El director de orquesta Juanjo Mena. Foto: Íñigo Ibáñez

El director de orquesta Juanjo Mena. Foto: Íñigo Ibáñez

Música

Juanjo Mena surca el hielo escandinavo con la Orquesta Nacional

El director conducirá en el Auditorio Nacional un programa con obras de compositores del norte de Europa: Edvard Grieg, Kaija Saariaho y Edward Elgar

10 febrero, 2023 02:41

Muy interesante nos parece el programa que pondrá en los atriles de la Orquesta Nacional el director vitoriano Juanjo Mena (1965), que la semana pasada actuó en el podio de la RTVE, lo que demuestra su constante brega. Los días 10, 11 y 12 de febrero dirigirá Dos melodías elegíacas de Edvard Grieg, D’om le Vrai Sens, para clarinete y orquesta de Kaija Saariaho y la Sinfonía nº 1 de Edward Elgar. Música pues de la Europa del norte.

Las dos primeras obras tienen su origen en la música vocal. Las melodías del compositor noruego son transcripción de dos canciones de su Op. 32, mientras que la pieza concertante deriva de la segunda ópera, Adriana Mater (2006), de la siempre atrayente creadora finlandesa. Exactamente, está extraída de un virtuoso solo. Una escritura ágil y nerviosa pone a prueba al solista, en este caso Kari Kriikku. La sinfonía es otra historia. Elgar había compuesto ya a finales del XIX sus famosas Variaciones Enigma, que lo acreditaban como el más importante autor inglés para gran orquesta tras Hubert Parry y Charles Villiers Stanford.

Se trata de una monumental partitura, estrenada en 1908, que presenta una extraordinaria unidad temática y un saludable optimismo, una gran energía y una gran amplitud. Hay en ella, sin duda, bastantes cosas heredadas de la tradición germana y aparece inmersa en un romanticismo muy inglés, un tanto demodé, pero contagioso.

La 'Sinfonía nº 1' de Elgar es una monumental partitura idónea para Juanjo Mena, que la mamó durante su titularidad de la orquesta de la BBC

Hay en ella mucho que dirigir, que clarificar, que ligar, que modelar y que expresar. Y pocas batutas hispanas como la de Mena tan aptas para llevar a cabo una interpretación adecuada de esta música, que pudo mamar muy directamente durante su estancia en Inglaterra al frente de la BBC Philharmonic, que dirigió a lo largo de siete temporadas, de 2011 a 2018.

Es un maestro, que, entre otros galardones, ha recibido el del Premio Nacional de Música y del que hemos hablado en estas páginas con frecuencia. Músico muy solvente, del que siempre hemos destacado su probidad, su manera sincera, frontal y severa de enfrentarse al pentagrama. Es la suya una batuta sólida, preparada, flexible, ecléctica y clara. El gesto, amplio, armonioso, de lejanas resonancias celibidachianas, el pulso atento, la comprensiva expresividad, la facilidad para el fraseo caluroso y una lógica expositiva de meridiana inteligibilidad llegan con facilidad, casi con suavidad, a las orquestas que dirige.

Para la historia

Es confortable verlo, con ese leve balanceo, ese gesto bien dibujado defendiendo con destreza unos criterios asentados que conducen a la obtención de buenos resultados, los derivados de un adecuado estudio de los pentagramas y de una fluida comunicación con los instrumentistas.

[Maratón de Chaikovski en el Auditorio Nacional]

En Madrid es visitante asiduo. Lo hemos visto en los últimos años en los fosos de la Zarzuela y del Real y en los podios de las tres orquestas citadas: Nacional, RTVE y Sinfónica de Madrid (formación titular del Teatro Real). Para la historia queda su interpretación de las seis sinfonías de Piotr Ilich Chaikovski en el Día de la Música del CNDM.