Música

Miscelánea

Manon Lescaut / Anoushka Shankar en el Auditorio / Maria Joao Pires

29 noviembre, 2013 01:00

Anoushka Shankar

Sevilla se deja seducir por Puccini

Manon Lescaut fue el primer gran triunfo de Puccini. Estrenada en 1893, está dotada del impulso propio de un compositor joven. El verismo, a veces crudo, que nacía por entonces, perfuma las estructuras de la magnífica aunque irregular partitura, que exige la presencia de una soprano de relieve. Lo tiene Ainhoa Arteta, protagonista de las representaciones del Teatro de la Maestranza de Sevilla (a partir del 5 de diciembre). La evolución de la cantante desde lo muy lírico ha sido sorprendente. La emisión, a veces abrupta, no disimula la efusión expresiva y la musicalidad. Junto a ella el discreto tenor Walter Fraccaro, el solvente barítono Vittorio Vitelli y el sólido bajo Stefano Palatchi. A Pedro Halffter, que dirige, esta música fronteriza, con débitos centroeuropeos, le puede ir bien. La producción, tradicional y ordenada, es del Regio de Turín y está firmada por Didier Flamand.

El sitar suena en el Auditorio

Anoushka Shankar ya se ha hecho un hueco propio en el mundo de la música mostrando su virtuosismo con el sitar, instrumento que internacionalizó su padre, Ravi Shankar, a finales de los sesenta de la mano de los Beatles (en especial de George Harrison). Llega hoy al Auditorio Nacional con Pasaje a Oriente junto a la Orquesta Nacional de España, conjunto que dirigirá Jordi Bernàcer. El programa integra Sheherezade, de Rimsky-Korsakov, y Concierto para sitar y orquesta n° 2 del maestro Shankar, de cuya muerte se cumple estos días un año. Se muestra así un referente oriental del repertorio del XIX junto a una de las obras contemporáneas de la música clásica india. Además, y tras Traveller, también promociona Traces of you, nuevo disco en el que conecta la tradición india con ritmos actuales y la voz de su hermana Norah Jones (en The Sun Won't Set).

Pires, entre Mozart y Haydn

Cualquier nueva visita de Maria Joao Pires debe tomarse como un acontecimiento. Actuará en el Auditorio Nacional el próximo miércoles con la Sinfónica de Viena, un conjunto estupendo, sin los brillos de la Filarmónica pero dotado de un hermoso espectro sonoro y de una calidad ahormada durante siglos por las más prestigiosas batutas. La dirige en esta visita el húngaro Adam Fischer (Budapest, 1949), un maestro muy competente que sin duda habrá de entenderse con la pianista en la interpretación de un concierto tan heredero del clasicismo como el n° 2 de Beethoven, donde los dedos sensibles y precisos y el arte fraseológico de la portuguesa pueden hacer maravillas. Dos obras con remoquete, muy acordes, completan el atractivo programa: las sinfonías n° 101, El reloj, de Haydn, y la n° 41, Júpiter, de Mozart.