Kazushi Ono abre el curso con Brahms
El titular de la Sinfónica de Barcelona aborda Un réquiem alemán para arrancar la temporada de la orquesta con tres conciertos
26 septiembre, 2019 08:49La Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña inaugura su temporada con una obra de peso, emblemática: Un réquiem alemán de Brahms, que ya se escuchara en el mismo recinto de L’Auditori hace unos pocos años de la mano del director francés François-Xavier Roth. En esta nueva ocasión será Kazushi Ono, titular de la formación, quien se suba al podio para dar cuenta de la partitura, que en un principio iba a estar ligada a la muerte de Schumann en 1856. Sería una especie de homenaje para el que el músico hamburgués pensaba utilizar los esbozos de una antigua Sonata para dos pianos en re menor, escrita en 1854 a raíz del intento de suicidio de su protector y amigo y que en parte sirvieron para la creación del Concierto para piano nº 1.
A ese motivo doloroso, la muerte de Schumann, se unió la desaparición de la madre de Brahms en 1865. Los primeros tres números de los siete de que consta la composición se presentaron en Viena el 1 de diciembre de 1867 y fueron un fracaso. La espina se la sacó el músico en la catedral de Bremen el 10 de abril de 1868. Fue sólo entonces cuando decidió añadir un nuevo número a los seis hasta ese momento concebidos, el 5 actual, un fragmento para soprano solista y coro en memoria de la madre muerta.
Ono es un director sobrio, metódico y experimentado. Amigo, además, de incluir partituras contemporáneas en sus programas
El plan de la obra no tiene nada que ver con la habitual misa de difuntos, por lo que el empleo de la palabra Requiem resulta un tanto forzado, ya que no hay nada en ella que pueda relacionarse con la idea de plegaria ofrecida en nombre de la muerte ni se menciona en el texto el nombre de Cristo. Al autor le habría dado casi igual cambiar el calificativo alemán por humano, si bien no puede discutirse la vocación rotundamente germánica de la partitura, en la que falta el Dies irae católico y que enlaza con composiciones de signo luterano. El tema de la esperanza, de la resurrección de la carne es reemplazado por el de la consolación de los vivos que sufren y padecen.
La obra, que ha sido muy discutida por distintos autores, no deja de tener defectos: rígida adherencia al simple esquema arquitectónico ABA en cada número; monotonía derivada también de la alternancia de movimientos lentos y rápidos y excesivo uso de finales fugados (en los números 2, 3 y 6); acusada y muy brusca modificación, sin transiciones, del optimismo que prevalece desde la mitad del nº 3 hasta el pesimismo que de pronto invade el comienzo del 6. Defectos no tan importantes cuando frente a ellos hay una edificación tan sabia e imponente y un lirismo tan pleno. Serán solistas la soprano polaca Ilona Krzywicka, lírica de buena pasta, de reconocible vibrato, y el barítono alemán Dietrich Henschel, un buen estilista.
Fantasía y atmósferas
Ono es un director sobrio, metódico, organizado, de ágiles concepciones, altamente experimentado en importantes podios. Es amigo de incluir en sus programas música contemporánea y está promoviendo una inteligente política de encargos, fruto de la cual es la composición que abre este concierto: Human Brother, para soprano y orquesta, firmada por Ferran Cruixent, un músico muy dotado, nacido en Barcelona en 1976, dominador como pocos de la materia orquestal, autor de cuatro importantes obras encuadradas en el epígrafe Cyborg, en las que da rienda suelta a su poderosa fantasía y a su facilidad para la creación de atmósferas. La última composición de la serie, Deus ex machina, se estrenó en 2016.