Va quedando lejos la victoriosa y peculiar incursión de Salvador Sobral (Lisboa, 1989) en 2017. Ganó con la canción menos eurovisiva de la historia, Amar pelos dois, pero su nombre, cuya popularidad se disparó entonces, quedó asociado a ese acontecimiento que hace de la frivolidad festiva y superficial bandera. Sin embargo, el cantante y compositor portugués no tardó demasiado en desmontar el malentendido, demostrando que sus orígenes, trayectoria y objetivo circulan por otra vía. bpm, su tercer álbum (tras Excuse me y Paris, Lisboa), es un ejemplo idóneo de sus credenciales: refinamiento y elegancia estética, inevitable saudade, introversión existencialista, sustrato popular destilado a través de experimentaciones jazzísticas, desnudez emocional, repertorio políglota... Este disco supone además su lanzamiento ya total como autor de sus propias canciones, labor en la que se apoya, eso sí, en su viejo aliado Leo Aldrey. Atrás deja también Sobral, que presenta bpm este martes en Veranos de la Villa y el 18 de julio en el Terral de Málaga, sus dificultades cardiacas, que le obligaron a retirarse de los escenarios por un tiempo. Su vida, hoy, avanza con viento a favor.
Pregunta. bpm. En portugués: batimentos por minuto ¿Cómo está su corazón hoy, por cierto? ¿Late fuerte?
Respuesta. Sí, felizmente este corazón late con fuerza, ganas de vivir y al ritmo de mis emociones.
P. Es imposible no enlazar ese título a sus achaques cardíacos de hace unos años. ¿Por qué lo escogió?
R. Porque esta hecho de canciones mías, de mis latidos por minuto. Hablo de mis frustraciones, angustias, de mis alegrías y de mis amores. En el pasado cuando estaba en el hospital y me hacían electrocardiogramas y exámenes, siempre salían las siglas bpm, siglas que ya yo conocía bien de la música lo cual me producía una sensación de familiaridad. Era el único elemento musical en toda aquella experiencia hospitalaria.
P. ¿Qué aprendió de aquel periodo tan duro? ¿Cuál fue la lección más valiosa?
R. La verdad es que cuando salí del hospital, había un carpediemismo asociado, me dije a mí mismo que viviría la vida agradecido sin nunca preocuparme con cosas mundanas. Pero el ser humano se adapta a todo. Así como me adapte a mi enfermedad en esa época, también me he adaptado a la buena salud. Y ahora sí que me enfado con cosas banales como, por ejemplo, el tráfico.
P. Sin ser un disco tristón, ni mucho menos, sí es cierto que aborda cuestiones como el paso del tiempo (Sangue do meu sangue) y el miedo a la muerte. ¿Lo considera un disco existencial?
R. Supongo que sí, el disco tiene su lado existencialista porque así soy yo también. Me gusta reflexionar.
P. Con bpm se lanza por primera vez al público con un disco completamente propio. ¿Qué le empujó a un desafío compositivo así?
R. Al inicio del 2020 hice un proyecto de homenaje a Jacques Brel. Monté un grupo para crear arreglos de sus canciones porque estaba obsesionado con su musica. Durante este proceso, me preguntaba qué era lo que hacía de Jacques Brel el mejor intérprete de todos tiempos. Qué hacía con que su interpretación fuera tan intensa, visceral, honesta y cruda. Me di cuenta de que la razón era precisamente el hecho de que el cantaba su vida. Sus angustias, sus alegrias e incluso su pueblo belga. Su verdad. Así fue que me convencí de que tendría que componer mi próximo disco entero al lado de mi gran compañero, Leíto.
P. ¿Siente que al interpretar música tiene ventaja respecto a interpretar la de otros? ¿Le resulta más sencillo?
R. La verdad es que me gusta cantar y punto. Al final del dia da igual si se trata de mi musica o de otro, siempre que sea buena y profunda.
P. Ha compuesto en inglés, español y portugués. ¿Qué determina el uso de una lengua u otra en una canción?
R. Los distintos idiomas ofrecen distintas posibilidades interpretativas y compositivas. Como los pedales de un guitarrista yo tengo los pedales de mi garganta. En inglés las metáforas que se usan son muy distintas a las que se usan en portugués. Lo mismo con las expresiones idiomáticas.
P. ¿El español, en concreto, cómo le viene?
R. El aplauso dentro por ejemplo empezó por la musica, una estructura rítmica y armónica muy de bolero. Así que era obvio que la letra tendría que ser en español.
P. ¿Le incomoda que le pregunten por Eurovisión todavía a estas alturas?
R. No, Eurovision fue un acontecimiento crucial en mi carrera y en mi vida en general. Haberla ganado me permitió ser conocido y tocar en los más diversos sitios de este mundo.
P. ¿Le costó mucho desembarazarse del sambenito eurovisivo? ¿Siente que todavía tiene que luchar para aclarar que aquello fue algo coyuntural y que su mundo es otro muy diferente?
R. Creo que el público ya entendió mi esencia como musico hace tiempo.
P. En realidad, basta con escuchar su música para comprobarlo, ¿no?
R. Sí, basta venir a un concierto para entender la música que hacemos, la importancia del dialogo, la libertad y la honestidad en nuestras actuaciones. Eso está garantizado.
P. Por curiosidad, ¿cómo es/ha sido su relación con el fado?
R. Aunque no sea evidente, la nostalgia del fado está presente en mi manera de hacer musica y de vivir intensamente todas mis emociones.