Julia de Castro. Foto: Yago Partal

Sensualidad, cuplé, bolero, copla, canción napolitana, jazz, música clásica y electrónica... Sí, Julia de Castro auna todo esto en sus espectáculos. Y más. La artista nos habla de su estilo irreverente y provocador y de cómo ha llegado a los géneros que la han inspirado con motivo del concierto que ofrece el día 9 en el Teatro de la Zarzuela junto a su banda De La Puríssima.

Julia de Castro (Ávila, 1985) tiene una apariencia más juvenil y alegre de la que muestra en los videclips de su banda. En ellos se muestra deslenguada y procaz, embutida en corsés provocativos, caracterizada con toda la imaginería fetichista de peinetas, flores, caracolillos, lunares... aparejada al cuplé. Ella es una showgirl que ha encontrado en el llamado "género ínfimo" un filón fantástico que explorar musical y escénicamente, muy adecuado a su desbordante y desinhibida personalidad. Con su banda De La Puríssima lo ha llevado al terreno del jazz, con salaces letras de su inventiva que lejos de escandalizar al público le han abierto las puertas de grandes y pequeños teatros. Grabó hace cinco años Virgen, su primer y único disco, y le ha bastado para arroparse de colaboradores célebres en la puesta en escena de sus conciertos que mima al detalle. Ahora llega el 9 de mayo al Teatro de la Zarzuela con el Cuarteto Quiroga y la mexicana Orquesta Mendoza. Pero anuncia que cambia de rumbo, que ha llegado el momento de "quitarse" la peineta para hacerse más mestiza y ecléctica.



Pregunta.- ¿Por qué se "quita" la peineta?

Respuesta.- El nuevo álbum que sacaremos en otoño, Sonora, supone un paréntesis en relación con lo que hemos venido haciendo. Lo hemos grabado en Tucson, en Arizona, que es una ciudad muy musical, de donde vienen grupos como Calexico. Lo he hecho con unos productores mexicanos que me vieron en la Feria de Música en Vivo de Vic y me invitaron a grabar en su estudio de Tucson... Sonora es el desierto que une Arizona con México, es la frontera. Es una zona peligrosa, pero muy muy especial. En el concierto de la Zarzuela habrá ocasión de incluir algunos temas del nuevo trabajo, como un bolero y hasta música electrónica. Un director de cine puede hacer un western, luego una peli romántica y a nadie le extraña, pero si un músico hace jazz o pop, tiene que seguir por ahí. Yo me salto estas clasificaciones.



P.- En Virgen se descubrió como cupletista sicalíptica. ¿le gustaba la palabra o su significado?

R.- Empecé un poco por casualidad en el cuplé y lo que me gustaba era la parte erótica. Mis conciertos lo son, no siempre y cada vez menos, pero al principio eran muy sensuales, muy explícitos, había algún striptease, aunque ahora ya no lo hago tanto. Cuando descubrí el "cuplé" no tenía ni idea de lo que era. Luego descubrí a un montón de mujeres que a principios de siglo XX se sabían objeto sexual, que cantaban solas, y que pueden considerarse como las primeras performers.



Violinista y actriz

P.- ¿Cuál es su formación musical?

R.- Soy violinista, estudié en el conservatorio y luego en la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid (RESAD).



P.- ¿Encontró allí a algún profesor interesante?

R.- Sí, claro. Me gusta mucho el verso, y fui alumna de Vicente Fuentes, que es toda una institución. Él siempre me decía: "Debes dedicarte al verso clásico, vas directa a la Compañía Nacional de Teatro Clásico". Cuando vino a verme se reía de cómo había acabado haciendo esto. Pero en cuanto pueda, haré teatro clásico porque me encanta. Me gusta salirme de mi faceta como cantante, yo me considero actriz.



P.- Y una chica que viene de la RESAD y ha estudiado en el Conservatorio ¿cómo tardó tanto en conocer el cuplé, si es el equivalente español al cabaret alemán?

