Entre 1970 y 1975 Elton John sacó trece discos. Siete de ellos llegaron al número uno de las listas y a los 27 años era la mayor estrella en solitario del pop-rock mundial viajando en su jet privado mientras llenaba todo tipo de grandes recintos y alcanzando su punto álgido en el legendario concierto que ofreció ante 110.000 personas en el Dodger Stadium de Los Ángeles. Un meteórico éxito musical que no volvería alcanzar a lo largo de su carrera
Aquella etapa desembocó en un descenso a los infiernos, del que consiguió salvarse manteniéndose durante más de 50 años de actividad musical. Hasta que la reciente noticia de su ceguera ha hecho saltar las alarmas.
El cantante y compositor británico confesó recientemente haber perdido casi por completo la vista debido a "una severa infección" tras un incidente sufrido durante sus vacaciones en el sur de Francia que le hizo perder la visión en el ojo derecho y dejarle una visión muy limitada en el izquierdo. El anuncio lo hizo hace pocas semanas, cuando asistió al estreno en el West End londinense del musical El diablo viste de Prada, cuya partitura está firmada por él. En este momento no puede ir al estudio a grabar porque no es capaz de poder leer las letras, según se ha confirmado.
El documental Elton John: Never Too Late, dirigido por R .J. Cutler y David Furnish, se estrena este viernes 13 de diciembre en Disney +. Never Too Late repasa la vida de Elton John desde sus comienzos como niño prodigio y se concentra en su periodo más prolífico y exitoso hasta la preparación para su último y definitivo concierto de la gira mundial Farewell Yellow Brick Road, en el Dodger Stadium de Los Angeles.
Sentado delante del espejo en su camerino y rodeado de un pequeño altar de sus muñecos favoritos, entre los que se encuentran Wonder Woman, Catwoman e incluso la reina Isabel II, el músico rememora su historia a través de los extraordinarios altibajos de sus primeros años, superando la adversidad, el abuso y la adicción para convertirse en el icono que hoy todos conocemos. Y tomando la decisión de finalizar las giras y aprovechar el tiempo para dedicarse simplemente a "estar más tiempo con sus dos hijos, grabar discos y hacer algún concierto de vez en cuando en la radio".
A lo largo del metraje del documental, vemos cómo se alternan los orígenes del músico británico en abundante material de archivo con la fase final de su última gira norteamericana a sus 75 años. Lejos de sus excesos del pasado, luce con orgullo su condición homosexual, sobria y filántropa, y disfruta de su programa musical Rocket Hour.
En él apuesta firmemente "por dar ese espacio musical a determinados artistas que no han tenido oportunidad en la radio normal". Mantiene entrevistas a artistas emergentes como The Linda Lindas (la joven banda japonesa formada por cuatro chicas entre los 11 y 17 años) o la cantante country LGTBI Alison Ponthier y reivindica a antiguos compañeros de generación como Procol Harum.
No disparen al pianista
Todo comenzó a mediados de los años 50, cuando un pequeño Elton John -criado en un ambiente familiar opresivo y desgraciadamente violento- quedó impresionado cada vez que veía por televisión a la pianista Winifred Atwell, quien a través de sus dos pianos –uno de cola y otro vertical- interpretaba con ferocidad y entusiasmo todo tipo de piezas, marcando para siempre la personalidad del artista británico.
Como buen niño prodigio, también disfrutaba tocando a Mozart, Bach y Beethoven en la Royal Academy Of Music todas los mañanas de los sábados, pero sabía que no tenía habilidad pianística. Lo suyo parecía ir por otro lado, de tal manera que a los 15 años comenzó a actuar regularmente en un pub cobrando a razón de una libra por noche.
Aprovechó entonces para comprarse un micrófono y un amplificador y formar su primera banda, con la que llegaron a telonear a artistas como The Drifters, The Temptations o Patti Labelle. La música era lo más importante en su vida y solo pensaba en tocar y triunfar, con lo que su verdadero nombre, Reg Dwight, no parecía ser la mejor opción. Así que lo cambió por Elton John y el resto es historia.
