Magnífica cosecha de títulos líricos a partir de nuestro patrimonio literario. La palma en estos sugestivos trasvases se la llevaron La Regenta de Marisa Manchado y Lazarillo de David del Puerto. Gozamos el doblete de Jenufa en Sevilla y Valencia y aplaudimos el enérgico aniversario de la JONDE. Los jóvenes músicos de la Sinfónica de Kiev nos conmovieron en el Festival de Canarias.
1. Atomos
Cuarteto Quiroga, disco y 20 aniversario.
Siguiendo su inveterada costumbre de hollar nuevos territorios, la formación, que acaba de cumplir 20 años, ha grabado este espléndido disco, que aúna cuatro cuartetos extraordinarios marcados por la enseña de la condensación, de la enjuta exposición, de la brevedad más sustanciosa. La interpretación es ejemplar, fustigante, sintética y expresiva. Y así se demuestra en el Op. 42 de Haydn, tocado de gracia y precisión.
El rompedor comienzo del Op. 95, Serioso, de Beethoven, es fogoso y terminante. En el Nº 6 de Bartók disfrutamos con su singular toque expresionista y con su espléndida y sucinta construcción, con su 'gesto atómico'. Y luego el cuarteto Secreta, Música funeral en memoria de Laszlo Dobszay de Kurtág, que circula en un pianísimo infinito y que conoce su primera grabación mundial. Como regalo y colofón la Bagatela nº 5 de la op. 9 de Webern. Cierre perfecto.
2. La nariz
Dimitri Shostakóvich
Obra singular, estrenada en Leningrado en 1930 y luego silenciada. Hasta su reestreno en 1974. Una suerte de teatro del absurdo que necesita un gigantesco reparto y que contó en Madrid con una coproducción del Teatro Real en colaboración de la Royal Opera House de Londres, la Komische Oper de Berlín y la Ópera de Australia. Extraña mezcla de pieza de cabaret y de ópera de circo. Gran trabajo del regista australiano Barrie Kosky, que supo extraer todo lo que de crítico y corrosivo tiene la obra. Gran acontecimiento.
3. Jenufa
Leos Janácek
Dos puestas en escena muy sustanciosas en el Palau de les Arts y el Maestranza. La de Mitchell (en la foto), vista en Valencia, traslada la acción a la época contemporánea, lo que tiene su interés, aunque hace perder la autenticidad de las costumbres de la Moravia rural de principios del siglo XX. Esta tragedia pueblerina con amores, celos y odios combinados con un infanticidio encajó en mayor medida en la visión más poética de Carsen, que tuvo a una gran y desgarrada Kostelnicka en Ángeles Blancas.
4. Joven Orquesta Nacional de España
40 aniversario
El 15 de enero de 1984 se presentaba la JONDE en el Teatro Real este conjunto. A su frente, Edmon Colomer. Mucho ha llovido desde entonces y la mayoría de sus componentes son ya miembros de orquestas importantes de fuera y de dentro de nuestro país. La formación ha participado en numerosos foros y tocado en multitud de ciudades, siempre al mando de una figura directorial de prestigio, como Giulini, Mehta o, en el último Festival de Granada, Eliahu Inbal.
5. La Regenta
Marisa Manchado
La compositora ha construido una partitura que ilustra un libreto de Amelia Valcárcel y que trata de resumir la novela de Clarín. Partitura de signo ecléctico, que no excluye disonancias y discursos no estrictamente tonales ni el empleo de temas recurrentes. Buena interpretación, con Jordi Francés al frente de un conjunto de 15 instrumentistas. Estupendo trabajo de la soprano María Miró. Regia de Bárbara Lluch. Coproducción del Teatro Español y el Real.
6. Beatrice Rana
Fundación Scherzo
Esta joven pianista italiana, una trabajadora incansable en persecución de la autenticidad, ofreció un gran recital para la Fundación Scherzo recreando con rigor, fantasía y técnica muy precisa y elaborada, un programa nada fácil constituido por la Fantasía en Si menor op. 28 de Skriabin, de 1900, una suerte de exuberante Allegro de concierto que es Cipressi op. 17 de Castelnuovo-Tedesco, dos preludios de Debussy y la magna Sonata en Si menor de Liszt.
7. Sinfónica de Kiev
Festival de Canarias
El pasado Festival Internacional de Música de Canarias se despidió con un emotivo concierto de esta formación ucraniana. Fue “un grito de paz frente a la guerra”. Luigi Gaggero dirigió un programa de obras de compositores de aquella nacionalidad: Glière, con su famoso Concierto para arpa; Berezovsky, con su Sinfonía nº 1; y Liatoshinski, con su Sinfonía nº 3, que lleva el significativo título La paz vence a la guerra. Fue una actuación con un carga emocional que se trasladó del escenario a las butacas. Música contra la barbarie.
8. Lise Davidsen
Teatro de la Zarzuela
Se presentaba en el tradicional ciclo de lied del teatro madrileño esta joven soprano noruega, a la que se había podido escuchar ya en otras plazas (Schubertiada de Vilabertrán, Festival de Ópera de La Coruña, Teatro Real). Una vez más impresionaron su caudalosa voz de lírico-spinto, su musicalidad… y su estatura física. Control de la respiración, buen apoyo y extensión sustentaron un magnífico recital con canciones de Grieg, Sibelius y Berg.
9. Pablo Heras-Casado
Festival de Bayreuth
El director granadino, cuarto español en la Colina Sagrada tras De los Ángeles, Domingo y Rodríguez-Norton, recreó con mano firme este maravilloso fruto postrero de Wagner, que llegó al público en una excelente interpretación en la que todo estuvo estupendamente hilado, sustentando el discurso vocal (con Elina Garanca como insospechada Kundry). A falta quizá de una mayor amplitud fraseológica y de un desarrollo más pausado.
10. Lazarillo
David del Puerto
El compositor madrileño (1964), después de Vacaguaré (no estrenada por incumplimiento de contrato del gobierno canario, 2010) y Lilith, luna negra (2019), abordó su tercera ópera sobre ajustado y bien elaborado libreto de Martín Llade de este clásico de la literatura española. La música, jugosa, bien trazada y de un sano eclecticismo, acierta a ilustrar las distintas viñetas de la historia.