Volverme a enamorar podría ser un disco de esos que surgen tras una ruptura, la de Lourdes Hernández (Madrid, 1985) con la música tras diez años sin subirse a un escenario. Pero es más bien un álbum sobre una reconciliación, la de Lourdes con Russian Red, ese personaje con nombre de pintalabios que, echando la vista atrás, se lo inventó para poder vivirlo hoy.
"Antes no había un límite entre Lourdes y Russian Red, pero ahora sí que lo hay. Si en todos estos años no he logrado compartir música tenía en gran medida que ver con que yo no sabía muy bien cómo integrar esta parte de mi vida", asegura la cantante a El Cultural por teléfono.
Está tranquila, a pesar de haberse visto inmersa de nuevo en la rutina de las giras y la promoción. Porque, paradójicamente, ahora se mueve por una urgencia vital, la de volver a dejar salir a la cantante que siempre ha llevado dentro.
Allá por 2008, Russian Red experimentó una montaña rusa que se hizo cada vez más empinada. Lourdes tenía 22 años cuando lanzó su primer álbum I Love Your Glasses (2008), que vendió más de 40.000 ejemplares y fue disco de oro. Tras él, llegó Fuerteventura (2012) y después Agent Cooper (2014).
La cantante se convirtió en un fenómeno y tuvo que sufrir las consecuencias. "Era una sociedad mucho más machista. Vivía rodeada de hombres todo el rato y había unas dinámicas totalmente distintas a las que hay ahora. Siento que realmente la toxicidad venía de unas dinámicas bastante machirulas, no solo de la industria musical en sí", explica Lourdes.
Por ello, decidió bajarse a tiempo de esa vorágine y apartarse de los escenarios. Se fue a Estados Unidos y vivió todas esas vidas que, de otro modo, quizá nunca habría experimentado. Se mudó a una iglesia, fue camarera, se casó y se volvió a enamorar, también de Madrid.
Ahí surge su nuevo álbum, producido por Sonido Muchacho, que presentará este sábado en el Teatro Eslava de Madrid. Un disco ligero, lúdico, que trata sobre el deseo como motor vital, y sobre el amor, ese volcán capaz de crear y destruir a partes iguales.
Pregunta. Hace nada tocó en el Palau de Barcelona y este sábado en Madrid. ¿Cómo se siente volver a tocar en casa?
Respuesta. Con muchas ganas, normalmente la ciudad que mejor me ha recibido históricamente ha sido Barcelona. No tanto Madrid, pero la verdad es que en esta gira por teatros, de momento, el único sold out es el de Madrid. Así que me hace muchísima ilusión porque es mi casa y viene mi familia, mis amigas, mis amigos, mi chico...va a ser un concierto especial, emocionante.
P. Volvió a Madrid definitivamente tras la pandemia para rodar Ramona (Andrea Bagney, 2022) una oda a la ciudad. ¿Fue durante el rodaje cuando sintió un flechazo con la ciudad después de tanto tiempo viviendo en Los Ángeles?
R. Totalmente, sentí un súper flechazo con la ciudad. Durante esa época, la que siguió al rodaje de Ramona, escribí un disco que no ha visto la luz. Un disco inédito, que se ha convertido en un proyecto audiovisual. Y esas fueron las primeras canciones en español. Lo que pasa es que Con volverme a enamorar hay una urgencia diferente de la que sentí con cuando grabé ese otro disco. Hay una urgencia verdadera de compartirlas. Me parece que en este disco está más la cantante queriendo salir.
P. ¿Volver a Madrid también le hizo volver al personaje de Russian Red?
R. Creo que más que volver a él es representarlo por primera vez, porque para mí antes no había un límite entre Lourdes y Russian Red, pero ahora sí que lo hay. Y siento que me lo inventé cuando era más joven para poder vivirlo hoy. Porque en ese momento, mi vida como cantante y mi vida como persona estaban totalmente mezcladas. Ahora no, para nada. De hecho, me estoy dando la oportunidad de dar rienda suelta a una parte de mí que no vive todo el rato y que solamente vive a través de la cantante. Esto me trae mucha liberación.