R.- Es sorprendente, pero nadie me habló del cuplé en la Escuela. Hay un vídeo muy divertido de una actuación mía en la terraza de Matadero en la que pregunto a la gente en qué década nació y qué saben del cuplé y nadie tiene mucha idea.



P.- ¿Cómo nació su banda?

R.- Cuando acabé la RESAD, hace seis años, conocí a Miguel Rodrigáñez, y se lo propuse. Es raro que me digan sí a la primera, la verdad. Él es contrabajista, tiene una formación como músico clásico, fue miembro de la JONDE, estudió en Londres, donde acabó con Matrícula de Honor en la Royal Music de Londres. O sea que es muy top en la música clásica, pero también le encanta el jazz y la música popular. Y es ahí donde nos entendimos. Había cerrado un concierto en Madrid, pero no tenía banda. Le llamé y preparamos un repertorio de jazz y de canción napolitana, que me apasiona.



Para mí, la feminidad es belleza e inseguridad, poder y sumisión, sororidad y peligro, maternidad y encierro"

P.- ¿Cómo ha formado su voz?

R.- En la RESAD te dan clases de voz, pero yo con quince años quería cantar y le di mucho la brasa a mi madre, que me llevó con una profesora de ópera.



P.- Se llaman De La Puríssima, su disco, Virgen, y en él sale usted con una aureola de santo. Pero ilustra cada canción con la foto de un hombre en calzoncillos agarrándose el "paquete". ¿Es atea?

R.- No, soy creyente, pero bastante irreverente. El título del disco es porque me parece aterrador para la mujer el concepto de virgen. Mujeres que son madres pero que no tienen contacto sexual ni placer. El misterio de la Virgen me parece un relato masculino y patriarcal, no tiene nada que ver con la religión en la que yo creo. Tengo una manera opuesta de entender la religión a como la entiende mi abuela. Eso no significa que no rece el rosario con ella, que lo hago encantada porque es una manera de unirme a ella. Me considero una persona religiosa.



P.- Sus letras también están atravesadas por el feminismo ¿no?

R.- No. Me gustan Virginie Despentes (autora de Fóllame), Beto Preciado, Itziar Ziga (activistas feministas), son mujeres fuertes, que defienden un feminismo que casa con 2017, bastante radicales. Despentes ha sufrido violaciones, ha sido prostituta de lujo. Me gusta su manera de entender la feminidad.



P.- ¿Cómo la entiende usted?

R.- No lo sé, mi respuesta cambiará con los años. Hoy, belleza e inseguridad, poder y sumisión, sororidad y peligro, maternidad y encierro.



P.- Habrá gente que se pregunte por qué actúa en la Zarzuela.

R.- No sé qué es la zarzuela, pero para mí tiene un sentido muy contemporáneo. Y sé que hay gente que ha escrito al teatro preguntando qué hace ahí De La Puríssima. El público que viene a verme jamás iría a la Zarzuela, de hecho me han preguntado que donde estaba.



P.- Supongo que encaja con La gatita blanca que han programado y que incluye uno de los cuplés más célebres: Soy una gatita blanca.

R.- Hubo un momento en el que las grandes producciones de zarzuela no podían mantenerse. Así que decidieron ofrecer variedades que reunieran las canciones más célebres de las zarzuelas, entre las que había cuplés. Y el jazz se coló en nuestro país por el cuplé. Los primeros ritmos de jazz como el foxtrox, el charleston, el ragtime entran por esta vía, como Madre cómprame un negro. A nosotros como banda de jazz también se nos ha cuestionado en muchos programas de jazz.



P.- ¿Y cómo no le ha dado por hacer copla, que es la derivación del cuplé?

R.- Para cantar copla hay que cantar muy bien. El cuplé puedes hacerlo hasta los 35 años, como mucho. Yo ya me he quitado la peineta porque ¿qué sentido tiene seguir haciéndolo? El cuplé es erotismo, exige una feminidad joven, al igual que un deportista o una modelo. En el cuplé tienes que estar muy buena y yo tengo 32 años, no soy tan joven.



@lizperales1