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Si abro los ojos no es real, de Amaia 

Excéntrica y auténtica, si de algo puede presumir Amaia Romero es de haber salido ilesa de la academia de Operación Triunfo. La pamplonica es el claro ejemplo de cantante capaz de labrarse una personalísima esencia, tomando las decisiones correctas y manteniéndose al margen de la fábrica en serie de artistas pop. Si en el primer disco, Pero No pasa Nada (2019), la artista mostró su faceta cantautora al estilo de Cecilia, Cuando No Sé Quien Soy (2022) dejó entrever un tono más cañero, en Si Abro Los Ojos No Es Real ha querido reinventarse de nuevo. 

Al escuchar los primeros adelantos de su tercer álbum ("Nanai", "Tocotó") y conocer que iba a estar producido por Ralphie Choo y Drummie, en vez de por Alizzz, dejó claro que este trabajo iba a tomar una dirección mucho más experimental. El surrealismo y lo onírico impregna tanto la estética como el sonido del álbum, en el que no encontramos colaboraciones, a diferencia del anterior, donde trabajó con otra extriunfita, Aitana, y Rojuu. Mostrarse más juguetona que intensa no le impide a la joven reflexionar sobre la muerte ("Fantasma"), madurar ("M.A.P.S") y el amor ("Tengo un pensamiento"). Un álbum que, aunque no logra la homogeneidad de los anteriores, demuestra que sigue valiendo la pena asumir ciertos riesgos en la industria musical. 

Debí Tirar Más Fotos, de Bad Bunny

Debí Tirar Más Fotos es el viaje vital de Bad Bunny, de "NUEVAYoL" directo a "PR", esa isla de la que "nadie quiso irse, y quien se fue, sueña con volver", canta el puertorriqueño en una de sus canciones más reivindicativas, "Lo que le pasó a Hawaii". No hay rastro de la egolatría y la superficialidad que desprendía en las letras de su último álbum, donde exploró su lado más trapero e intrascendental, sino que se acerca a la frescura y la creatividad de Un verano sin ti (2022) y YHLQMDLG (2020).

El tono confesional se mantiene pero, a diferencia de su anterior trabajo, es fácil encontrar el alma atrevida y disruptiva del joven puertorriqueño. Un disco "soñado durante años",  en cuyas diecisiete canciones Bad Bunny explora con audacia la salsa ("BAILE INoLVIDABLE", la canción más larga del disco), el dembow, la plena puertorriqueña (“Café Con Ron”) y el reguetón ("PERFuMITO NUEVO"). El álbum, que crece con cada escucha, supone una reconquista de las tradiciones puertorriqueñas y la consolidación del Conejo Malo como el caballo ganador de la música latina. 

Día, Ela Minus 

Parece su primer álbum, pero Día es el segundo trabajo de la artista y productora colombiana Gabriela Jimeno. Tras Acts of Rebellion (2020), uno de los debuts más interesantes de la electrónica reciente, Ela Minus ha vuelto a echar mano a los sintetizadores con un álbum que mantiene la escencia reivindicativa y minimalista del anterior. Una mezcla de electro-pop y synthwave con toques experimentales cuya voz recuerda a Björk y su sonido a Arca, LCD Soundsystem y Aphex Twin.

Nacida en Bogotá pero afincada en Estados Unidos, la artista mezcla el español y el inglés con facilidad y sin reparos, con unas letras en las que se expone a sí misma con todas sus complejidades y sus virtudes. "Creía que era mejor, pero sigo actuando como un niño pequeño", canta en "I WANT TO BE BETTER" y "Los pájaros nacidos en jaula, no le tenemos miedo a nada" en "COMBAT". A destacar: una oscurísima pero potente "IDOLS" y la luminosidad pop y bailable de "BROKEN".

Manifiesto, de María Terremoto 

"La muerte vino a mi casa y toíto se lo llevó", con tal desgarro arranca el Manifiesto de María Terremoto. El romance A la muerte marca el inicio del doloroso viaje de la cantaora a través de la historia de su familia. Hija de 'Fernando Terremoto' y nieta de 'Terremoto de Jerez', la joven de 25 años lleva años perpetuando su linaje flamenco. Si con su primer álbum La huella de mi sentío (2018), Terremoto se convirtió en la artista más joven en recibir el Giraldillo Revelación en la Bienal de Flamenco de Sevilla, con su Manifiesto demuestra que es algo más que una promesa. 

El álbum, que cuenta con el acompañamiento de la guitarra de Yerai Cortés, funciona como un puro y sincero ensayo sobre sus emociones. En sus letras, Terremoto vuelca su sufrimiento tras la muerte de su padre en 2010, manejando con soltura la soleá ("Soñé que la nieve ardía"), la bulería ("Reina), la rumba ("Miraíta") y  una esperanzadora petenera ("Alma no salgas del cuerpo"). Porque a pesar de que la pena se cuela en todos los recovecos del disco, no deja un solo regusto amargo. 

Perverts, de Ethel Cain 

El nuevo disco de Ethel Cain, seudónimo de Hayden Silas Anhedönia, comienza con una canción de 12 minutos. Una voz distorsionada al inicio es el único acompañante de esta pieza instrumental que marca el tono oscuro, gótico e incluso terrorífico del álbum. Tras el exitoso Preacher's Daughter (2022) que le catapultó a la fama, la artista estadounidense ofrece una rara avis de hora y media de duración, donde todos los temas superan los cinco minutos, algunos incluso los diez ("Housofpsychoticwomn", "Amber Waves", "Pull drone"). 