P. ¿Cómo ha sido el proceso de composición del álbum? Porque es la primera vez que no compone en solitario.
R. Me resulta mucho más inspirador componer con gente ahora. Antes me salía mucho estar en casa sola haciendo canciones y ahora me pasa todo lo contrario. Con Luis (Luichi Boy, de la banda Cupido) todo genial, quedamos para hacer una versión de una canción de Enrique Iglesias y a raíz de ahí fuimos haciendo más canciones.
»La primera canción que hicimos fue No entiendo nada, fue un ejercicio de no seriedad. Quería hacer algo ligero, pasármelo bien sin que tuviese que atravesarme profundamente, y surgió esta canción. Lo que pasa que en ese momento tampoco sentí la necesidad de hacer nada más allá. Fue más tarde, cuando This is un volcán, cuando a mí ya me estaban pasando cosas a nivel personal y emocional. Esa canción sí que la compuse yo sola, pero la produjimos juntos. Fue ahí cuando sentí la urgencia, que para mí es como el catalizador fundamental para entender que hay un mensaje que tengo que contar.
P. Es cierto que en esa canción recuerda más a la Russian Red de los primeros discos: I Love Your Glasses (2008) y Fuerteventura (2012)
R. Total, es la más Russian Red de todas y la de antes. La más melancólica, intimista pero sin saberse desvelar, y creo que el disco tiene mucho de querer desvelar, pero ya no al resto, sino a mí misma.
P. A pesar de que trata temas no tan ligeros, el álbum transmite mucha espontaneidad, parece que se toma menos en serio. ¿Ha tenido que hacer un trabajo de autoconocimiento?
R. No son temas ligeros, pero me he acercado a ellos con ligereza. Evidentemente hay un claro peso en la melodía y en determinadas letras, pero en general el disco es bastante lúdico. Realmente Volverme a enamorar va de abrazar eso, volverse a enamorar en cualquier contexto, a cualquier edad. Que no sea solamente una cosa que le pasa a la gente joven, o a la gente que está soltera. El enamoramiento es una cosa importantísima y he sentido la urgencia de compartirlo.
»Porque para mí es diferente el enamoramiento que el amor. El enamoramiento es una especie de fuga de ti misma pero, al mismo tiempo, de autoconocimiento brutal. El amor es otra cosa, es mucho más estoico y el enamoramiento mucho más hedonista.
P. Decía que cuando empezó quería cantar sobre otras cosas que no fuesen el amor. Ahora parece que ha desistido. ¿Es más fácil, más verdadero, escribir sobre lo que uno siente?
R. Creo que es más fácil escribir sobre aquello a lo que uno se conecta. Está bien pasar por procesos de autocuestionamiento, para crecer, pero llega un momento en el que la esencia no la puedes cuestionar. Y en mi caso, esa parte de mí ya la he entendido, ya no la puedo cuestionar. Así que ahora me voy a dedicar a esto, en todas sus vertientes. Hablar, investigar sobre el amor, el enamoramiento, las relaciones románticas. Investigarlo a nivel personal y articularlo a nivel artístico.
P. Actualmente parece que en todas las disciplinas artísticas hay muchas mujeres que están volviendo hablar y resignificando estos temas: el amor, el deseo...
R. Es fuerte, porque en los años 80 había mujeres como Rocío Jurado o María Jiménez, que eran súper valientes y ya hablaban de todos estos temas en una época mucho más difícil para las mujeres que ahora. No sé por qué en el imaginario colectivo nos hemos olvidado un poco de ellas. Pongo dos ejemplos, pero había muchas más.
