La Ritirata
El Auditorio Nacional acoge una versión semiescenificada de las obras de Caldara dedicadas a la novela cervantina, un montaje levantado por el ensemble liderado por Josetxu Obregón y la dirección artística de Ignacio García.
La música de Caldara, tantos años en Viena, que vivió entre 1670 y 1736, riguroso coetáneo de Vivaldi, y que murió asimismo en la capital del Prater, es fluida, transparente y de notable belleza melódica. Las arias, en su mayoría da capo, aunque con una sección B que suele ser breve, a veces monotemáticas variadas, poseen musicales ornamentos. Algunos números llevan instrumentos obligados que dotan a las texturas de un singular y vigoroso colorido, de un agreste y atractivo brillo, el que despiden los timbres de época. Intercalados en los números vocales, se incluyen una serie de ballets instrumentales que Nicola Matteis, que también trabajaba en la corte vienesa, compuso para los respectivos estrenos de 1727 y 1733.
Para esta oportunidad la UAM se viste de gala y ha contado con el mismo equipo que hace dos años grabó para Glossa estas músicas. Junto a La Ritirata y Obregón aparecen la expresiva soprano María Espada, lírico-ligera cristalina, segura, musical, hábil en las agilidades, fácil en al agudo, dominadora del estilo, afinada y creativa; el tenor lírico-ligero Emilio González Toro, de extenso instrumento, de muy completa técnica, la necesaria para enfrentarse a unas arias de compleja y dificultosa coloratura; y el bajo-barítono João Fernandes, vigoroso, de prietas sonoridades y flexibilidad a prueba de bomba. Al frente del conjunto se situará seguramente como concertino el magnífico Hiro Kurosaki, que fue quien estuvo en aquellas sesiones de grabación.
El grupo, creado por Obregón, que tomó el nombre del título del último movimiento del célebre quinteto de Luigi Boccherini Musica Notturna delle strade di Madrid, es de total solvencia, como ha venido demostrando desde hace años, por su delicada caligrafía, su equilibrio, tanto en sus prestaciones en las que se precisa un orgánico mayor como en aquellas más propiamente camerísticas. Lo ha dejado recogido en numerosas grabaciones de los sellos Verso, Arsis, Columna Musica y Glossa.
En esta convocatoria de la Autónoma se cuenta, para esbozar y desarrollar, aunque sea mínimamente, la escena, con Ignacio García, recientemente nombrado director del Festival de Almagro, que ha sido siempre capaz de crear emociones y de dar cuerpo, con mínimos elementos, a las anécdotas y argumentos líricos más inesperados. Es artista imaginativo y a veces rompedor, con el peligro que ello supone. Tendrá aquí como coreógrafo a Manuel Segovia y contará con un peculiar narrador: Emilio Gavira.