El Columpio Asesino: “La felicidad obligatoria conduce al colapso emocional”
La banda da un nuevo giro a su sonido con 'Ataque celeste', una reivindicación del lado oscuro de la vida con algunos rayos de luz en forma de melodía
21 febrero, 2020 08:26Tras media década de frenética actividad y otra media de silencio discográfico, El Columpio Asesino inaugura una nueva etapa de cambios —de productor, de mánager, de discográfica— con Ataque celeste, un álbum que publica este viernes el sello Oso Polita y en el que se mantiene intacta la oscuridad lírica que ha caracterizado siempre a la banda, aunque la sonora se mezcla con un poco de luz en forma de melodía. Paradójicamente, el concepto que han acuñado para dar título al disco critica la obligación contemporánea de ser feliz, “la obsesión de nuestra sociedad por vivir bajo un eterno cielo azul”, señala Albaro Arizaleta, batería y autor de unas letras que hablan de relaciones tóxicas con uno mismo y con los demás, y del derecho a la melancolía, al remordimiento, al vacío existencial, aunque sea con un envoltorio musical más pop.
“El ataque celeste es un término que acuñamos para explicar la angustia que a veces sentimos en esos días azules, para mí interminables, que parece que tienen que ser obligatoriamente especiales”, explica Albaro. “Vivimos en un tiempo celeste que nos obliga a autoexplotarnos de una manera brutal y a generar una expectativa insaciable de nosotros mismos. Esa búsqueda obligatoria de la felicidad al final nos conduce a la depresión y al colapso emocional, que es uno de los grandes problemas de occidente hoy. Lo tenemos todo pero hay un vacío enorme, algo falla en todo esto. Rehuimos el silencio y todo lo que no sea esa falsa productividad. Reivindicamos el derecho a parar y darnos cuenta de que el silencio, la angustia y el vacío forman parte de la vida”.
Cristina Martínez, que entró en la banda en la época en que grabaron su tercer disco (La Gallina, Astro, 2008) ha compartido el protagonismo vocal con Albaro pero en este Ataque celeste se adueña del micrófono en cinco de los ocho temas del disco. “Me siento totalmente identificada con las letras de Albaro, muchas veces pienso que las escribe pensando en mí”, reconoce la cantante. “Son temas universales: ¿quién no se ha sentido hecho polvo, con remordimientos, metiéndose en la cama pensando qué estoy haciendo con mi vida?”.
Hasta ahora las líneas vocales del conjunto navarro eran en su mayoría recitadas o incluso aulladas, salvo en algún estribillo o en canciones lentas. El giro hacia la melodía que ahora plantea este disco tiene que ver con la manera en que han enfocado la producción musical: “Siempre habíamos creado primero el paisaje sonoro y al final añadíamos la voz como si fuera un instrumento más. En esta ocasión hemos partido de líneas de voz bien construidas que hemos ido arropando de manera que el conjunto resultara coherente”, explica Daniel Ulecia, encargado de los bajos, de los sintetizadores, y ahora también de la producción, que en la época en que militaron en Mushroom Pillow estuvo en manos de Iñaki de Lucas.
Fundado hace 20 años por los hermanos Arizaleta, Albaro y Raúl, El Columpio Asesino fue cogiendo impulso con sus tres primeros discos hasta que Diamantes (Mushroom Pillow, 2011) catapultó al grupo hasta la primera línea del indie en España, arrasando en los Premios de la Música Independiente, colocándolos en los carteles de los principales festivales y obligándoles prolongar durante dos años su gira con una gran acogida en Latinoamérica.
Desde su primer disco homónimo hasta su penúltimo disco, Ballenas muertas en San Sebastián (Mushroom Pillow, 2014), la banda ha transitado paulatinamente desde el punk y el noise, pasando por el krautrock, hasta un pop electrónico difícil de catalogar, con una tendencia cada vez mayor a los sintetizadores. De todas formas, se ríen de las etiquetas. “Ahora mismo creo que somos pre-post”, bromea Albaro. La principal constante, dicen, ha sido siempre el afán por no repetirse: “Siempre intentamos sorprender y sorprendernos. A medida que vas haciendo discos, se van acabando los trucos y tienes que meter la mano cada vez más al fondo de la chistera”, señala Albaro, por eso este disco ha tenido una gestación y un parto difícil. “Al final lo importante es el resultado, quedar satisfecho y sacar pecho. Al principio nos preocupaba cómo iba a ser recibido este disco porque supone un cambio considerable con respecto a los anteriores, pero a medida que se acerca la publicación, nos sentimos más seguros y orgullosos de él”.
El disco ya está en la calle y la suerte está echada. Lo que les toca ahora es preparar el directo, “bajar a la mina todos los días”, dice Daniel Ulecia, durante los próximos dos meses. Por el momento habrá que esperar un poco para los conciertos, aunque ya han confirmado un puñado de fechas, entre ellas el festival Tomavistas de Madrid (21 de mayo) y el Bilbao BBK Live (9 de julio).