Cuando el joven Elton decidió probar suerte con la agencia Liberty y ofrecer sus servicios como compositor para otros artistas, enseguida vio que su fuerte era hacer melodías, no letras. Todo cambiaría cuando le entregaron una canción escrita por un tal Bernie Taupin, y a partir de ahí las piezas encajaron a la perfección. Esta fue la primera piedra de un cancionero legendario.
Pero la compenetración entre ambos no solo se limitaba a nivel laboral: el entusiasmo que compartían por placeres tan sencillos como ir al cine, ver películas o simplemente estar tirados en el suelo escuchando discos hizo que un joven Elton, sin ser todavía consciente de su homosexualidad, no pudiese evitar enamorarse de él. Su compañero y amigo le recomendó que "fuese al médico cuanto antes".
Hay que decir que los dos primeros años del tándem no fueron especialmente remarcables. La agencia musical les limitaba a componer baladas comerciales al estilo de cantantes como Engelbert Humperdinck y Tom Jones, pero finalmente su voz interior se impondría para componer temas más personales y confeccionaron su primer clásico juntos: Empty Sky. La primera joya de una interminable lista de clásicos como Tiny Dancer, Don’t Let The Sun Go Down On Me, Levon, Rocketman, Candle In The Wind o Your Song, que formarían una huella indeleble en la historia de la música pop con el paso del tiempo.
A partir de ese momento, Elton John elaboraría sus canciones siempre a partir de las letras de su media naranja artística, Taupin. "Siempre me permitió visualizarlo todo mejor, como si fuese una película, aunque también me hubiese gustado saber tocar otro instrumento aparte del piano para tener más opciones", reconoce el músico británico en el documental justo antes de saltar al escenario en Washington D.C.
Seducido por el sonido tan especial del álbum Space Oddity de David Bowie, rápidamente contactó con su productor, Gus Dudgeon, para grabar su primer álbum de estudio durante tres sesiones y con una orquesta inmensa de acompañamiento, donde definitivamente surgió un sonido mágico que combinaba con audacia un estilo funk junto a unos fantásticos arreglos orquestales melódicos.
Welcome To America
Y con su recién estrenado disco homónimo bajo el brazo, Elton viajó en agosto de 1970 con su banda a California para tocar en el mítico club nocturno ubicado en la parte de West Hollywood, Troubadour, y donde el mismísimo Neil Diamond ejerció de presentador.
La sorprendentemente buena recepción del público, unida a las críticas, consiguieron que el álbum comenzase a subir como la espuma en las listas y haciendo que Your Song conquistase definitivamente el corazón de las fans norteamericanas.
Con el tiempo, las enérgicas actuaciones y las icónicas vestimentas pop queer que portaba sobre los escenarios, junto a aquellas composiciones inolvidables, convertirían a Elton en una superestrella con un inconfundible y reconocible sello personal, a pesar de no tener el sex appeal de los front-man de aquel momento como Bowie o Jagger.
Pero el británico se dejaba la piel en los escenarios como pocos lo hacían y, además, fue el primer artista pop que concedió especial importancia a un instrumento como el piano, que generalmente quedaba relegado a un segundo plano. La combinación de la pianista Winifred Atwell, junto a la agresividad festiva de Jerry Lee Lewis y la extravagancia de Little Richard, habían forjado una personalidad diferente.
Por otro lado, la tremenda productividad durante ese periodo tan creativo convirtió a Elton y Bernie en el tándem más inventivo y original desde Lennon y McCartney, aunque los de Liverpool solían trabajar juntos y ellos siempre lo hicieron por separado. Con la excelente canción Rocketman, que también dio título al biopic dirigido por Dexter Fletcher en 2019, perteneciente a su álbum Honky Chateau, el artista británico alcanzó su mayor éxito mientras encandilaba a miles de fans entusiasmadas en sus conciertos con sus estrafalarios e icónicos atuendos.
Sin embargo, su meteórico ascenso nunca fue reconocido por su padre, que nunca acudió a ninguno de sus conciertos, y la tibia acogida que tuvo su siguiente álbum Caribou (1974), unido al agotamiento producido por tanta giras y discos, le llevaron a probar las drogas y convertirse en adicto a la cocaína, una peligrosa adicción que le llevaría a una espiral de destrucción y aislamiento que se prolongaría durante los años siguientes.
