2 CDs. Solé Recordings

Adolfo Gutiérrez Arenas (Munich, 1975) es uno de los violonchelistas españoles de más clase, más poso intelectual, más radio de acción y más solvencia interpretativa, siempre partiendo de una asunción puntual de lo escrito y, sobre todo, de una penetración emocional que irradia y va más allá. Toca entregado, por derecho, apoyado en una técnica muy depurada, adquirida en sus años mozos a la vera de maestros como Elías Arizcuren, la esposa de éste, María de Macedo, primero, y Frans Helmerson y Lluis Claret, después. Maneja un instrumento precioso, un Francesco Ruggeri fabricado en Cremona en 1673, cedido por adinerados y beneméritos patrocinadores. Tiene un sonido lleno, cálido, sedoso y muelle, un mecanismo, pulcro y diligente, una afinación impecable y un fraseo muy medido, atributos que dejaba ya bien sentados en su grabación para Verso de las suites de Bach de 2006 y que ha acreditado posteriormente en distintas actuaciones madrileñas: Concierto en re mayor de Haydn, Sonata Arpeggione de Schubert, Sonata op. 19 de Rajmáninov, Concierto de Elgar...



Ahora, y recogiendo el excelente trabajo realizado hace un par de veranos en El Escorial, se ha lanzado a grabar las cinco sonatas de Beethoven en unión de su compañero habitual, Christopher Park. Lo que se ha plasmado en disco aun mejora lo logrado en aquel maratoniano concierto de la sierra madrileña. Ambos intérpretes saben cantar y decir sin perder comba y conocen lo que es el rubato expresivo, características observadas desde la misma introducción de la op. 5 n° 1. De nuevo alcanzan una cima incontrovertible en el segundo movimiento de la op. 102 n° 1. Una integral que puede parangonarse con las mejores de la discografía.