional a las posibilidades del hip hop para expresar sentimientos íntimos: Thinking But You, en falsetto, le acerca al mejor Usher (escuchen Climax), la mastodóntica Pyramids mezcla la ampulosidad del hip hop a lo Puff Daddy para convertirse en una pieza a lo James Blake de electrónica crepitante mientras Super Rich Kids remite al hastío de un músico visionario que está reinventando la música negra.
Tame Impala
LonerismEl pop más o menos psicodélico ha conquistado a un público amplio gracias al éxito de bandas como Of Montreal y Animal Collective. El australiano Kevin Parker, de 25 años, ha parido un disco en el que como su propio título explicita trata sobre su "solitarismo". Los problemas de Parker para comunicarse con el mundo resultan en un disco lisérgico y agudo en el que un pop cristalino y algo histérico brilla en canciones como la elocuente Why won't they talk to me?, toda una declaración de principios en la que canta lo siguiente: "Tratando de estar cuerdo / Tratando de simularlo / Oh, solitario de mí / ¿Pensaba que era feliz?". Repetitivo e hipnótico, reformulación musical en clave pop de un cerebro que actúa como una lavadora, es un disco mucho más alegre que nada de lo dicho anteriormente pudiera sugerir. Ahí está esa Elephant que rescata el mejor legado de los Beatles del White Album o ese final redentor, Sun's Coming Up, que recuerda al mejor Stephin Merritt.
Django Django
Tras el éxito de Franz Ferdinand, los escoceses Django Django se han comido este año el mundo con un álbum de debut en el que ejercitan una suerte de pop con influencias del rock, el blues, muy particularmente por su uso del bajo, o la música india. Herederos de bandas como My Bloody Valentine, The Beta Band o Cornershop, Django Django asimilan la historia del pop británico para darle un nuevo barniz purista en el que se detectan desde influencias de la psicodelia rockera como Storm, el flirteo con la electrónica en la extraordinaria Default o los aires de los Beach Boys en la elocuentemente titulada Life's a Beach. Lo más sorprendente tratándose de un álbum de debut, aunque llevan ya tres años en marcha, es el grado de clasicismo que alcanzan unos músicos que parecen dominar a la perfección el terreno que pisan.Beach House
BloomDesde su formación a mediados de la década pasada, Beach House, un dúo formado por Alex Scally y Victoria Legrand, dos americanos de Baltimore con raíces francesas, aparece sin falta en las listas de lo mejor del año. En su nuevo álbum, Bloom, siguen por los senderos del "dream pop" y y nos proponen desde la espléndida Myth, un sofisticado ejercicio de pop épico con raíces espirituales, un disco luminoso y bellísimo que levanta el ánimo y enciende los corazones. Cosa que hace, paradójicamente, a partir de esa melancolía arty que tan bien conocen sus numerosos fans. En esta ocasión, el paso del tiempo se impone como tema del álbum, en Other People cantan "los días pasan, mientras miras hacia atrás". Entre la introspección de Spiritualized y la exquisitez de Spoon, Beach House son el mejor antídoto contra la tristeza.
Kendrick Lamar
good kid, m.A.A.d cityCon una producción ultra sofisticada totalmente alejada de cualquier efectismo y un sonido que a ratos recuerda a las primeras grabaciones del hip hop, Kendrick Lamar nos propone un fresco de las vicisitudes contemporáneas de la comunidad afroamericana en un barrio depauperado de Los Ángeles con un disco rotundo. El propio título del álbum, "Buen chico, ciudad loca", expresa muy bien el eje sobre el que el rapero estructura su discurso: la contradicción entre la ética, representada en esa oración que abre el disco y las constantes alusiones a Jesús o las intervenciones telefónicas de su preocupada madre, con las miserias de una vida en la que la moral es un lujo que muchos no se pueden permitir. En este disco, mejor del año para Pitchfork, Lamar rescata la figura del hip hopero no como adorador de la fama y el dinero o super estrella a lo Kanye West sino como cronista urbano y poeta callejero. En Bitch, Don't Kill My Vibe, sale a relucir el Lamar más travieso pero también su sentido de la culpa ("Soy un pecador, y sé que volveré a pecar", rapea) mientras en Good Kid nos regala un dúo con Pahrell Williams en el que rescata el espíritu de Tupac Shakur para realizar una oda de autoafirmación. Un clásico instantáneo del hip hop.
