Janine Jansen. Foto: Carlos Díaz.

La violinista holandesa, una de las más emprendedoras y decididas en la actualidad, desembarca en L'Auditori en companía de un conjunto de cámara compuesto por colaboradores asiduos suyos. Todo a propósito de Bach.

Qué duda cabe de que una de las grandes violinistas jóvenes de hoy, de las más emprendedoras, decididas y artistas, es la holandesa Janine Jansen, que se mueve, a veces con ligera ventaja, en el mismo plano que otras colegas de calidad indiscutible, como Hilary Hahn, Isabelle Faust, Julia Fischer, Arabella Steinbacher y un ya casi largo etcétera. Hemos de hacernos aquí eco de su visita a L'Auditori de Barcelona el lunes día 3 de marzo. Lo hace acompañada de un conjunto de cámara formado por experimentados instrumentistas, que se acogen al término Friends. Amigos de Jansen, colaboradores asiduos, muy compenetrados con ella. En atriles, obras de Bach: los dos Conciertos para violín, BWV 1041 y 1042, el de dos violines, 1043, y otras dos composiciones que son realmente transcripciones: el Concierto para oboe BWV 1055 y el Concierto para violín y oboe 1060.



Sin duda Juan Sebastián Bach es uno de los compositores de la historia de cuyas obras se han hecho más versiones y arreglos, más parodias y aproximaciones. Y Janine Jansen ha participado más de una vez en aventuras de este tipo. Recordemos su singular disco para Decca en el que se proponía un acercamiento a las Invenciones BWV 772-786 y 787-801, previstas en principio para clave. No conocíamos un replanteamiento global de estas 30 obras para dos y tres cuerdas respectivamente. El trabajo estaba realizado con notable cuidado, de tal manera que en los arcos del violín y viola para las primeras y en los de estos mismos instrumentos más el violonchelo, seguíamos las dos y tres voces. Desde este punto de vista la versión nos parecía especialmente didáctica, ya que así todo se escuchaba con mayor claridad.



A las virtudes comentadas de Jansen, hay que añadir su arco ágil y preciso, la sonoridad, delgada pero intensa, bien regulada, con matices y ataques muy refinados y un estilo recuperador, pero desde un punto de vista muy moderno, de ciertos aspectos de fraseo propios del barroco. La instrumentista suele hacer alarde de gusto y dibujar con exquisitez las animadas figuras que pueblan las obras del más estricto repertorio. Los más importantes Conciertos, como el de Mendelssohn o el n° 1 de Bruch encuentran en sus dedos perfecto acomodo y sutil recreación. En la exposición del bello Adagio de Bruch, la violinista se revelaba refinada pero no sacarinosa, una amenaza siempre al acecho.



El sonido de Jansen, fino y brillante, no muy grande, la intachable afinación, el rico fraseo, el arco vibrátil nos han cautivado en otras composiciones, así el Concierto de Brahms, que interpreta de forma quizá en exceso rarificada y preciosista, algo alejado del toque agreste tan propio del compositor. El refinamiento, el toque aéreo y sutil y también, por qué no decirlo, un cierto amaneramiento expresivo son sus máximos peligros en obra semejante. De Jansen retenemos por ello en todo momento no el volumen, pero sí la igualdad y la tersura, la pulcritud ejecutora, la firmeza de las dobles cuerdas, lo muelle del fraseo, las filigranas a media voz. Y cuántas veces su arco delicado nos ha impresionado en el más repetido bis: la Sarabanda de la Suite n° 2 para violín de Bach.



Amamantada por la escuela rusa

Han pasado casi diez años desde que la violinista, que hoy toca un magnífico Stradivarius de 1727, sorprendiera a todos en su debut en el Concertgebouw de Ámsterdam. Su escuela violinística, claramente rusa por su contacto con Boris Belkin, y por consiguiente convencional en el mejor sentido del concepto, casa perfectamente con la holandesa, que ya se sabe que ha sido patria de todos los avances en interpretación historicista; a la que, desde sus originales presupuestos, ella se arrima. Anotemos que el 25, 26 y 27 de abril Barcelona volverá a poder degustar el arte de Jansen, pues en esas fechas tocará con la Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña, dirigida por Januk Hrusa, una de sus especialidades, el Concierto n° 2 de Prokofiev.