Un comienzo procesional da paso a la agitación (“… me dé su calor y su paz”). Luego la voz se luce en pasajes de coloratura (“El cuerpo tan jugoso…”) y se encarama a la zona aguda siguiendo un ritmo bailable (“…cuando un músico joven me alza las faldas”). Lirismo de buena ley en la estrofa siguiente, con Re bemol 5 incorporado (“… como vara de nardos y de gladiolos”).

Enseguida un interludio pianístico, un ritmo militar (“Del brazo del general”) y una estrofa final en la que se escuchan unos compases de Abajo los borbones. Escalas descendentes y vocalizaciones (“algo que gritas”).

Mi bemol 5 para cerrar una composición muy sugerente en la que Fernández Aguirre demuestra una vez más su talla como acompañante y Puértolas despliega toda su habilidad para la coloratura, su afinación, su homogeneidad tímbrica, su gracejo y su facilidad de acoplamiento a todo tipo de expresiones, que, por supuesto, se extienden a la interpretación de una selección de canciones de Arrieta, seis italianas y seis españolas, aquellas enmarcadas en la estética y forma de las de Donizetti y Bellini, muy hermosas y melódicas y en algún caso dramáticas (La rimembranza).

De variado pelaje son las españolas, que alternan el dramatismo con el casticismo y que muestran la habilidad armónica del compositor. Buenos ejemplos son La primavera y La sombra, esta una muy bella balada. Todo ello es analizado sabiamente en el libreto por la gran conocedora de Arrieta, la profesora María Encina Cortizo. Explicativas líneas también, acerca de su obra, de García Demestres. Recordemos que hace unos meses su publicó un disco (Odradek) con la integral en este caso de las canciones del compositor protagonizado por Sofía Esparza. Ella y su pianista, Rinaldo Zhok, realizaban una magnífica labor.