Jack White
BlunderbussFiniquitados los White Stripes, Jack White sigue en plena forma y Blunderbuss es una bomba sonora en la que demuestra que sigue siendo el rey del rock y el blues. White no se anda por las ramas y se dedica a hacer lo que mejor sabe, canciones brutales y rotundas como la demoledora Sixteen Saltines donde acaricia el poderío de su ex banda, himnos country como I Guess I Should Go to Sleep o el clasicismo rockero de I'm Shakin'. El músico, que ha terminado mal con su compañera de White Stripes (en Hip Epynomous Boy le expresa sin tapujos su rencor), también se dedica a confesarnos sus sentimientos más íntimos en canciones con un tono más lírico como Love Interruption, en la que hace toda una declaración de intenciones ("quiero amor para clavármelo como un cuchillo y retorcérmelo por dentro") o tiernas canciones de amor como la que da título el disco, en la que por fin se liga a la chica.
Leonard Cohen
Old IdeasEl mundo tiene una deuda de gratitud con el representante de Leonard Cohen. Al parecer, si no fuera por este ominoso delincuente que le robó sus ahorros, el crooner no habría compuesto más discos ni hecho más giras. Leonard Cohen, Príncipe de Asturias, es una leyenda viva y se asoma el mundo como el último caballero de un mundo que, en algunas cosas desgraciadamente, ya no existe. Fiel a sí mismo, Old Ideas es una colección de diez canciones en las que sigue cantando como si recitara pequeñas historias de amor y dolor entre el country desencantado de Crazy to Love You hasta los aires espirituales de Amen o el gospel de la preciosa Come Healing o las raíces americanas de la elocuentemente titulada Banjo. Buceando en los estilos que han marcado su trayectoria, es un disco de redención y luz en el que Cohen se muestra en paz consigo mismo y el mundo. Dios lo guarde muchos años y muchos discos.
Bob Dylan
TempestLa canción que da título al disco, Tempest, de casi 14 minutos, es una obra maestra que nos permite ver a un artista mayúsculo en todo su esplendor alcanzando un clasicismo reservado a los grandes músicos de la historia. Fiel a sí mismo, Bob Dylan nos regala una colección de maravillosas canciones country en un disco crepuscular y lleno de esperanza. En Roll On John nos propone "encender una luz" con un bellísimo canto a las vidas ordinarias en tiempos de crisis mientras en Duquesne Whistle, que abre el disco, nos conduce hacia ese mundo de saloons y sombreros vaqueros del que él mismo es un icono. "You Say I Am a Gamble, You Say I am a Man...", Dylan en estado puro.
Grimes
VisionsLas pistas de baile han vibrado este año con el nuevo álbum de la canadiense Claire Boucher, la mujer que se oculta detrás de Grimes, una colección de canciones techno pop altamente sofisticadas capaces de conjugar los placeres de la melodía pop con la capacidad atmosférica del house y el vibe del techno. La espléndida canción Oblivion se alza como un himno este año con ese aire gótico que los críticos de todo el mundo elogian y que se manifiesta en temas más oscuros como Eight o la experimentación de Circumbambient, hasta llegar a la sensibilidad pura de Genesis, en la que una bella melodía se superpone a un bajo lisérgico. Detrás de todo este bosque de máquinas, resuena la voz delicada y femenina de la propia Claire, aguda y chillona, como desprovista de ayuda en medio de un universo digital apabullante.
John Talabot
FinEn rigor, el disco de John Talabot no aparece entre los 10 mejores pero sí entre los 50 de todas las publicaciones consultadas, lo cual es un hito importante para la música electrónica española y supone la consagración internacional del barcelonés Oriol Riverola. Fin propone un viaje sonoro excepcional en el que el house y la vanguardia se dan de la mano. Hay hits pop revienta pistas como Destiny, un éxito en las discotecas de todo el mundo, o piezas que proponen un delicado lirismo futurista como El Oeste pasando por el industrialismo de Oro y sangre, Fin es un disco capaz de inyectar emoción a la electrónica y la música de baile y que al mismo tiempo que ofrece diversión parece abrirnos una ventana a las emociones más íntimas y profundas de su creador.