El diálogo entre la partitura y el mito
Lina Tur Bonet y Judith Jáuregui
27 julio, 2018 02:00Lina Tur Bonet (izquierda) y Judith Jáuregui (derecha). Foto: Quincena
Protagonizarán uno de los conciertos más sugerentes de la Quincena de San Sebastián. Será en el Museo San Telmo, rodeadas de cuadros de Zurbarán, Ribera, Rubens... Un universo mitológico al que pondrán banda sonora: Debussy, Turina, Ravel... Hablamos con ellas de sus próximos discos, de museos, de feminismo...
Orfeo será el eje del programa. Con todo sentido. Como apunta Tur Bonet, "es el mito central de la música". El cantor tracio, ya saben, se valió de sus habilidades con la lira para camelarse a los dioses y poder arrancar así del inframundo a su amada Eurídice. "El Orfeo de Monteverdi -añade la violinista- es considerado la primera ópera y también el inicio de la Seconda Prattica, que liberó a la música de la obligación de representar o imitar la realidad para para hacernos sentir emociones". Aunque la versión lírica de este descenso a los infiernos que tocarán será la de Glück. En concreto, su Danza de los espíritus adaptada para piano y violín por el virtuoso vienés Fritz Kreisler a principios del siglo XX. "Es un maravilloso arreglo que demuestra cómo este mito ha viajado a través de los siglos sin perder ni un ápice de actualidad ni de belleza".
Ambas instrumentistas abordarán asimismo pentagramas de Granados, Debussy, Ravel y Falla. Y también otra referencia directa a la mitología: Euterpe, de Joaquín Turina. En concreto, el segundo número de la suite Las musas de Andalucía, que traslada nueve musas griegas a tierra española. Esta ‘mudanza' le imprime a la partitura "un carácter alegre, extrovertido y brillante", señala Jáuregui. La velada promete ser un carrusel de emociones, en un contexto cada vez más receptivo a este tipo de propuestas. Y es que los museos en los últimos años se han abierto de par en par a la clásica, ofreciendo al público una perspectiva muy diferente para su disfrute. "La energía que se crea es distinta. La intimidad del museo, la presencia de obras de arte que establecen una temática y la cercanía de la gente permite un diálogo muy especial. Lo que se pierde en acústica -en este caso tocamos además en el claustro abierto al aire libre- se gana en atmósfera y encanto", señala Jáuregui, que a principios de julio actuó en varios auditorios chinos, todos abarrotados de niños abducidos por el fulgor pianístico de sus ídolos: Lang Lang y Yuja Wang.Un museo permite un diálogo especial: se pierde en acústica pero se gana en encanto". Judith Jáuregui
Los móviles y la magia perdida
Tur Bonet lanza una advertencia para no desperdiciar tal embrujo: "Las artes siempre están deseando dialogar entre sí, porque cobran mucha más fuerza combinándose, por eso me da pena cuando veo al público grabando los conciertos con sus móviles. Quieren atrapar la belleza sin darse cuenta de que es así como la pierden. Hay que vivirlos plenamente con todos los sentidos, como lo que son: una experiencia única que, con suerte y si lo conseguimos entre todos, quedará en la mejor de las memorias: la del alma". Es ahí donde quedaron sus recitales a medias con el poeta Antonio Colinas, melómano confeso, que tuvo en Tur Bonet un espléndido altavoz de su palabra poética. O su grabación, con ornamentaciones propias, del Op. V de Corelli, catalogada por la BBC Radio 3 como la mejor versión existente hasta la fecha.La alianza de ambas solistas se cimentó en una admiración recíproca previa. Jáuregui destaca de Tur Bonet "su capacidad analítica, su energía desbordante y su libertad rítmica y expresiva". Y esta, a su vez, alaba "la elegancia, la inteligencia y la capacidad para conectar con el público" de la pianista donostiarra. Ambas, además, claman por una mayor igualdad de oportunidades en el mundo de la clásica. No lo consideran machista pero sí creen que hay aspectos mejorables. "No podemos olvidar la historia, a las mujeres que se les pusieron todo tipo de trabas. Hoy, en el circuito de solistas, tenemos el espacio que merecemos, aunque sí es cierto que me gustaría trabajar con más directoras de orquesta".
Esta última función también la ejerce Tur Bonet, que nunca olvidará los argumentos que un músico de la Filarmónica de Viena le dio para justificar la antigua prohibición de esta orquesta de incluir mujeres en sus filas. "Estaba convencido de que sus giras eran demasiado duras para una mujer. Me encantaría hoy ver a ese señor hacer lo que he hecho yo este año, en el que me coincidieron en dos ocasiones tres continentes en el mismo mes, con seis programas distintos. No creo que el mundo de la clásica sea especialmente machista hoy. Pero sí sobreviven algunos clichés anacrónicos. Espero que suceda como con lo de escupir en el suelo, que se empiecen a ver como un comportamiento patético y peligroso".
@albertoojeda77