Amigos para siempre
Su ingente vida nocturna de desenfreno era bien conocida, pero también le brindaría un nuevo e inesperado compañero de juergas nocturnas, John Lennon, que también estaba en su particular etapa de desmelene y que les llevó a unir sus talentos en la canción Whatever Gets You Thru The Night, del álbum Walls and Bridges, alcanzando el número 1 de las listas ante la sorpresa del ex-Beatle.
De tal manera que el 28 de noviembre de 1974, Elton John invitó al ex beatle a subirse al escenario del Madison Square Garden, al que una tremenda ovación le recibió como no podía ser de otra manera. Curiosamente, Lennon llevaba tiempo sin subirse a los escenarios y Elton recuerda con cariño los tremendos y sorprendentes nervios que portaba el de Liverpool antes de salir a escena.
Sobre las tablas del Madison Square Garden, interpretaron el single de John Lennon, en el que habían trabajado juntos, pero también obsequiaron al público con el clásico de los Beatles I Saw Her Standing There. Una noche mágica que curiosamente fue la última de John Lennon sobre un gran escenario.
Actuación que también sirvió para que John Lennon y Yoko Ono se reencontrasen allí tras dos años de separación y que finalmente retomasen su relación. Y de allí nació su hijo Sean y, por supuesto, Elton John se convirtió en su padrino. La vida salvaje de Lennon se detuvo en ese momento, pero a la de Elton John todavía le quedaban algunos capítulos más.
Con su siguiente disco, Captain Fantastic and the Brown Dirt Cowboy (1975), John y Taupin realizaron el trabajo más experimental, autobiográfico y emocionalmente vulnerable de su carrera, echando la vista atrás para contar su relación y su ascenso a la fama. John interpretaba al Captain Fantastic y Taupin al Brown Dirt Cowboy. Un excelente álbum que sería el primero en entrar directamente al número uno de la lista Billboard.
Ese mismo año, el municipio de Los Ángeles anunció que entre el 20 y el 26 de octubre se celebraría la Elton John Week, una serie de festejos que empezarían con la inauguración de su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood —a la cual Elton asistió montado en un carrito de golf con su nombre y dos anteojos gigantes en el capó— y culminaron con su gigantesco concierto en el estadio de los Dodgers.
Pero todo no iba a ser tan fácil. En ese momento Elton vivía una espiral destructiva. Ante la presión de tener a toda su familia para ver el concierto, dos días antes tomó 12 Valiums y a continuación cayó a la piscina. Afortunadamente fue rescatado a tiempo. Finalmente, y con no poca sorpresa, ofreció la actuación más impactante de su carrera, tal y como muestran las legendarias imágenes del fotógrafo Terry O’Neal, con Elton vistiendo su particular versión queer del uniforme del equipo de béisbol de los Dodgers ante más de 100 mil almas enfervorecidas.
Mas vale tarde que nunca
Tras este convulso episodio que supuso la gota que colmó el vaso de cinco meteóricos años en la cumbre, Elton decidió tomar un merecido descanso para intentar buscar una estabilidad emocional que no llegaba, tras confesar "no haber conocido a nadie de ningún género con quien poder sentar cabeza". La frenética vida de sexo, drogas y rock'n roll le había pasado una gran factura por estar tan solo en lo más alto, pero con el paso del tiempo Elton por fin dejaría las drogas y el alcohol para casarse en Windsor con David Furnish, su actual pareja, nada más aprobarse la ley de matrimonio homosexual en Gran Bretaña.
Y finalmente el 20 de noviembre de 2022 Elton John se presentaba en el Dodgers Stadium para dar su último concierto en Norteamérica prácticamente con la misma banda con la que tocó en su mítica actuación de 1975. Una emotiva cita en la que también invitó a Bernie Taupin a salir al escenario para, cerrando el círculo, recibir una grandísima ovación por sus maravillosas letras a lo largo de estos años así como la presencia de sus hijos Elijah y Zachary junto a su pareja David, rubricando toda una vida dedicada a crear grandes canciones.
Y es que pocos artistas como Elton John consiguieron tener un éxito tan desorbitado y a la vez sobrevivir a la espiral de destrucción que puede traer consigo tal. Y como reza la letra de una de sus canciones más conocidas, I’m Still Standing: "Sigo de pie después de todo ese tiempo, recogiendo los pedazos de mi vida".