Pastora Pavón, conocida como La Niña de los Peines, comenzó a cantar a los ocho años en los cafés cantantes madrileños junto a su madre y hermanos. Justo a la misma edad a la que Ángeles Toledano (Villanueva de la Reina, 1995) se subió a un escenario por primera vez. Sobre Pastora, Lorca dijo: "Rompe los moldes de toda escuela de canto, como rompe los moldes de toda música construida". Y, precisamente, Ángeles lleva años aprendiendo la arquitectura del cante no solo para entenderlo, sino para moldearlo con sus propias manos, a su manera. 

La joven jienense acaba de lanzar Las niñas, canción dedicada a sus amigas e inspirada en las alegrías de Pastora, que supone el segundo adelanto de su primer álbum, editado por Universal. Como para muchas artistas flamencas, Ángeles encontró en Pastora una referente, un espejo donde mirarse. También en Isabelita de Jerez, La Paquera de Jerez o en Mariana Cornejo. Aunque ninguna de ellas llegó a su vida por casualidad, tuvo que buscarlas casi a tientas hasta dar con unos colores y unos sonidos vocales que se le asemejaran a los propios. 

"Lo primero que me llegó eran referencias masculinas, como Tomás Pavón, Enrique Morente o Camarón. Por eso, en cuanto a mi tesitura de voz, siempre tendía a imitar más la parte masculina que la parte femenina. Todas nosotras a veces tenemos que coger roles masculinos para enfrentarnos a ciertas cosas, y en el flamenco a mí me pasó un poco eso", explica la cantaora a El Cultural en una terraza madrileña. Ángeles, de mirada inocente, melena larga y tatuajes, posee un estilo con el que cualquiera podría catalogarla como artista de música urbana.

"Cuando empecé, amaba el flamenco, pero cada vez que iba a una peña había cierto tipo de imposiciones masculinas, cierto tipo de cosas que me habrían hecho largarme, es muy duro. No solo la poca visibilidad física, sino también que nuestra voz no tenga el peso que merece. En el flamenco nuestra justificación siempre tiene que ser doble. Pero amo este mundo muchísimo y ahora es cuando me encuentro con la fuerza y la seguridad de ir a por ello". 

Ángeles recibió el amor por el flamenco como una herencia. Cada mañana su abuelo le sacaba de la cama para enseñarle los primeros cantes: fandangos, granaínas, tanguillos. Después, ella misma siguió formándose por su cuenta, asistiendo a clases en la peña flamenca de su pueblo y, un poco más tarde, estudiando cante flamenco en el conservatorio Superior de Música de Córdoba. 

A pesar de llevar años dedicándose a la música, la cantaora asegura que su primer disco, que verá la luz el próximo otoño, no llega tarde, sino en el momento indicado.  La joven quería exprimir todo lo que pudiese ofrecerle el flamenco, para poder explicarle al mundo cómo es el flamenco de Ángeles Toledano, "cómo lo vivo yo por dentro". De ahí surge "un álbum de flamenco clásico de ahora", escrito por ella misma y producido por Javier Harto Rodríguez (ganador de un Latin Grammy a la Mejor ingeniería de grabación por El madrileño de C.Tangana).  

Ángeles Toledano. Foto: Universal Music.

La propuesta de la cantaora aúna juventud, frescura y clasicismo, y cuenta con Benito Bernal, su guitarrista de siempre. Un álbum, del que ya lanzó su primer tema, ARAORA, que tendrá un repertorio clásico, pero contemporáneo. "El flamenco siempre ha sido una esponja a la que se le han añadido tantas culturas y tantos sonidos de millones de lugares del mundo que desde que nació ya era pura fusión".

Ángeles trata al flamenco, y a las personas, con cariño, cuidado y honestidad. No pierde el norte, pero se deja perder, no teme navegar por aguas desconocidas. "Siempre quiero volver a escuchar a Isabelita, a Tomás Pavón o a La Paquera. Vuelvo ahí diariamente para nunca perder el centro, pero no quiero que eso me limite, que me aparte de esa libertad creativa. No me dejo llevar por lo que puedan pensar o por la expectativa, ni tampoco pienso en que deba tener un respeto absoluto". 

En este sentido, la jienense opina que "sería un buen paso para el flamenco ir puliendo conceptos". Porque el respeto puede ser a veces una mochila demasiado pesada y la pureza flamenca se parece más a "una playa virgen" que a "una tasca con peste a tabaco". "Me gusta ver la pureza desde la parte tierna, desde la parte virginal, pero no la pureza impuesta de que lo que es puro es fumarte un puro con una botella de vino Tío Pepe, y si no haces eso, no eres flamenca".  

Aun así, las posibles críticas más puristas no le hieren, al revés, le parecen lógicas. Al fin y al cabo, los artistas "tampoco hacemos nada al gusto de todos". La cantaora habla con la tranquilidad de saber que está yendo en el camino indicado, siendo fiel a sí misma, a su estilo, a la Ángeles de ahora. "Nunca en mi vida me he puesto pa cantar una mata de romero, siempre he sido muy libre en ese aspecto. Visto como mi grupo de amigas, como lo que tengo a mi alrededor y como todas las referencias que tengo en Pinterest", sonríe. 

No es la primera vez durante la entrevista, porque la joven habla con la ilusión que dan los comienzos, aunque no es ajena a la responsabilidad que puede tener asumir un proyecto propio y contar su historia. "Pienso mucho a que niñas les puede influenciar lo que yo estoy contando".  

Ángeles lleva desde los veinte años exportando el flamenco al extranjero con numerosas giras internacionales por Estados Unidos, a donde volverá la semana que viene para participar en el Festival de Flamenco de Albuquerque, junto con la bailaora María Moreno y el bailaor Eduardo Guerrero. Antes pasará por la capital, el próximo 19 de junio en las Noches del Botánico, junto con Israel Fernández, con el que comparte la tradición y el enamoramiento por el cante. 

La cantaora es de las que opina que, como en casa, en ningún sitio. "No hay ningún sitio del mundo en el que un público diciendo ole sea mejor que este, es donde más nos gusta cantar". Y no duda en alabar el cuidado y el mimo de las programaciones de flamenco en España, pero por pedir "que no falte". "Si las niñas pudieran tener mucho más acceso al flamenco desde pequeñas, en las escuelas,  conocerlo y formarse, sería increíble. Porque de mayor será un público que lo va a entender, valorar y tendrá un criterio".