Más mujeres en el podio y nuevos compositores: así han cambiado la ópera y la música clásica en 25 años
La tiranía de los directores de escena en la ópera y la paulatina renovación del público son otros factores que han marcado la pauta en el siglo XXI.
16 diciembre, 2023 03:04La tiranía de los registas
Hace siglos, en el territorio de la ópera, la importancia se centraba en la música. Con el paso del tiempo el interés del público empezó a dirigirse a las voces. Surgieron los grandes divos, los castrati, dueños y señores de la escena. Con el tiempo, la fama se la disputaban las sopranos y los tenores. Después, con la aparición y ampliación paulatina de los fosos, las orquestas y sus directores fueron adquiriendo presencia y notoriedad.
Hoy las cosas son de otro modo. Desde Max Reinhardt, uno de los fundadores del Festival de Salzburgo, el acento se coloca sobre los directores de escena, que hacen y deshacen, con mayor o menor fortuna, y manipulan hasta extremos inauditos los libretos, las épocas, las costumbres y hasta la propia música. Krzysztof Warlikowski, Claus Guth, Christoph Marthaler o Stefan Herheim son algunos de estos nuevos mesías.
Vuelven a ocuparse las butacas
Los viejos aficionados empiezan a desaparecer y, como es lógico, van surgiendo otros más jóvenes. El problema se presenta cuando el número de abandonos no es compensado por el número de renovaciones. No hay duda de que la pandemia ha contribuido a ese frenazo, muy ostensible en algunos campos. Sin embargo, y es buena noticia, parece que los sitios vacíos se van ocupando. En Ibermúsica, por ejemplo, hay cada vez más solicitudes, como en el ciclo de Grandes Intérpretes de la revista Scherzo. Y en el Teatro Real. Es de esperar que no sea un espejismo. Y que en otras latitudes de nuestro país suceda lo mismo. De tal forma que mejoren los datos recogidos en el último anuario de la SGAE.
El repertorio se concentra
Las programaciones de nuestras orquestas han ido incidiendo en las mismas obras y eso produce una nada deseable concentración de títulos. No cabe duda de que las temporadas de orquestas y de salas de ópera manejan una mayoría de títulos conocidos, de los llamados “de repertorio”, en busca de que no decaiga la afluencia de un público que es conservador por naturaleza. Una política inteligente es la de ir introduciendo obras nuevas poco a poco. Y es algo que la mayoría
de las entidades musicales vienen realizando. La Fundación March es un buen ejemplo.
La mujer sube al podio
Son cada vez más las mujeres que saltan a la dirección. A la sombra de nombres como la de la australiana Simone Young o la estadounidense Marin Alsop, han ido apareciendo figuras de altura. Nombres en algún caso ya cotizados, como los de Gemma New, Susanna Mälkki, Anja Bihlmaier, Speranza Scapucci, Elim Chan, Marzena Diakun (al frente en la actualidad de la Orquesta de la Comunidad de Madrid) o Alondra de la Parra tienen ya una importante presencia. En nuestro país destacan, entre otras, Isabel Rubio, Silvia Sanz Torre, Inma Shara, Virginia Martínez...
Relevo en la composición
Los ecos de la generación de 1951, con Cristóbal Halffter, Carmelo Alonso Bernaola y Luis de Pablo como cabezas visibles, llegaron hasta nuestros días con su mirada puesta en Europa. Los dos grandes centros creadores, de Alemania, Darmstadt y Donaueschingen, fueron fundamentales. Descendientes como Paco Guerrero abrieron aquí sorprendentes sendas. Pasado el tiempo algunos discípulos como Jesús Rueda, Jesús Torres, David del Puerto y Joaquín Turina encontraron sus propios caminos, esta vez menos agresivos. Recientemente, han aparecido nuevos nombres que recuperan antiguas esencias, y experimentan lenguajes extremadamente trabajados: José María Sánchez-Verdú, Elena Mendoza, Nuria Núñez Hierro, Manuel Quislant Botella…
Creación de escuelas y auditorios
Antes y después de su llegada al poder en 1982 el PSOE arbitró una serie de medidas
y planificó una política en torno a la creación de nuevos auditorios. Algo que fue tomando cuerpo de manera paulatina y que se acrecentó cuando el partido llegó al poder. Lo que redundó también en la apertura o reapertura y conservación de centros educativos como el Reina Sofía (este con base en la iniciativa privada), Musikene de San Sebastián o ESMUC de Cataluña, ambos creados en 2001. En casi todas las grandes ciudades y en otras menos populosas se fomentó la edificación de grandes cajas de música.