Blackstar (2016). David Bowie
Una de las pérdidas musicales de más trascendencia de los últimos años ha sido la del Rey del Glam, la de Ziggy Stardust, la del Duque Blanco… “En 2014 está agotado”, explica Alberto Manzano en El rock de la muerte (Cúpula). En el mismo año se le diagnostica un cáncer hepático y un año después anuncia el lanzamiento de Blackstar. Lo publicará en 2016 coincidiendo con su 69 cumpleaños (8 de enero). Las azarosas leyes del destino harán que muera dos días después en Nueva York. “Soy una estrella negra, allí arriba, te lo aseguro”, “quiero águilas en mis ensoñaciones, diamantes en mis ojos”, cantaba premonitoriamente Bowie en el tema que daba título al álbum.
Brainwashed (2002). George Harrison
El lado más sensible y vulnerable de los Beatles (también el más incomprendido) lo representó George Harrison. En julio de 1997, mientras trabajaba en su jardín de Friar Park, se notó un bulto en la parte trasera del cuello, momento en el que comenzó su larga pelea contra el cáncer. Moriría en Los Angeles en 2001. Dos acontecimientos marcaron su posteridad: el concierto homenaje promovido por Eric Clapton en 2002 y la publicación de Brainwashed, grabado, según apunta Manzano, en el estudio de su casa y en los Swiss Arm Studios de Suiza. “No hubo principio ni hay final/ No hubo nacimiento ni muerte/ No hay lados ni filos/ No hay manera de ganar”, cantaba con ecos de espiritualidad oriental en Any Road.
Made in Heaven (1995). Freddy Mercury
La energía y la creatividad convertida en ser humano. Freddy Mercury, voz, alma y cimiento de Queen (con permiso de Brian May) grabó con sus compañeros en 1991 Innuendo, “una obra que persistía incólume sobre los raíles de la música de los años ochenta, es decir, moderna y chapada a la antigua, buscando renovar la tradición sin caer en la parodia”, sentencia Manzano. Perdió su batalla contra el VIH el 24 de noviembre de 1991. Cuatro años después se publicaría Made in Heaven, un trabajo pensado para la posteridad. “La voz de Mercury enlazaba la vida y la muerte”, añade el autor. “Soy un hombre de mundo y dicen que soy fuerte/ Pero me pesa el corazón y ya no me queda esperanza”.
Thanks for the Dance (2019). Leonard Cohen
El poeta, el novelista, el cantautor canadiense Leonard Cohen falleció en noviembre de 2016 arrastrado por una leucemia. Un mes antes había publicado You Want it Darker, “su última mano invencible antes de levantarse de la mesa y dejar la partida”, señala su amigo y confidente Alberto Manzano. Pero el auténtico trabajo póstumo fue el que Sony/Legacy publicó tres años después con varios textos, uno de ellos inédito, escogidos por el propio Premio Príncipe de Asturias de las Letras de 2011. “Había dejado grabada su voz recitativa en los días previos a su fallecimiento y su hijo Adam, junto con Patrick Leonard, le pusieron música siguiendo las instrucciones del bardo”, detalla Manzano. “La historia se ha escrito/ la carta está sellada”.
Unearthed (2003). Johnny Cash
El Hombre de Negro es diagnosticado de atrofia multisistémica (AMS) en 1997. La música será a partir de ese momento su auténtica medicina. Empezaría una etapa de enorme creatividad hasta que por complicaciones de su diabetes fallece el 12 de septiembre de 2003. Su inseparable mujer, la gran cantante June Carter, lo había hecho cuatro meses antes. No necesitó la muerte para entrar en la leyenda porque Johnny Cash ya era leyenda. “Dejaría grabadas más de cincuenta canciones que serían calibradas por Rick Rubin y publicadas en varios álbumes posteriores: Unearthed (2003), A Hundred Highways (2006) y Ain’t No Grave (2010)”, informa Manzano en su nuevo libro. “Cuando oiga el sonido de la trompeta, me levantaré de la tierra/ no hay tumba que pueda retener mi cuerpo”. Salvaje hasta el final.
The Wind (2003). Warren Zevon
El 26 de agosto de 2003 se publicaba The Wind, el último álbum de estudio de Warren Zevon. El cantautor de Chicago nunca ocultó su atracción por el lado oscuro de la vida ni su amplia cultura, con referenes como Schopenhauer, Scorsese, Kieslowsky, Stravinsk, Oscar Wilde o Heidegger. Fallecería debido a un cáncer de pulmón dos semanas después de aquel lanzamiento. Fue un hito porque logró reunir nombres como Bruce Springsteen, Ray Cooder, Tom Petty, Jackson Brown y Billy Bob Thornton, entre otros muchos. “The Wind -explica Manzano- era el adiós escatológico, el viento que se lo lleva, el testamento con el que, casi sin fuerzas para levantarse de la cama, Zevon despliega sus últimos destellos de genialidad!. “Caen las sombras y me estoy quedando sin aliento/ Guárdame en tu corazón un rato”.