El pianista Luis Fernando Pérez

En este año del centenario de Granados, se multiplican los homenajes y recuerdos hacia su música y su figura. De ahí que no extrañe que el festival veraniego de San Lorenzo de El Escorial haya incluido en su programación la obra pianística cumbre del compositor, Goyescas, nacida de su fascinación por todo lo conectado con el siglo XVIII español y de su admiración por los frescos de Goya, a los que evocó a través de esta suite pianística, ilustradora de ese mundo colorista y castizo. El ciclo, constituido por seis números, a los que luego se sumó El Pelele, se redactó entre 1909 y 1911.



La obra, que proporcionó material para la ópera posterior del mismo título estrenada en Nueva York en 1916, días antes de la muerte en naufragio del compositor, es la más famosa de las salidas de su pluma. "Me enamoré de la psicología de Goya, de su paleta. De él y de la Duquesa de Alba, de sus modelos, de sus pendencias, amores y requiebros...", confesaría Granados. Los cuadros de Goyescas dejan, según el musicólogo Antonio Iglesias, amplia libertad a la fantasía, poseen una indiscutible e innata elegancia y dibujan unos tipos o insisten en una rítmica muy acusada. En la colección encontramos rasgos chopinianos y schumanianos combinados con la gracia para el manejo de elementos autóctonos como la tonadilla.



Luis Fernando Pérez aborda la obra cumbre de Granados,

Aspectos que tiene siempre en cuenta Luis Fernando Pérez, el pianista madrileño encargado de interpretar los siete epígrafes. Seguro que nos podrá ofrecer, el próximo día 16, en el Teatro Auditorio escurialense, una visión muy afinada en lo expresivo y muy depurada en lo técnico. Es artista cuidadoso, que planifica a conciencia los ataques, a veces demoledores, precisos, justos, con el adecuado apoyo a la nota; que sabe desplegar un variado juego dinámico y otorgar general transparencia a los pasajes más intrincados, rasgos que encontramos asimismo en su estupenda recreación de la Suite Iberia de Albéniz, de la que es también experto.



Pérez está en excelente forma, con una seguridad de digitación, una contenida elegancia y una naturalidad propias de los más veteranos y sabios. De ahí la expectación ante esta nueva actuación suya en la que, además de Goyescas, incluye en el programa nada menos que otras cuatro páginas de Chopin y una de Debussy, lo que dará sin duda mucho lustre y colorido al recital. Del músico polaco tocará tres Nocturnos. Del francés, en magnífico contraste, L'isle joyeuse.