Menuhin, el violinista pensante
Una imponente recopilación celebra el centenario del músico
15 abril, 2016 02:00Yehudi Menuhin. Foto: Warner
Warner anuncia el lanzamiento de varias cajas, con un total de 80 CDs, 11 DVDs y un grueso libro, dedicadas a Yehudi Menuhin, de cuyo nacimiento se cumplirán 100 años el próximo viernes (22). Es un homenaje a uno de los más acérrimos defensores de la Cultura con mayúsculas del siglo XX. "Tuve la suerte de nacer en una familia que me enseñó tres cosas: que todos podemos aportar algo único al progreso del planeta; que el respeto y el deseo de comprender son fundamentos básicos de nuestras relaciones con los demás; que el arte es una antena preciosa para captar el futuro y no debe ser coto exclusivo de algunos privilegiados". Palabras que subrayan el compromiso de Menuhin, mantenido a ultranza durante toda su vida (falleció en Berlín en 1999) y que debieron de empezar a forjarse en su mente infantil desde el momento en el que cogió un violín y cuando poco después lo estampó ante sus atónitos padres porque "no cantaba".El joven prodigio, hijo de judíos rusos que emigraron a Palestina y a Estados Unidos, empezó a recibir sus primeras lecciones en San Francisco, a la edad de cinco años, de la mano de Sigmund Anker y, algo más tarde, de Louis Persinger, antiguo discípulo de Ysaye. A los siete años tocaba ya en público la Sinfonía Española de Lalo. La formación del infante continuó en París bajo la férula de George Enescu, que convirtió al instrumentista en un músico reflexivo, profundo, caleidoscópico, situándolo en el fructífero camino que busca la expresión más auténtica servida por la técnica más refinada, para lo que todavía recibiría la ayuda de Adolf Busch en Basilea.
Son continuos los acontecimientos impulsados o protagonizados por el violinista: Festival de Gstaad en Suiza, Festival de Bath, Menuhin Music School, presidencia del Consejo Internacional de la Música de la Unesco (1969-1975)… Y multitud los premios recibidos. Estuvo al frente de la Fundación Yehudi Menuhin, con sucursal en nuestro país, con el que mantuvo una excelente relación y donde realizó muy señaladas intervenciones, como la del Festival de Granada de 1954, donde tocó, con la Orquesta Nacional bajo la dirección de Ataúlfo Argenta, el Concierto de Brahms, una interpretación formidable que se puede localizar en un álbum dedicado al director santanderino. Como a día de hoy pueden hallarse otras muchas recreaciones del artista, amén de las publicaciones en curso que Warner nos ofrecerá. Entre ellas, la célebre versión del Concierto de Beethoven junto a Furtwängler. De momento, ha distribuido un recopilatorio con tres CDs con momentos destacados de su carrera.Mi familia me enseñó que el arte es una antena preciosa para captar el futuro y no ha de ser coto exclusivo de privilegiados"
A la memoria nos vienen las características del intérprete: sonido sedoso, fino, delgado, pero provisto de sorprendentes irisaciones, de reflejos de una rica paleta de colores, fraseo de tiralíneas, terso, legato perfecto y arcos dinámicos de rara amplitud. Un arte depurado, al que en épocas posteriores han podido adscribirse violinistas tan exquisitas como Anne Sophie Mutter, Hilary Hahn y Janine Jansen. Porque las cristalinas versiones de Menuhin tenían, y no es un defecto, un cierto toque femenino. Lo que establecía una clara diferencia con las de otros violinistas más o menos coetáneos, todos ellos provenientes del Este: Oistrakh, robusto, técnicamente irreprochable, vigoroso, Kogan, de sonoridades áureas y densidades de extraña sensualidad, Stern, elocuente y flexible, cambiante, y Milstein, monumental y afiligranado.