En cada pequeño rincón del precioso Have You In My Wilderness, hallamos a una compositora, escritora e intérprete en estado de gracia, que va un par de pasos más lejos de su prominente Loud City Song y aporta una nueva reinvención al canon de la canción romántica expandida.
Es complicado explicar un disco concebido y armado cuidadosamente para no ser fácilmente simplificado por la razón, que pone todo su empeño en desplegarse como algo que va más allá de la comunicación y la interpretación unívoca. Have You In My Wilderness (Domino /MAU), pretende afectarnos al experimentar la sensación de la misma canción y lo que ésta evoca más allá de su significado. Y no sólo lo logra magistralmente sino que además se convierte en la forma idónea para el esquivo contenido de esas mismas canciones.El disco continúa el pop ambiental de cámara ya explorado en Loud City Song (2013), su sonido e instrumentistas. Pero conquista una nueva seguridad en las posibilidades de llevarlo hasta otro lugar menos estático. El anterior era quietud teatral y éste es fugacidad y arena entre los dedos. Se abre con un tenue y alegre clavicordio y un oh-oh al que siguen cuerdas masivas en capas donde se entremezclan muy diferentes voces, punteadas por las sincopas y requiebros sensuales de un contrabajo y una batería protagonistas. Por debajo se adivinan un manto sintético y los coros espectrales bañados en reverb. En esta primera canción se desarrolla ya uno de los varios (o falsos) finales desarmantes del LP. Ésta es la tónica, pese a algunos sabios momentos de calma, y a una sustancial variedad que va de lo pequeño-sinfónico al jazz-funk espacial pasando por la torch song pianística y y la balada psicodélica.
Sobre ello, la voz flota firme pero frágil, cambiante y suelta como un único navío en el horizonte, engalanada de resonancia pero en claro primer plano y fraseando con la precisión rítmica de instrumento solista. Una de las cosas que distinguen a esta Holter de la anterior es que aquí parece como si ella y su productor hubieran llegado a un pacto: tú dame tu mejor voz, diría Cole M. Greif-Neill, pongamos ahí el foco y a cambio yo te daré una buena selva, una sonora exuberancia. Amén. Esa voz protagonista no se impone sino que navega sobre su particular océano, en una interpretación prodigiosa tras otra, todas coherentes y distintas, que suponen su cima como vocalista.
Holter juega con cada sílaba, encajando versos rítmicamente mediante múltiples recursos, incluidos encabalgamientos que contribuyen a la sensación de transitoriedad. Canta letras como poemas, escritas en lenguaje esmerado y concreto. Su tema son las relaciones sentimentales e interpersonales en sus prácticas de ilusión, dominación y conquista observadas desde distintos puntos de vista que oscilan entre los roles masculino y femenino, siempre acaban como un puzle donde faltan piezas, en frases donde a menudo parece haber huecos y no se sabe cuál es el sujeto y el predicado. O más bien canta sobre lo infraleve e intangible en esas relaciones, matices en permanente fugacidad que no permanecen pero percibimos y nos marcan a fuego. Una realidad efímera que ella aborda desde el extrañamiento o la zozobra.
Es casi una norma escrita en la música pop: para dar con la grandeza la pretensión debe ser alta y el resultado final no transparentar afectación sino la naturalidad de un trabajo bien hecho. El disco que más le ha costado hacer y grabar a Julia Holter es el que suena más inmediato, íntimo, pegadizo y navegable. Y es el que la sitúa en la liga de los grandes del pop-rock del pasado. Gente que entendió que la experimentación no tiene tanto que ver con el sonido como con lo que proponen las ideas que éste transmite. Más concretamente con cómo esas ideas se fugan de la realidad y con la perplejidad que implica intentar apresarlas o aferrarse a nociones preconcebidas para entender.
@abelhernandez__
Otras apuestas
Rival Consoles/Howl. Para su tercer y mejor LP, Ryan Lee West se puso un límite de tres capas por tema y redujo al máximo su paleta. Logra un poderoso e hipnótico artefacto de techno experimental al alcance de muy pocos.Visionist/Safe. Tras varios Eps, el primer álbum de Louis Carnell ofrece miniaturas aceleradas de grime de 2ª generación y future R&B abstracto. Inspirado ejercicio de muestreo y ecos, minimalismo retorcido y ritmos deformes.