Cacofonías y sonidos de ultratumba para unas letras sobre la redención, la religión y la muerte. Si en su último álbum ya parecía que la artista, muy comparada con Lana del Rey, se alejaba de cualquier molde indie preestablecido, con este disco parece confirmarlo. Un álbum de difícil digestión, cuya profundidad recuerda al último trabajo de The Cure, Songs of a Lost World.

Brindis, de Cala Vento

El duo catalán formado por Aleix Turon y Joan Delgado está de celebración. Diez años haciendo música dan para mucho: cuatro álbumes y un sello discográfico, Montgrí, que ambos dirigen. Tras el éxito de La Casa Linda (2023), los de Empordá miran hacia el camino recorrido con un disco de versiones que homenajea a sus variadas influencias.

Desde canciones míticas como "Lento" de Julieta Venegas, la "Insurrección" de El Último de la Fila o el "Grita" de Pau Donés, hasta la versión española de "Blueprint" de Fugazi y la catalana "A soita agua" de "Underwater boy" de Turnstill. Indie pop y guitarrero fresco conforman este Brindis con el que el dúo recorrerá las salas de toda España durante doce días consecutivos.

EUSEXUA, de FKA Twigs 

Imposible no tener en mente el reciente Brat de Charli XCX al comenzar a escuchar el tercer disco de FKA twigs Eusexua. O volver al Ray of Light (1998) de Madonna, a los noventa de Björk y de Kate Bush. Porque el tercer disco de estudio de la británica Tahliah Debrett Barnett también es un disco que se baila, se siente. Parte de un concepto inventado por ella misma, la unión entre "euforia" y "sexual", para describir ese estado de éxtasis "que supera la experiencia humana". 

Si en su última mixtapeCaprisongs, Twigs sorprendió al incorporar elementos de rap, afrobeat y R&B, en estevuelve a sumergirse en el techno y el house de los clubs y las raves europeas. Twigs, que juega tanto con los contrastes de su voz al estilo de Grimes como con los distintos géneros, busca ahondar en ese sentimiento de comunidad que crece en estos lugares. Y de paso, hablar de liberación sexual y espiritual femenina, y airear algunas de las polémicas extramusicales de su vida. Difícil quitarse de la cabeza "Girl Feels Good" y "Drums of Death", ni el cameo "nipón" de North West, hija de Kim Kardashian y Kanye West (Ye). 

Vicente Calderón, de Vicente Calderón

En 2020 se derribó finalmente el Estadio Vicente Calderón. Dos años después, en plena resaca post pandémica, nació la banda homónima, formada por un quinteto madrileño que sigue la estela de bandas de indie-rock como Mediapunta, Alavedra o Niña Polaca, a los que telonearon y cuya colaboración se incluye en este primer álbum, editado por Subterfuge. 

Un disco homónimo gamberro y ligero que incluye canciones que ya habíamos podido escuchar antes ("Himno de las flores", "Número 1", "Porno", "Costa Marrón", "Dientes rotos") pero con el que por primera vez se consagran como banda. Lo cierto es que se lo han ganado, Wurli a Wurli, y manteniendo esa esencia hooligan, con la que han conseguido distinguirse entre la viva escena de grupos de guitarras. 

Hurry Up Tomorrow, de The Weeknd 

La expectativa y el misterio era tal que ni siquiera la discográfica que distribuye el disco en España había tenido acceso a él hasta el día de su lanzamiento. En 2024 se convirtió en el artista más escuchado del mundo en Spotify, pero Abel Tesfaye había dejado caer que este álbum podría ser el último que lanzase bajo su nombre artístico, The Weeknd. El músico, que en los últimos años ha hecho pinitos desafortunados (The Idol) en el cine, ha asegurado que Hurry Up Tomorrow es el fin de la trilogía que conforman After Hours (2020) y Dawn FM' (2022). 

Después del petardazo que fue After Hours (2020), del que salió "Blinding Lights" una de las canciones más escuchadas (y bailadas en Tik Tok) del año de la pandemia, las expectativas eran comprensibles y el artista solo había hecho públicos dos adelantos ( "Timeless", y "São Paulo", con Anitta). Al escuchar la primera de las 22 canciones (con casi una hora y media de duración es el disco más largo de su carrera), nos damos de bruces con el "Thriller" de Michael Jackson, literalmente. 



No es la única "colaboración" del álbum. En "Reflections Laughing" encontramos la voz distorsionada de Travis Scott y "Timeless" junto con Playboi Carti. Un álbum autorreferencial, en el que el músico se enfrenta a sus mayores miedos y la pérdida de su identidad cuando deje de ser The Weeknd. "Las voces me dicen que siga", repite en "Baptized In Fear", haciendo referencia a sus fans. Un álbum más R&B y pop que los anteriores de la trilogía, pero que recupera el tono intimista y sensual de After Hours. El final del álbum hace referencia a su primer tema, "High for this", de 2012, demostrando que el artista acaba de cerrar un ciclo.