Un trío estelar de figuras juveniles
De izquierda a derecha: Cristina Gómez Godoy, Juan pérez Floristán y Pablo Ferrández
El CNDM combina a tres ases emergentes en un insólito trío de piano, chelo y oboe. Gómez Godoy, Ferrández y Floristán estrenan, el próximo jueves, una partitura de Jesús Torres para este ensemble.
Otro aspecto llamativo del concierto es la insólita combinación instrumental. Violonchelo, oboe y piano rara vez se ven (se escuchan) ensartados en nuestros auditorios. "Unirlos es como retroceder 200 o 300 años. Entonces se formaban todo tipo de ensembles. Había muchas más variantes e imaginación de las que hay ahora", explica a El Cultural Floristán, dueño de un fraseo fluido y una capacidad orgánica para el canto. Es cierto que había mucha más flexibilidad. De hecho, la primera partitura del programa, que ha costado amalgamar porque el repertorio para esta formación es muy limitado, es el Trío en re mayor, Hob XV:16 de Haydn. "La escribió con un planteamiento abierto. Se puede tocar, aparte de con el chelo, con violín o flauta y fortepiano o clavecín", continúa Floristán.
"A mí esta fórmula propuesta por el CNDM me parece atractiva. Los tres instrumentos empastan muy bien", añade Ferrández, que tañe un Stradivarius Lord Aylesford de 1696, cortesía de la Nippon Music Foundation. Lo afirma con conocimiento de causa tras ensayar juntos en Berlín, la ciudad donde todos tienen su campamento base. "La sonoridad cálida del violonchelo, la brillantez del oboe y la amplia paleta de colores del piano -tercia Gómez Godoy- son una mezcla muy agradable para el oído y ofrece muchas posibilidades de crear distintas atmósferas". La romántica será la que prime en su cita madrileña. Primero por la poco conocida Serenade de Robert Kahn, prohibida por los nazis a causa de su origen judío. Y segundo por las Piezas de fantasía para violonchelo y piano op. 73 y las Tres romanzas para oboe y piano op. 94 de Schumann.
El último gran aliciente de la sesión es el estreno absoluto del Trío para oboe, violonchelo y piano de Jesús Torres, compositor residente del CNDM. "Es una obra con un gran contraste entre movimientos, que oscilan desde la quietud hasta la extrema brillantez", señala Gómez Godoy. "Tiene clara inspiración española, flamenca incluso. Lleva a los tres instrumentos al límite, a sus sonoridades extremas. Es de una rítmica implacable y construye unas atmósferas etéreas", añade Floristán, luciendo una madura clarividencia capacidad analítica.
Mezcla de tablas y frescura
Ferrández alaba esa cualidad de su partenaire: "Tiene siempre las partituras en la cabeza. Es un lujo ensayar con él porque lo ve todo muy claro y llega siempre con el trabajo hecho. Eso no significa que sus interpretaciones se queden en lo cerebral. Están siempre cargadas de emociones". El pianista sevillano, a su vez, también ensalza las virtudes de sus dos compañeros: "Ambos tienen una musicalidad arrolladora. Y lucen un valioso equilibrio de tablas y frescura. La gran experiencia que ya tienen, a pesar de su juventud, no ha atenuado en nada su espontaneidad".@albertoojeda77