Es historia viva del jazz. Durante todos sus años de artisteo se ha ido cargando de poderosas razones musicales, siempre apoyado en las múltiples sensibilidades creativas que atesora. Ganador de varios premios Grammy, Armando Anthony Corea (Chelsea, Massachussets, 1941), Chick Corea para todos, ha engrandecido el bebop, para luego ser protagonista principal en la normalización de los lenguajes jazzísticos fusionados; ha tocado en formatos acústicos y eléctricos con gigantes del género e intérpretes noveles; se ha dejado querer por el vértigo de la búsqueda y el encuentro, y, sobre todo, ha hecho del jazz un ejercicio de amor en constante movimiento.
Chick Corea regresa al Auditorio Nacional (el 27 octubre) tras protagonizar este verano el que sin duda ha sido uno de los acontecimientos jazzísticos de la temporada, el que supuso su reencuentro con otro pianista con la misma leyenda, Herbie Hancock. En el medio hemos tenido noticias de una nueva entrega discográfica junto a ese maestro virtuoso del banjo que es Béla Fleck y, ahora, la prolongación de una aventura que iniciara hace dos años en torno al disco y proyecto The Vigil, en la que el venerable pianista y compositor estadounidense se deja querer por jóvenes talentos del jazz. Y es que, efectivamente, Chick Corea siente especial atracción por mantener estrecho contacto con las nuevas generaciones, sabedor de que en la osadía e irreverencia se esconden muchas de las respuestas del mañana.
La banda cuenta con acreditados músicos como el saxofonista Tim Garland y el baterista Marcus Gilmore, además de otras fogosas promesas con verdad propia, caso del guitarrista Charles Altura, el bajista Carlitos del Puerto y el percusionista Luisito Quintero. A Corea, como a Miles Davis, su jefe y mentor a finales de los sesenta, le gusta dar voz a quien tiene palabras pero no púlpito para contarlas, y buena prueba de ello es esta formación que nace de la añoranza del pianista por los tiempos de Return to Forever. El mismo pianista lo confesó cuando el registro se colocó en el mercado y ahora, queda claro, la aventura nos llega madura y perfectamente definida. Es más, sin duda The Vigil es la mejor prolongación de aquel latigazo de jazz rockero, ya que guarda la energía de su Elektric Band, pero la supera en cuanto a energía creativa.
"El jazz es cultura", nos ha comentado el pianista en anteriores visitas, "“y por tanto es un organismo vivo, que crece, disminuye, enferma y luego sana...". Chick Corea ha transitado por todas las esquinas del jazz, las más oscuras y las más iluminadas y, con independencia del resultado final, siempre ha salido airoso.
Relación con España
Autor de clásicos como Spain o La fiesta, Chick Corea ha tenido una relación muy especial con la cultura española en los últimos años, actuando junto a Paco de Lucía e invitando a jazzistas de fina ley como el saxofonista y flautista Jorge Pardo, el bajista Carles Benavent y el percusionista Rubem Dantas en torno a la reflotación de su banda Touchstone. Miles Davis, Anthony Braxton, Herbie Hancock, Stan Getz, Dave Holland, Gary Burton, Roy Haynes, Paul Motian... La nómina de colaboradores que ha disfrutado Chick Corea en todo este tiempo es imposible de reproducir: "No trabajo con premisas, me dejo llevar por la inspiración del momento, de ahí que para mí resulte muy difícil explicar mi música. Espero que la gente lo pase bien, que se establezca un diálogo entre artista y público en el que todos experimenten placer".
Chick Corea será el encargado de inaugurar una nueva edición del Ciclo de Jazz que viene organizando el Centro Nacional de Difusión Musical, y que hasta el final de año se verá enriquecido con otras propuestas igualmente fundamentadas, como la de esa cantante con todas las voces del jazz que es Cécile Mclorin (20 de noviembre). Agustí Fernández, Chucho Valdés, Tomasz Stanko, Chris Potter y Fred Hersch completarán el cartel.