El piano de Elton John sacó fuego anoche en el Palau Sant Jordi de Barcelona, y no sólo porque en la pantalla el británico utilizara este efecto, sino porque la pasión con la que interpretó su repertorio y con la que lo recibió el público convirtieron el concierto en una despedida gloriosa.
La gira con la que este artista de 76 años dice adiós ha pasado este lunes por Barcelona, camino del Olimpo de la música, para alegría de las 16.000 personas que acudieron y las otras 16.000 que lo harán hoy a este mismo recinto, en las dos únicas fechas españolas de Farewell Yellow Brick Road Tour.
Una gira eterna, que empezó ya hace mucho tiempo, en septiembre de 2018, y a la que todavía le quedan bastantes fechas en el calendario, como eternas son sus canciones. También parece eterno el poder de su voz y la energía de sus dedos, que corren veloces por el teclado.
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Un talento potenciado, durante las más de dos horas de concierto, por la maestría de la banda con la que viaja, que cuenta con nada menos que tres percusionistas —Nigel Olsson, Ray Cooper y John Mahon—, además de la guitarra eléctrica de Davey Johnstone.
Con puntualidad británica, a las nueve de la noche, la gran pantalla del escenario se llenó de flores para recibir a sir Elton John, que se sentó frente al piano de cola con la intención de ofrecer un concierto memorable, y lo consiguió.
"Buenas noches, Barcelona, estoy muy contento de estar aquí por fin. Seguro que venís con la ilusión de ver un espectáculo fantástico, así que ¡allá vamos!", dijo entre la segunda y la tercera canción, "Philadelphia freedom" y "I guess that's why they call it blues".
Dicho y hecho. Desde la primera nota, que fue la de "Bennie and the Jeats", la buena música fue la protagonista de un concierto en el que se mantuvo fiel al repertorio que viene repitiendo desde que empezó su larga gira de despedida.
En cada uno de los más de 300 conciertos de esta gira, la sorpresa no es el repertorio, sino comprobar la gran cantidad de buenas canciones que ha compuesto a lo largo de su vida y con qué talento las interpreta.
Un público intergeneracional, aunque mayoritariamente maduro, bailó con "The bitch is back", "I'm still standing", "Crocodile rock" y "Saturday night's alright for fighting", en el tramo más festivo del concierto, y se enterneció con "Sorry seems to be the hardest word" o "Candle in the wind", esta última sólo con voz y piano.
La banda brilló especialmente en "Levon" y el público agradeció enfervorecido "Rocket man", "Tiny dancer” ,"Sad song" y "Your song".
Elton John se levantó del piano después de cada canción para dar las gracias al público y en dos ocasiones recorrió el escenario de punta a punta para poder mirar de frente a todos los presentes, a pesar de las dificultades para moverse que tiene desde que se lesionó la cadera.
Una lesión que, junto a la covid, fue la causa de que la gira se tuviera que suspender y, tras retomarla, se haya alargado tanto.
"He estado 10 veces actuando en Barcelona y 44 en España. Nunca os olvidaré, estáis en mi cabeza y en mi corazón", dijo Elton John antes de cantar "Goodbye yellow brick road", el último tema del concierto, y desaparecer en dirección hacia las alturas.