Leonidas Kavakos

Plato fuerte es el que anuncia Juventudes Musicales para el próximo miércoles, 7 de octubre, en el Auditorio Nacional: reunión del violinista ateniense Leonidas Kavakos y del director ruso Vladimir Jurowski. Uno y otro ya han visitado repetidamente Madrid y otras ciudades españolas. Por tanto ya no será una gran sorpresa para casi nadie el comprobar la calidad del sonido del instrumentista, amplio, aterciopelado, afinado, provisto de los armónicos justos, aclimatado a cualquier estilo y época, poblado de bellos e inesperados claroscuros. Tañe el Stradivarius Abergavenny de 1724. Podrá lucirse en el postrromántico y al tiempo folklórico Concierto de Sibelius, que combina con rara habilidad el misterio profundo de las tierras del norte mediante el empleo de giros melódicos y ritmos muy sutiles y el discurso elocuente, el canto apasionado heredero de Beethoven o Brahms.



El soporte de la Filarmónica de Londres es el ideal, por la calidad de los timbres de la formación, por su equilibrio, por su espectro sonoro, por su caudal, atributos tan característicos de las formaciones londinenes, siempre conectadas, desde muy antiguo, con la música del compositor finés. Y por la mano segura, de elegantes y armoniosos revoloteos, de dibujo tan claro y convincente, y el impecable criterio musical del maestro, del que hemos admirado en todo momento la manera, sólo aparentemente adusta, de presentar cualquier música.



Es una garantía que sea él quien dirija una sinfonía, tan exageradamente inflada a veces, en busca de un pathos innecesario, como la que se anuncia como remate de este más bien manido programa: la n° 5 de Chaikovski. Partitura encuadrada en un tardío romanticismo, que combina lo doloroso con lo triunfal o triunfalista y cuyo finale suele levantar al publico de su asiento.