Un teclado, un par de notas repetidas, suaves, dulces, 10 segundos, una vibración y luego la selva. El golpe del tambor, oscuro, pesado, inquietante. "En esta piel que habito", se arranca cantando la reina del rap español, "dime si tú sabes quién la quiere poseer". 2 minutos y 24 segundos para introducirnos en este Mundo raro. Así, la Mamá, la fiera, la mujer bruja, María Rodríguez Garrido (Jerez de la Frontera, 1979), La Mala, vuelve al mundo de la música.

"No conocen el dolor y lo hacen más malo, es un mundo raro", entona la rapera. 13 canciones que despiertan los sentidos. Bailes, llantos, rabia y dulzura. El nuevo álbum Mundo raro es un viaje por una selva de musicalidades diferentes. Su voz potente, rabiosa, doliente y dulce cuenta el conflicto que ha tenido que vivir en los últimos años.

"Amiga, el álbum es para mí una historia que habla de un conflicto interior", cuenta la cantante. "Algo raro es que se sale de la norma y cuando te sales de la norma estás siendo juzgado. Allí empieza todo el drama". Este conflicto arranca con la primera canción, de igual título que el disco,donde denuncia "que se divida a las mujeres".

"¿Por qué tengo que estar aquí si no quiero? ¿Por qué tengo que elegir? Me estoy volviendo loca, ¿sabes? ¿Quién manda aquí?", se pregunta en un céntrico hotel madrileño. La Mala retoma su largo trayecto de mujer independiente y vuelca todos sus aprendizajes y contradicciones en este último disco. Va transitando por las canciones hablando de traición, de ego, de su propio deseo, del perfeccionismo, del valor de todo. "Hablo de muchas cosas que tienen que ver con un estado de conflicto que se produce en cualquier ser humano", explica.

Vestida de negro, los tatuajes descubiertos, los pendientes brillantes, el cabello liso, oscuro, recogido en una cola larga, la Mala vuelve a la escena más bruja que nunca. Con sus 45 años, tres hijos, una larga carrera musical y las muchas controversias que la rodean, sigue cantando sus verdades, sin hacer caso a todos los ojos que la miran, juzgándola.

La verdad desnuda 

"Todo lo que canto es algo que he vivido. Entonces puedes llamarme cantautora", dice riéndose. Rodríguez ha estado mucho tiempo trabajando en este álbum. "Quería contar una historia real, porque para mí el rap, si no es real, es otra cosa, otro género". Ella siempre ha tratado de buscar la verdad en la música. "Si yo canto y digo que estoy cachonda perdida, es que estoy cachonda perdida. Si canto que no puedo levantarme, es que necesito ayuda", confiesa.

Sin embargo, aunque le divierte la idea de ser una cantautora, la Mala prefiere identificarse con el término "rapera". "Cuando era chiquitita siempre soñaba con ser rapera. Decía: quiero ser la que más cante rap en español". Seguía a todas las grandes cantantes del género de Estado Unidos y soñaba con ser como ellas. "Yo también quería poder contar lo que pasaba en mi barrio y en mi corazón. Quería poder contar lo que vivía". Y, así, lo hizo.

La Mala Rodríguez en un hotel de Madrid. Foto: Cristina Villarino

María Rodríguez empezó a cantar con 16 años, en un barrio de Sevilla. Fue exactamente entonces cuando afloró el conflicto que aborda en este disco. En los últimos 20 años, se dio cuenta de que estaba haciendo una cosa muy diferente de la que hacían los raperos. "Allí fue cuando empezó esa historia de amor-odio, de despegarme del rebaño. Me siento muy orgullosa de haber transitado lugares que no había transitado nadie antes".

Fue la primera gran rapera española. Cambió las reglas patriarcales del rap y se convirtió en una de las artistas referentes de este país. Desde que empezó a cantar por las calles, viajó por estilos musicales diferentes para llegar a hacer la música que hace hoy. Ahora, por ejemplo, canta: "Fue cuando no tuve nada, que conocí el valor de todo". Crecida en el barrio de La Macarena, ahora siente que ha llegado a la cima. 

Sentir los latidos del mundo 

Empezó su carrera colaborando con Dj El Cuervo, y coleccionando una lista infinita de nombres. Nach, Kase.O, Nelly Furtado, Romeo Santos, Maikel Delacalle, Omar Montes, Capaz, ToteKing, Meko, Arianna Puello, Julieta Venegas, Tego Calderón y Raimundo Amador, el dúo puertorriqueño Calle 13, Juan Magán y Lola Índigo. Entre medias, colaboró para bandas sonoras de películas e interpretó varios papeles en el mundo audiovisual.

