En un Mercedes blanco llegó, como no podía ser de otra manera, conduciendo por la marisma. Kiko Veneno fue el primer anfitrión local de Un país para escucharlo, el programa de RTVE presentado por Ariel Rot que durante tres temporadas, hasta el año pasado, recorrió la geografía española con el afán de hacer una radiografía de la escena musical de cada zona.
La sintonía entre Ariel y Kiko fue tan buena en aquel episodio piloto que ambos se han aliado para llevar a los escenarios el espíritu del programa, en una gira que inauguraron a comienzos de este mes en el Festival Actual de Logroño y que tendrá su segunda parada en el Teatro Circo Price de Madrid el próximo viernes 4 de febrero, en el marco del festival Inverfest. Una semana antes nos citamos con ellos en un bar de Lavapiés. Kiko viene quejándose del frío y Ariel combatiendo un ataque de afonía con pastillas para la garganta. Por suerte aún tiene días por delante para recuperarse antes de la próxima actuación.
En cada plaza estos dos gigantes de la música contarán con distintos invitados sorpresa. En su concierto riojano compartieron el escenario con Rozalén, Coque Malla, Fetén Fetén y la banda local Messura. Del concierto de Madrid solo avanzan que repetirá Coque Malla, aunque, si tenemos en cuenta que Christina Rosenvinge fue la copresentadora de Ariel en el episodio dedicado a la capital, no sería extraña la presencia de la cantautora en el Price. “Tienes buen olfato detectivesco”, admite Rot con un hilo de voz.
Kiko Veneno y Ariel Rot comenzaron sus carreras casi a la vez, a mediados de los setenta (aunque no lo aparenten). Sus carreras han discurrido siempre por carriles paralelos pero hasta ahora no habían colaborado juntos. “De Kiko siempre he admirado su originalidad. Descifrando sus canciones me doy cuenta de que siempre busca algo que nunca haya ocurrido antes. Y lo consigue”, afirma el músico argentino residente en nuestro país desde que su familia llegó huyendo de una dictadura y al poco de que acabara la nuestra. Su nuevo compañero de carretera le devuelve el elogio: “Ariel es como George Harrison, un guitarrista que canta con la guitarra, crea melodías que se te quedan en la cabeza. Eso siempre me llamó la atención de él”.
Riqueza musical
“Yo había recorrido España muchas veces, pero siempre en una furgoneta, entre hoteles y salas de conciertos”, reconoce Ariel. “Un país para escucharlo me dio la oportunidad de entender mejor España después de tanto tiempo, de ver cómo el clima, el paisaje, el carácter de la gente y el tipo de música que se hace están relacionados en cada lugar. En ese sentido, España es tremendamente rica, en muy poco espacio todo cambia radicalmente”.
"El clima, el paisaje, el carácter de la gente y la música que se hace están relacionados en cada lugar. En ese sentido, España es tremendamente rica"
Músicos consagrados como Jorge Ilegal en Asturias, Love of Lesbian en Barcelona, Carlos Tarque en Murcia, Vanesa Martín en Málaga o Pedro Guerra en las Islas Canarias fueron algunos de los anfitriones de Ariel Rot en cada episodio del programa, donde además de charlar con músicos históricos de cada región el gran público pudo conocer artistas locales de muy distinto pelaje. “La gente me paraba por la calle para darme las gracias, como si el programa fuera mío, pero yo solo era quien ponía la cara, había un gran trabajo de guion y de producción detrás”, recuerda el autor de Ahora piden tu cabeza.
Otra virtud del programa fue dar a conocer al gran público a músicos alternativos o de géneros minoritarios, y a otros que están haciendo música de vanguardia a partir del folclore de su tierra, como es el caso de Rodrigo Cuevas. Un fenómeno que en opinión de Ariel Rot “es lo más interesante que está pasando ahora en la música española. Es un campo en el que están ocurriendo cosas sorprendentes y con mucha personalidad”. Cuando España recuperó la democracia, el país miró mucho al mundo anglosajón “porque tenía que subirse al tren de la modernidad, recuperar todo el tiempo perdido. Por eso nuestro modelo en el rock y el pop era el mundo anglo, teníamos una asignatura pendiente”. Lo que ocurrió fue, tercia Kiko, “que lo global resultó ser tan aplastante, tan monopolítico y monolítico, que ha provocado que de nuevo resurjan las voces locales”.
“Menos telediarios y más música”
Desde hace años se escucha entre los melómanos una queja recurrente: hay pocos programas buenos de música en la televisión. Por eso, y por méritos propios, Un país para escucharlo tuvo tan buena acogida. “Creo que hay que normalizar la música en la televisión, hacer que tenga el mismo peso que en la calle y en las casas. ¿Por qué ese divorcio? Es una perversión que se tenga que resaltar como algo excepcional que haya un programa de música en directo”, opina Ariel.
Kiko va más allá: “Ariel te ha dado una respuesta científica, diplomática, humanística. Yo te doy una respuesta gamberrística: yo quitaría los telediarios y en su lugar pondría programas de música. La gente ya conoce bastante la realidad política, que siempre es la misma, deudora además de un pasado bastante funesto. ¡Fuera los telediarios! ¡Fuera los debates de la noche en la seis! ¡Perreo, competición de música y venga a tocar y a sacar grupos y grupas p’alante!”.
"En nuestra época los grupos musicales eran comandos juveniles para revolucionar el cotarro"
Al músico sevillano nacido en Figueras le gusta provocar con este tipo de afirmaciones y ese mismo espíritu “de guerrilla” de cuando era joven. “En nuestra época, los grupos musicales eran comandos juveniles para revolucionar el cotarro. Eran como una bomba, si había unión y creatividad, se multiplicaban las fuerzas”. Rot sonríe y asiente. No obstante, Veneno, el trío que formó Kiko junto a los hermanos Rafael y Raimundo Amador, solo duró dos años. En cambio los dos de Ariel Rot, Tequila y Los Rodríguez, duraron siete años cada uno, sin contar reuniones posteriores. Ahora ambos tienen la oportunidad de “volver a ese sentido de comando juvenil y trabajar en asociación, uniendo nuestras carreras y haciendo algo que nos trascienda”, señala Kiko.
Aunque han preparado la gira ensayando un repertorio base de canciones de ambos puestas en común, cada concierto será diferente. Acabado uno, empiezan a trabajar en el siguiente. “No hay una fórmula que nos vaya a servir para todos”, dice el autor de Sombrero roto. “Si algo podemos ofrecer con nuestra experiencia es la capacidad para generar ese clima de colaboración y de participación que queremos con todos los invitados, y también es importante para nosotros esa faceta que tenía el programa de dar a conocer a artistas nuevos”. Y remata Ariel: “Sentimos que tenemos una misión para cumplir, la de juntarnos para inventar un nuevo formato y consolidarlo”.