Días antes del inicio de la gira por la costa Este de Estados Unidos (primeras dos paradas: New Hampshire y Massachusetts), el guitarrista estadounidense Pat Metheny (Lee’s Summit, Misuri, 1954) responde a las preguntas de El Cultural con los nervios aún descontrolados por los calambres del directo.

El camino será largo y lleno de aventuras, algo parecido a un Ulises del bebop, y pasará por Girona (Porta Ferrada, 22 de julio), San Sebastián (Jazzaldia, 24 de julio) y Jerez (Fiesta del Tío Pepe, 26 de julio). “Me gusta mucho la variedad de los festivales españoles. Pienso ahora en las veces que he tocado en el de Vitoria y en todas las bandas que he paseado por su geografía. Hay algo en el público español con lo que conecto, especialemente al ser un guitarrista, porque siempre pienso que estoy tocando en el hogar de este instrumento”.

En las primeras veces que actuó en nuestro país, durante la década de los 70, reconoce haberse encontrado “un lugar en blanco y negro” que luego, a medida que la sociedad recobraba su libertad, explotó en un color muy festivo: “Es difícil generalizar tratándose de España. Cada región es muy distinta, pero me encanta”.

“Fue un honor compartir escenario con Enrique Morente y trabajar

algunas canciones en su estudio”

También sus colaboraciones, como las que realizó junto a Enrique Morente, con actuaciones conjuntas en el Palau de la Música en 2008 y en colaboraciones como la del álbum Sueña La Alhambra (2005). “Significó un honor compartir escenario con él y trabajar algunas canciones en su estudio. Fue una persona y un músico increíble”, reconoce a El Cultural. Más reciente, en 2014, recibió el Goya a la Mejor Música Original de la película Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba.

Desde el Upper West Side de Manhattan, donde vive con su mujer y sus hijos, Metheny, que celebró el próximo año los 70 de su nacimiento y los 50 de su debut internacinal con el vibrafonista Gary Burton, no olvida sus grandes influencias: Ornette Coleman, cuyas composiciones, como Broadway Blues, han sido siempre una constante en sus conciertos, y Wes Montgomery, al que conoció y vio tocar su legendaria Gibson L-5 en 1968 en el Festival de Jazz de Kansas City. “Fue y sigue siendo mi favorito”, sentencia tocado de cierta melancolía.

Virtuoso del jazz, pero también de conseguir mezclar comercialidad y calidad, Metheny, “un guitarrista bebop eléctrico y ecléctico”, como lo calificara Juan Claudio Cifuentes en su programa Jazz entre amigos, ha ampliado la ortodoxia del jazz a base de formaciones de todos los tamaños, incluida la fórmula de trío. La más importante quizá haya sido Pat Metheny Group, en la que reunió nombres como Lyle Mays (piano), Steve Rodby (contrabajo), Cuong Vu (trompeta), Antonio Sánchez (batería) y Grégoire Maret (trompeta).

“Poco importa cómo se llame la banda. Lo importante es la manera de trabajar. En mi caso siempre escribo un montón de música y luego busco e invito a los mejores músicos para tocarla. La manera en que se nombraron las diferentes alineaciones realmente tenía poco que ver con la música que se tocaba, pero proporcionó, y aún proporciona, un sentido de distinción musical que va dedicado a la audiencia. He tenido la suerte de estar rodeado de algunos de los mejores músicos de todos los tiempos. Desde que tenía 14 años en Kansas siempre he buscado estar rodeado de nombres con los que pudiese entenderme en el escenario”. Chris Fishman (piano, órgano, teclados) y Joe Dyson (batería) son algunos de ellos y le acompañarán durante su gira española.

Metheny es un grande de la guitarra pero también de la tecnología por su capacidad de hacer evolucionar las cuerdas y sus sonidos (ahí está para la historia el Orchestrion de 2009, donde robotizó todos los instrumentos, convirtiéndose en un genuino hombre orquesta), nos reconoce que traerá en su setlist los temas del primer disco de la serie Side-Eye y “algunas sorpresas”, una forma de decir que es muy probable que incluya algún tema de Dream Box, nuevo disco que merecerá gira aparte a partir de septiembre.

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Incluye títulos como From the Mountains, una pieza que se ha convertido en una auténtica carta de presentación de la nueva entrega: “Define el disco más que cualquier otro. Fue el que, intuitivamente, me encontré escuchando una y otra vez y preguntándome de dónde me venían aquellos sonidos. Probablemente, fue la chispa que ‘incendió’ Dream Box”.

Para el guitarrista, es un álbum inusual, una compilación de pistas en solitario grabadas a lo largo de los años “que he ido descubriendo a medida que la escuchaba”, explica haciendo referencia a una carpeta olvidada que halló durante “la larga gira” del pasado año. “Generalmente, solo encuentro tiempo para escuchar mi propia música cuando estoy en la carretera. Suelo decir que vivo en ‘modo salida’ y que tengo muy poco tiempo para el ‘modo entrada’. He vuelto a esa carpeta muchas veces, sorprendido de lo que me iba encontrando”.

Los nueve temas que componen Dream Box son los que más tocaron la sensibilidad de Metheny: “Casi todos están relacionados con un método de grabación que para mí comenzó con la pieza Unity Village, del disco Bright Size Life. Se trata de una parte inicial armónica desplegada con sus acordes y seguida por una segunda pista de material improvisado y melódico. Respecto al título, ‘caja’ se refiere al cuerpo hueco de la guitarra y los sueños significan la atmósfera de esta selección. Espero que el público encuentre alguno de sus sueños en esta música”.