Tradicionalmente, se reconocen tres conciertos para violín de Bach: el BWV 1041 en La menor, el BWV 1042 en Mi mayor y el BWV 1043 en Re menor para dos violines (conocido también en su versión para clave, BWV 1064). A ellos hay que sumar el escrito para tres violines en La menor, BWV 1044, que proviene de algunas obras destinadas al órgano.

Son datos tomados del catálogo temático publicado por Breitkopf & Härtel, Wiesbaden, en 1990. No se recogen en ese texto ni el BWV 1052R en Re menor, ni el BWV 1056R en Sol menor. Estos dos, que se incluyen en el CD que comentamos, no han sobrevivido, como afirma en sus notas el musicólogo Olivier Fourés, más que a través de sus versiones para clave o de arreglos de algunas cantatas.

Nos cuenta Lina Tur Bonet que en el llamado Himmelsburg (Ciudad del Cielo), la capilla del castillo, trabajó Bach de 1708 a 1717. También nos dice que para estas interpretaciones se ha elegido un diapasón bajo, con lo que el violín “Habla mejor alemán” y combina la energía italiana con la retórica alemana. No hay que olvidar la importancia y el ascendiente que tuvo Vivaldi para el Cantor, inspirado siempre por las formas, los acentos y las construcciones del veneciano.

Y en este disco esa fusión se da de manera muy natural por la frescura del fraseo, que sigue unos tempi muy animados; por la justeza de los acentos y la pureza de la entonación. La viveza de los Allegros, en los que el violín aletea como un pájaro, contrasta con la aérea suavidad, con perfiles voluntariamente poco agresivos de los lentos. En especial nos deleitamos con el curiosamente contemplativo Adagio del 1042.

La línea de la solista combina a la perfección con el complesso, constituido por excelentes músicos que tañen instrumentos barrocos: Timoti Fregni y Noyuri Hazama, violines; Natan Paruzel, viola; Marco Testori, chelo; Margarita Naldini, violón, y Matteo Messori, clave. Ajustados, embebidos, atentos.

[Aromas franceses para Lina Tur Bonet]

El garbo de Tur Bonet otorga viveza y frescura, con una sonoridad muy atrayente, a las interpretaciones, que aventajan claramente a las grabadas en 1994 por Thomas Zehetmair y los Solistas de Ámsterdam (Berlin Classics), que abordaban las mismas composiciones. Curioso que siendo un disco de una empresa española el libreto contenga comentarios en tres idiomas, pero no en castellano.