¿Cómo suena el verano? Esta es la pregunta que hemos hecho a escritores, artistas, cineastas, actores, directores de teatro, de museos... para que, con su música, nos ayuden a sobrellevar estos meses de calor. Cada día, tres nuevas canciones seleccionadas por uno de nuestros "pinchadiscos" irán engrosando la playlist de Spotify.



Escuche aquí la lista completa de las canciones de Así suena el verano

Here We Kum, de Molotov

(1) En 2012 hicimos un roadtrip milimétrico por el sureste de México: semanas hundidos en los paisajes, villas, playas más dramáticos y hermosos del mundo con un ruta de ciudades mayas para ver, un mapa detallado del sureste del país y tres ipods. (2) Entre el mío, el de Valeria y el de Miquel, que tenía 16 entonces, podíamos manejar hasta Saturno sin repetir una canción; sin embargo, repetimos, y mucho: todos los días, una vez que empezábamos a rodar en despejado, Maia y Dylan -2 y 7 entonces-demandaban, obviamente azuzados por su hermano adolescente, que abriéramos fuego con el disco de Molotov en directo desde Moscú. (3) Qué manera de romper al mundo en pedazos, esos amaneceres entrando en la selva con los tres niños cantando Here We Kum en el asiento trasero, a trapo de piratas. (4) Qué horrible, no ser nosotros.







Laudate Dominum, de las Vísperas de Confesores de Mozart

(1) La familia encuentra mi ipod, en general, despreciable: está lleno de óperas y cosas peores. (2) Hay un momento siempre, sin embargo, en que Valeria y los niños se van quedando dormidos y sus respiraciones se acompasan y sus sudores se mezclan y el interior del coche se convierte en la madriguera que está al principio del mundo -un mundo que se desdobla a 120 kilómetros hora-. (3) Lo primero que pongo cuando nadie me va a abuchear es el Laudate Dominum de las Vísperas de Confesores de Mozart (Kv339, 5to movimiento) -la grabación que más me gusta es la de Eugen Jochum-. (4) Ha de ser horrible, viajar sin nosotros.







Love Me or Leave Me, de Nina Simone

(1) Valeria y yo hemos hecho un solo road trip sin niños, que fue, por lo mismo, corto y concentrado, pero fue un viaje de cielos gigantes y visiones extraterrestres por el desierto y los mares de Sonora, en el que escuchábamos incansablemente Love Me or Leave Me, de santa Nina Simone. (2) Cuando nos casamos porque migrábamos a Nueva York y el estado no reconoce a las familias al garete como la nuestra, hicimos una boda en la que no se sabía si nos casábamos entre nosotros o nosotros con los niños. (3) Nuestro primer gesto como tribu civilizada fue bailar Love Me or Leave Me todos contra todos, como apaches haciendo la danza de la guerra. (4) Somos incuestionablemente el grupo de personas que peor baila en todo el mundo, pero que horrible ha de ser no ser nosotros.







Mercedes Benz, de Janis Joplin

(1) Lamento el anuncio, pero cuando esto se publique ni me voy a enterar porque ya vamos a estar partiendo el continente sin límite de tiempo rumbo al Oeste de Estados Unidos. (2) En el road trip de este verano vamos a Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona, la tierra mítica de Gerónimo, Cochise, Mangas Coloradas: los guerreros más cabrones que ha dado la historia. (3) Antes de pisar el desierto sagrado vamos a demorarnos un poco en Tennessee, vamos a escuchar la mejor música de todo el mundo, Maia y Dylan van a ir cantando a gritos su canción favorita de los últimos meses, y la que mejor cantan: Mercedes Benz, de Janis Joplin -la versión original, a capela. (4) Ella ya tiene cuatro, él va cumplir nueve en Nashville, vamos a ser otra vez sólo nosotros.








Instalado desde hace años en Nueva York, después de haber vivido entre México DF y Washington, Álvaro Enrigue (Guadalajara, Jalisco, 1969) es tan hijo de Quevedo como de José Alfredo Jiménez, el autor de canciones como Si nos dejan, El rey, La espuela. Enrigue se hizo popular al conquistar con su primera novela, La muerte de un instalador, el premio Joaquín Mortiz, aunque en España es el premio Herralde obtenido en 2013 con Muerte súbita el que lo ha consagrado ante crítica y lectores.