¿Cómo suena el verano? Esta es la pregunta que hemos hecho a escritores, artistas, cineastas, actores, directores de teatro, de museos... para que, con su música, nos ayuden a sobrellevar estos meses de calor. Cada día, tres nuevas canciones seleccionadas por uno de nuestros "pinchadiscos" irán engrosando la playlist de Spotify.



Escuche aquí la lista completa de las canciones de Así suena el verano

Infancia: Somewhere over the rainbow, de El Mago de Oz

Devoraba ese disco con 4 años en el primer verano de exilio fuera de España, en la vieja casa de mi abuela Meysel en D.C. El cine ya dibujaba paralelismos con mi vida. Me asustaba, me ponía triste, me hacía soñar. (Otro: ese mítico disco para niños de Peter Seeger "Abiyoyo").







Adolescencia: Is it a crime, de Sade

Con 13 años, mi primer veraneo de calas, de fijarme -de verdad- en las chicas, las hormonas sobrepasando mi cuerpo, queriendo conocer a "la chica" que me gustaba. Todavía no he oído voz de mujer que me haya sugestionado tanto como la de ella. Aún sigue siendo mi único gran mito erótico y amor platónico. (Los otros: "Stop making sense" de Talking Heads. Y The Smiths).







Universitario: Adagio en G menor, de Tomaso Albinoni

Estudiando Bellas Artes en Nueva York pasé el segundo verano en una pensión de mala muerte en la parte alta de Broadway. Sufrí un arrebato bohemio, leía compulsivamente a los decadentes, dormía durante el día, antes de acostarme lo escuchaba intensamente como un ritual mientras veía la cuidad amanecer y la gente acudir a sus vidas "normales." (La otra: "The same deep water as you" de The Cure).



Adulto: Somewhere over the rainbow, de Israel "IZ" Kamakawiwo'ole

Elipsis musical y vital. Esta versión sonó una noche en las Fiestas de la Paloma de Madrid, en el barrio donde vivo y en el que por fin me sentía con un hogar, con amor, grandes amigos, haciendo cine, sintiendo que la vida se cumplía, en un cálido, idílico y muy feliz verano. No dejé de escucharla, sintiendo el viaje de "allí" hasta "aquí". (Otras: La Paloma es una oda a las grandes canciones del verano pachangero: "La camisa negra", "Livin la vida loca", "La gota fría", "La tortura", "Dragostea Din Tei", "Saca el whisky cheli para el personal que vamos a hacer un guateque"...)








El nombre de Eduardo Chapero-Jackson (Madrid, 1971) empezó a sonar tras la nominación al Goya al Mejor Cortometraje a su primer trabajo, Contracuerpo (2005), al que siguieron Alumbramiento (2007), que se llevó el Premio del Cine Europeo, y The End, títulos agrupados a modo de trilogía en A contraluz (2009). En 2011 llego el largometraje: Verbo, una bella fábula a partir de los desvelos de una adolescente con impulsos suicidas.