La cantante y compositora norteamericana Annie Clark (Tulsa, Oklahoma) se crio con el volumen que desprendían los vinilos del rock independiente de los 90 sonando en el tocadiscos de su hogar. Bandas como Nirvana, Pearl Jam o Nine Inch Nails despertaron su instinto musical llevándole a coger la guitarra para componer canciones y convertirse, con el tiempo, en una de las artistas femeninas más audaces y potentes de la escena independiente.
A través del nombre artístico St. Vincent, tomado del Hospital St. Vincent de New York donde terminó sus dias el poeta Dylan Thomas, Annie Clark ha ido integrando a lo largo de su carrera diferentes elementos musicales y conformando, disco a disco, un discurso artístico con un poderoso sello personal.
Los Grammys y premios independientes obtenidos por su sólido y exitoso álbum Masseduction (2017) la situaron rápidamente como la artista femenina más cool mientras que sus sonados romances con la modelo Cara Delevingne y la actriz Kristen Stewart, unidos a sus looks icónicamente fashion desplegados sobre el escenario, la convirtieron en la figura rockera queer por excelencia de la escena musical.
Desde su participación en la "reunión" de Nirvana para el Hall of Fame a sus posteriores colaboraciones con Dua Lipa y Metallica, todos y todas querían contar entre sus filas con la cantante más molona del momento.
Y es que Annie Clark, además de ser una excepcional guitarrista, a lo largo de su carrera ha ido moviéndose con gran soltura entre el pop, el rock, el funk y la electrónica.
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Su gran versatilidad y constante inquietud artística le llevaron a componer a medias con David Byrne el sorprendente álbum Love This Giant (2012), así como a idear posteriormente el filme The Nowhere Inn (2020), una especie de cínica autoficción coescrita con Carrie Brownstein y protagonizada junto a Dakota Johnson donde daba vueltas a su identidad artística mientras se encargaba también de la banda sonora.
Tal y como relata el líder de Talking Heads, el secreto de las canciones de St. Vincent es que "parecen accesibles, pero miradas de cerca son realmente extrañas". No podría estar mas acertado el genio escocés, pero donde realmente marca la diferencia la icónica artista de Oklahoma es sobre las tablas de un escenario.
Allí, Annie se transforma en una intérprete imbatible que despliega con seguridad aplastante todo su glamour y su talento vocal, musical y performático.
Precisamente, el año pasado unos cuantos afortunados pudimos dar buena cuenta de ello en el concierto sorpresa de la sala La Riviera de Madrid programado dentro del festival Primavera Sound.
Una actuación divertida, poderosa e irrepetible acompañada de su excelente banda que, sin duda, resultó uno de los mejores y mas completos directos de 2023.
Si en su anterior disco Daddy’s Home (2021) St. Vincent se enfundaba la peluca rubia y nos envolvía con la cadencia funk, juguetona y sexi de canciones como Pay Your Way In Pain o Down And Out Downtow, en su nuevo trabajo All Born Screaming la cantante se sumerge en una narrativa sónica más oscura y contundente, tal y como reflejan los dos excelentes singles adelantados hace pocas semanas: Flea (con la poderosa colaboración a la batería del gran Dave Grohl) y la desafiante Broken Man a través de un sonido más rockero sin dejar de lado su groove habitual.
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Pues bien, All Born Screaming, su séptimo trabajo que sale a la venta esta viernes, es su primer proyecto completamente autoproducido. Para ello ha pasado miles de horas en diferentes estudios para dar forma a diez cortes contundentes sin dejar espacio a la especulación y sumergiendo al oyente en un mundo introspectivo de "tensión y liberación" a lo largo de sus escuetos 43 minutos de duración.
St. Vincent nos introduce en un espacio más duro y directo comenzando el álbum con la excepcional Hell Is Near, un sólido medio tiempo hipnótico que perfectamente podría firmar Radiohead, mientras que la oscura y envolvente sutileza de Reckless nos transporta a su lado más intimista por medio, tan solo, de una voz y un piano cargado de reverb que estremece hasta su dramática explosión final.
Con el nuevo single Big Time Nothing regresa al funk más electrónico y rockero que tan bien domina. Una canción que podría estar perfectamente en su aclamado Masseduction. Y es que solo ella puede sonar así de contundente y seductora mientras describe con cinismo jovial el vacío de los tiempos que vivimos.
En cambio, los vientos cortantes y el lamento doloroso que St. Vincent despliega en Violent Times pueden llegar a recordar vagamente a los Portishead más dramáticos pero su innata versatilidad lo acaba llevando a su terreno.
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Curiosamente el tercio final del disco se revela como una parte mucho mas luminosa que parece querer dejar atrás tanta intensidad en favor de un optimismo bailongo y desenfadado, especialmente con el divertido reggae "sideral" de So Many Planets.
La paleta sonora que describe el estribillo ochentero de Sweetest Fruit y la calidez de los sintetizadores analógicos de los años 70 de la canción homónima All Born Screaming cierran el álbum con la fuerza iluminada de un sol que se abre paso entre densas y oscuras nubes mientras las va desvaneciendo lentamente a través de su coral y electrónica coda final.
Y es que aunque "todos nacemos gritando", St. Vincent consigue modular los deseos y las voces necesarias para conjugar su particular y elegante viaje sobre el amor, la vida y la muerte.
Un grito incesantemente bailable hasta el fin de los tiempos.