Einstein on the Beach de Philip Glass. Foto: Lawrence K. Ho/Los Angeles Times/Gettyimages
CaixaForum Madrid acoge Ópera. Pasión, poder y política, muestra que ofrece una inmersión en el universo lírico a través de ocho títulos capitales y analiza su relación con el poder y la historia de Europa.
Kasper Holten, impulsor del proyecto y exdirector de la Royal Opera House, lo tiene claro: La ópera es la banda sonora del Viejo Continente. Él, junto a la comisaria de la muestra, Kate Bailey, diseñó un ilustrativo recorrido que enlaza ocho títulos emblemáticos del repertorio con otras tantas capitales europeas. Arranca con L'incoronazione de Poppea de Monteverdi, que en 1642 supuso un significativo descenso del género desde las alturas celestes para encarnarse en personajes históricos reales (Nerón y Popea). Figuras del Imperio Romano cuyas convulsas biografías, por cierto, se adaptan a la perfección al subtítulo de la exposición.
William Hogarth: Baile de máscaras y ópera, H. 1790. Foto: Victoria and Albert Museum
Después seguimos adelante investigando la teatralidad de la ópera tal y como la desarrolló Händel, de manera espectacular, en el foco comercial que fue Londres en el siglo XVIII. En los albores del siglo XIX, Le nozze di Figaro de Mozart tuvo mucho que ver, cómo no, tanto con la Ilustración como con los cambios sociales de esa época. También nos detenemos en Nabucco, de Verdi, con su profundo significado político en el Risorgimento italiano, y el Tannhäuser de Wagner, que redefinió lo que podía llegar a ser la ópera, al mismo tiempo que París se redefinía, explica Holten. La ruta alcanza también el siglo XX con dos obras que reflejan el cambio de perspectiva sobre el papel de la mujer en la sociedad: Salomé de Strauss (Dresde) y Lady Macbeth del distrito de Mtsenk de Shostakóvich (San Petersburgo).Los visitantes disfrutarán de una vivencia inmersiva gracias al uso de la más avanzada tecnología multimedia y a las más de doscientas piezas procedentes de 25 museos, colecciones y archivos internacionales. No faltará tampoco la experiencia española, que se concretará en el estreno de Pepita Jiménez de Isaac Albéniz en el Liceo. Se celebró en 1896, en plena efervescencia de la Barcelona modernista. El coliseo de la Rambla era ya un punto de encuentro donde nadie pretendía que el objetivo fuera solo la audición de una ópera, como explica el historiador José Enrique Ruiz-Domènec en Informe sobre Cataluña. Una historia de rebeldía (Taurus). No sólo se hablaba de política, también de dinero, o acaso no es la misma cosa, mientras se comentaba un aria, una nota mal dada, un error en la entrada. Siempre fue así, desde su origen. El arte como excusa del poder. El poder refinado (y muchas veces contestado) por el arte. Qué apasionante historia esta de la ópera.
@albertoojeda77