»Justo me pidieron hacer una playlist de canciones en español y revisité esta canción de Rocío Jurado en la que dice: "Hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo". Me parece una canción fortísima, super importante y valiente. Traer al frente las relaciones, los miedos...creo que se cambia el mundo a través del arte. Porque eran gente que tenía la plataforma y no solamente están hablando de algo, sino que ya lo están conquistando, encima de manera pública.
P. En su caso ¿cómo ha sido volver a compartir con el resto del mundo su música después de tanto tiempo, volver a exponerse de ese modo?
R. Me veo en un momento vital tan diferente y mucho más sólido a nivel personal, tan reconocida en lo que hago, en mi labor...Es un sitio muy vulnerable, pero al mismo tiempo es una suerte tan grande poder tener la plataforma para poder expresarme, que haya gente que quiera escuchar lo que tengo que cantar. Es un poco la doble moneda, por un lado está la plataforma y por otro lado la desventaja, que es la fama.
»Para mí la fama es la peor parte, porque una cosa es que haya gente que te escuche, que valore tu trabajo y otra cosa es tener fama. La fama tiene que ver con que la gente se adueñe de tu narrativa o que tenga opiniones de ti sin conocerte. Eso es lo más raro cuando te dedicas a compartir tus intimidades como espejo del alma. Pero siento que estoy en un momento vital diferente y que he procesado ya muchas cosas.
P. De hecho, en varias canciones, como Intelectual sexual o Soy una fresca en las que parece que se adueña de todo eso que se le criticó duramente hace años. ¿Hay algo de venganza hacia la industria musical en el álbum?
R. Cero. Mis únicas motivaciones artísticas son las que tienen que ver con todo lo que habla el disco, pero no tiene nada que ver con la venganza, porque no es una cosa que conviva conmigo. En líneas generales siento que la venganza no puede inspirar nunca nada constructivo ni bello. Si quieres vivir tu vida y quieres estar liberada de verdad, no puedes alimentar ninguno de esos pensamientos.
P. Poco a poco está volviendo a formar parte de esa industria. ¿Cree que ha cambiado en estos años? ¿Ha aprendido algo?
R. Cuando he hablado de la industria y de que había una industria tóxica, creo que más que la industria en sí, porque eso es algo que existe en todas las disciplinas artísticas, creo que era más la sociedad del momento, que era una sociedad mucho más machista. Vivía rodeada de hombres todo el rato y había unas dinámicas totalmente distintas a las que hay ahora. Ahora la mitad de mi equipo somos mujeres. A nivel sello discográfico o management hay muchísimas más mujeres de las que había antes, entonces siento que realmente la toxicidad venía de unas dinámicas bastante machirulas, no solo de la industria en sí.
»Cualquier industria es un rollo, porque al final lo que intentan es monetizar el arte y, evidentemente, no estoy totalmente en contra de eso porque vivo de ello. Pero sí que hay una parte que digo: podría hacerse un poquito mejor sin tener que llevarlo al extremo donde el arte desaparece y solamente se queda lo que genera dinero. Por eso, con la industria el problema que he tenido es una cuestión social, del momento. Era una cría de 22 años en unos espacios donde había una sensibilidad diferente o una carencia de sensibilidad.
P. ¿Echa a menudo la mirada atrás? ¿Se siente conectada o le emociona recordar esa Russian Red del pasado?
R. Es inevitable que me conecte con ella, porque en estos conciertos estoy cantando muchas canciones de toda esa época. Ahora ya lo tengo un poco más interiorizado, pero al principio en los ensayos me daba una congoja importante. Estar después de tanto tiempo cantando estas canciones y en un contexto diferente, siendo yo una mujer en esencia igual pero también súper diferente.
»Me provoca mucha nostalgia y al mismo tiempo siento que estoy consiguiendo integrarla como puedo. Si en todos estos años no he logrado compartir música tenía en gran medida que ver con que yo no sabía muy bien cómo integrar esta parte de mi vida, con la que tampoco me sentía tan identificada. Pero siento que con este disco, el ritual es integrarla, y lo estoy consiguiendo.