Bob Dylan. Foto: Carlos García

Los Jardines de Pedralbes de Barcelona acogen mañana (4 julio) el arranque de la gira española de Bob Dylan, quien hasta el 11 de julio ofrecerá conciertos en Zaragoza, Madrid, Granada, Córdoba y San Sebastián. Él mismo se presenta como un músico ambulante, un juglar contemporáneo, como lo fue B. B. King o lo es Willie Nelson. La gira actual, aunque no oficialmente, es la misma que arrancó un 7 de junio de 1988 en Concord, California. Casi 3.000 conciertos en 27 años que forman parte de lo que se ha venido en llamar la "Never Ending Tour" (NET). Esta gira interminable, escoltada por una banda espectacular que domina todos los palos de la música popular, y cuyos sonidos se han mimetizado con la voz de Dylan para iluminarla en todo momento, es la forma de vida del genio.



Tiene 73 años y ninguna estrella joven del rock le alcanza en energía y devoción por su arte. Se dice pronto: más de un centenar de bolos al año. ¿Cómo mantener ese ritmo? Solo desde la creación mutante. Dylan cambia sus temas como si en el escenario nacieran de nuevo. Varía la cadencia, la música, el tono y hasta las letras. Es imposible cantar junto a él. Casi tan imposible como escucharle dirigiendo unas palabras al público. Ni un saludo. Sube, canta y se va con un ramo de flores. Lo hace cada noche y, aunque las set list suelen coincidir en periodos de algunos meses -ahora está empezando todos los conciertos con Things Have Changed-, una de las grandes intrigas de todo dylanófilo que lo ve en directo (por norma de forma obsesiva) es comprobar qué temas de su cancionero le apetece cantar esa noche, aparte de los obligados y habituales bises para regocijo de no iniciados: Like a Rolling Stone, All Along the Watchtower, Knockin on Heaven's Door, Blowin' in the WindLos admiradores con añoranza de los sesenta, o aquellos que acudan a escuchar recreaciones en vivo de sus temas predilectos, quedarán sistemáticamente defraudados.



Es complicado definir qué es exactamente Dylan y qué es lo que hace. Tendemos a considerarlo un cantautor, un compositor sobrenatural de temas que todo el mundo en el universo rock, pop, soul, folk, blues, gospel o country ha versionado, si bien el autor de Forever Young es ante todo, y sobre todo, un intérprete. Ningún otro artista confía en el directo, y lo necesita como piedra angular de su evolución musical (y no como un eslabón más de promoción para vender discos), como el genio de Duluth. Nos deja claro cada noche que no existe versión definitiva de sus temas. Que es un organismo vivo, siempre mutante.



@carlosreviriego