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Ahora en Mundo raro aparecen nuevas voces: JC Reyes (Sevilla, 1997) y Polimá Westcoast (Chile, 1997). 47:19 minutos de una mágica mezcla de géneros diferentes: rap, trap, flamenco, experimental y fluido. Es la coronación de toda su trayectoria. "Este disco me pone muy contenta porque me abro, saco todo. Es real", afirma con los ojos brillantes. "Ha sido un trabajo duro, de introspección, sintiendo los latidos del mundo".

La Mala en Madrid. Foto: Cristina Villarino

La Mala relata la suciedad del mundo, las contradicciones de los sentimientos, el vacío que siente el ser humano, cuenta lo que nadie dice. "No te pido que me salves", su voz rompe la pantalla al entrar repentina con una fuerza bruta. La segunda canción del disco, Brava, es un viaje explorando los mundos contrastantes de las mujeres.

En Peligrosa habla de las relaciones tóxicas, "las formas en la que permitimos que un hombre pueda sentirse superior". Ángel es un llanto dulce que enseña la fragilidad de su persona, "no puedo con todo este peso, las manos me arden". La cobardía, el remordimiento, la traición, el perdón. Feliz es un canto a la vida, que, como ella entona, "solo te pide que tu la viva".

Quien manda aquí  

En 2014 la Mala cantaba: "Y si yo ya tengo el agua que me da la lluvia, si conozco lo grande que me da el cielo, si ya tengo lo oscuro que me da la noche, si entiendo lo que pasa cuando arde el fuego, si se abren los caminos cuando hay estrellas, si puedo vivir con lo que cae al suelo, si no me falta la esperanza gracias a la mañana, yo no necesito poder". Quien manda es el grito reivindicativo de una mujer independiente. Fue una de las pioneras en tomar el control de su propia vida.

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En Mundo raro la Mala no deja de cantar a las mujeres porque, según ella, son un ser humano especial. "Saben de intuición, tienen las sensaciones a flor de piel". Y a la pregunta ¿cómo darnos amor en un mundo que te dice todo lo que tienes que hacer?, ella responde: "Tienes que bajarle el volumen a ese discurso y escuchar el tuyo". A lo largo de estos 25 años, la Mala ha ido construyendo este discurso. Hoy lo retoma, después de un largo aprendizaje, y en Pagani canta: "A los que me tiran la mala le rebota", recordando su brujería.

La Mala en un hotel de Madrid. Foto: Cristina Villarino

"Este álbum es una apuesta, una oportunidad para decidir dónde poner tu energía, sin dejar de cuidarte". Mundo raro es un espejo. Es el reflejo de un mundo interior, llevado hacia afuera. La cantante cuenta su relación consigo misma, con los hombres, con el mundo político, con el dinero y la industria musical. Valor termina, inesperadamente, con la voz de Josep Borrell en su discurso a raíz de los ataques de Israel a Gaza: "I think we have to stop talking about peace...". A través de su música, toma una posición y descubre cuál es su lugar en el mundo. Su voz se transforma en imagenes, recupera las raíces y devuelve al público historias reales.

Un cuerpo en llamas

La energía de este disco es un camino que hay que recorrer. Un poco como la vida misma. "Soy muy atrevida, me hago daño, pero luego me recupero y adquiero una nueva lección", admite. Empezó a grabar en 2021. "Han sido cuatro años de conflicto y de crisis. De resolver esa crisis, de intentar perdonarme, de intentar comprender qué ocurre afuera". La Mala se desnuda entre sus canciones.

"No ha sido nada fácil. Pero ha sido muy bonito y muy liberador". La Mala rememora el fervor de cuando empezaron a grabar. La vida que emanan sus canciones, como Ya nos conocemos, la más aflamencada. "Todo el mundo bailábamos, todo el mundo celebramos. Grabamos voces en Madrid, en Barcelona, fue como estar en casa". Recuerda el primer día de grabación dice que estaba muy resfriada, pero la magia que desprende esa canción, tan terrenal, la envolvió, haciéndole olvidar el malestar.

"Yo siento que en esa canción hay una mezcla. Podría ser andina, tiene algo de latino, algo que te hace mover el cuerpo. Es muy terrenal". Es la única canción que, musicalmente, evoca sus orígenes. Ese rap aflamencado, ese ritmo que te hace tocar las palmas, las andaluzas. Así como ella, con su cuerpo en llamas y su voz encantadora, fuerte, de cristal, que te hace vibrar. Así es este nuevo álbum, "raro" como su mundo interior.