El chelista Iagoba Fanlo
Continúa la Universidad Autónoma, a través del ciclo Grandes Autores e Intérpretes, proponiendo interesantes y por lo general novedosas citas con buenos mimbres de partida y sorprendentes hallazgos de partituras poco o nada conocidas. En esta oportunidad hemos de hablar del concierto anunciado para este viernes en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional, en el que intervienen el chelista Iagoba Fanlo y el pianista cordobés Pablo Amorós. La sesión se abre con una composición básica para cualquier chelista, la Sonata Arpeggione de Schubert, destinada en origen a ese insólito y hoy desaparecido instrumento ideado en 1823 por Johann Georg Stauffer. Lo usual es escucharla en su transcripción para violonchelo, que ha de desarrollar con sus cuatro cuerdas las armonías previstas para seis. Otra Sonata conocida, la de Debussy, cierra la primera parte del programa con sus elegantes volutas, su ligereza y sus veladas referencias a España. Entre estas dos obras, Tres piezas para chelo y piano de Nadia Boulanger, de exquisito trazado, surgidas de la mano de una de las pedagogas más influyentes del siglo XX.De otra mujer es la composición que abre la segunda parte, Adagio y fuga de María Teresa Prieto, que nos contagia, a través de una escritura muy aromática, que bebe no poco de la generación del 27, un toque melancólico muy característico. Desembocamos en una auténtica novedad, casi rareza: la Sonata en mi menor op. 35 de la croata nacida en Budapest (1885-1923) Dora Pejacevic. En esta partitura, que ronda los 28 minutos, Fanlo y Amorós podrán dar rienda suelta a su variado juego de matices y mostrar su ya reconocido ensamblaje, puesto a prueba en concierto y en disco. En particular admiramos del chelista su concentración, su seriedad impertérrita, su impecable afinación y esa facultad de revelar la mayor de las emociones sin mover un músculo, aplicando un espléndido golpe de arco y dejando fluir de manera muy natural la música. Cualidades a las que se pliega por completo el flexible pianista que es Amorós. Por eso, en sus interpretaciones, severas y bien moldeadas, no echamos prácticamente nada en falta.
Claro que Fanlo tiene tras de sí una enorme hoja de servicios en todos los campos y haciendo frente a las esquinas más exigentes del repertorio, empezando por las Suites de Bach, que grabó hace años con fortuna, descubriéndonos luces nuevas, lo que enaltece cualquier interpretación. Lo hemos admirado también en su desembarco en composiciones de la última vanguardia firmadas por Aracil o Paus, entre otros. Actualmente está al frente de la cátedra de violonchelo del Conservatorio de Madrid y da clases magistrales en la Royal Academy of Music de Londres. Tañe un hermoso instrumento construido en 1746 por Guillamí. Amorós, elegante y comunicativo, conectado asimismo con Londres, forma con el chelista uno de los dúos más representativos del panorama actual. Su último disco para IBS, comentado en estas páginas, es muy recomendable.