Eva Amaral y Juan Aguirre en Madrid.

Eva Amaral y Juan Aguirre en Madrid. Sara Fernández

Música

Amaral, la "anomalía" del pop-rock español: "A Lennon y McCartney no les decían: tú eres compositor y tú cantante"

Eva Amaral y Juan Aguirre presentan su nuevo disco, 'Dolce Vita', en un momento especialmente dulce de su carrera de más de dos décadas.

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Sobre Eva Amaral (Zaragoza, 1972) y Juan Aguirre (San Sebastián, 1965) se podría escribir el guion de una película. Dos chiquillos que se conocieron en la Zaragoza de los 90, empezaron a hacer música juntos y se convirtieron en la brillante "anomalía" del pop-rock en España. Nadie sabía donde encasillar a este dúo creativo (y durante un par de años sentimental) que componía a cuatro manos y que, Aguirre a la guitarra y Amaral al micrófono, consiguió colarse en las listas de éxitos con su tercer disco, Estrella de mar (2002). 

"No era nuestra intención, pero sí que es cierto que éramos una anomalía. Al menos eso parecía por los comentarios que nos hacía la gente", reconoce Amaral a El Cultural en las oficinas madrileñas de su discográfica. Y apunta: "Si hay un hombre y una mujer haciendo canciones en absoluta igualdad, como es nuestro caso, muchas veces, y todavía sigue pasando, es: Juan Aguirre, el compositor y Eva Amaral, la cantante".

Con Pájaros en la cabeza (2005) la banda reafirmó su talento como compositores, dando a luz a canciones ("Marta, Sebas, Guille y los demás" es el ejemplo más claro) que han resistido sin inmutarse al paso del tiempo, formando ya parte de la banda sonora de varias generaciones. Después llegaron otros cuatro discos —mención especial para el emocionante Hacia Lo Salvaje (2011)— pero su forma de trabajar no ha cambiado en absoluto. "En nuestro caso, la libertad es innegociable", sentencia Amaral. ¿Siempre se han sentido libres? "Sí, desde que hacíamos maquetas", añade Aguirre.

Eva Amaral y Juan Aguirre en Madrid.

Eva Amaral y Juan Aguirre en Madrid. Sara Fernández

Sobre ese sentimiento de libertad en ocasiones "utópica" habla su nuevo disco, Dolce Vita, cocinado a fuego lento y a trompicones durante cinco años. Entre medias, su gira de celebración de 25 años que culminó en el Sonorama de 2023 con Amaral, una frontwoman con mucha garra y vozarrón, cantando a pecho descubierto "Revolución". Un gesto genuino, en homenaje a sus compañeras de profesión (Rocío Saiz, Zahara, Rigoberta Bandini, Bebe) y a la dignidad de las mujeres, que acabó resultando un desagradable revuelo mediático.

"Hay tanta polémica con todo, que lo que se está consiguiendo es que te importe un bledo lo que diga la gente", zanja Amaral, quien canta en una de sus nuevas canciones ("La Unidad del Dolor"): "Si mi cuerpo es un templo, ya decido yo cuando tengo que adorarlo". En este noveno álbum, cuyo lanzamiento tuvo que postergarse por la enfermedad del padre de Aguirre, la banda dice haberse "desnudado más emocionalmente" e intentado "construir un paraíso a su medida". 

En un momento en el parece haberse normalizado el tomarse un tiempo en la industria musical, parar por salud mental, con artistas como Vetusta Morla, Pablo Alborán o Quevedo ralentizando sus carreras, Amaral se ha planteado lo contrario. "Hemos tardado cinco años en hacer este disco, pero era el tiempo que necesitábamos para hacerlo. Una cosa son las modas, las tendencias de que tiene que ser todo más deprisa y otra cosa es la vida real. Y aquí hay que saber echar el freno o bajar la velocidad para poder hacer las cosas bien, que es lo que queríamos hacer. Pero ahora nos gustaría sacar otro disco mucho antes, no esperar cinco años", señala la vocalista. 

Se subieron al escenario del Benidorm Fest a tocar Dolce Vita y lo harán este sábado en la gala de los Goya. Amaral y Aguirre se muestran cercanos y nerviosos ante la salida del disco. Durante la conversación se interrumpen y ríen con la complicidad de quienes se conocen desde hace más de dos décadas. Quizás demasiado. "Dice Alex Moreno, nuestro productor, que parecemos tranquilos porque no nos han visto en el estudio". 

Pregunta. "Te dirán que estás chalada, que no llegarás a nada. Que pareces enfadada. Y sonriendo estás más guapa", dice en la letra de "Rompehielos". Lleva en la industria musical casi 30 años. ¿Sigue escuchando esto a día de hoy o ha cambiado algo? 

Eva Amaral. Cada vez menos, pero esta frase de: 'Qué seria eres', como si hubiera que estar haciendo monerías a la gente y riéndose todo el rato. Esto a Juan no se lo dicen. No le dicen eres muy serio. Aunque alguna vez te han dicho que eres el seriote de los dos. (Risas). 

Juan Aguirre. Me lo dijo Joaquín Reyes. (Risas). Creo que es porque Eva tiene una sonrisa muy característica y cuando salimos a tocar yo estoy con la mirada perdida, muy concentrado...pero Joaquín Reyes sabe que no soy tan seriote, pero bueno, yo qué sé. Cada uno es como es. Eso también mola asumirlo, ¿no? Me gustaría tener la sonrisa de Eva, pero no la tengo. 

E. A. Volviendo al tema...sí que he notado que ha habido una evolución, como que ya está claro qué cosas no están bien decir a una persona. Me sigue sorprendiendo que, de repente, haya reacciones y gente intentando tirar hacia atrás esa evolución hacia adelante. No sé si será por miedo.

Eva Amaral y Juan Aguirre en Madrid.

Eva Amaral y Juan Aguirre en Madrid. Sara Fernández

P. Sí que parece que hay ciertos roles, como el de compositora, que siguen siendo cuestionados.

E.A. Es algo cultural. Está ahí metido en el subconsciente de las personas. Si hay un hombre y una mujer haciendo canciones en absoluta igualdad, que es nuestro caso, muchas veces, pero muchísimas, y esto todavía sigue pasando, es: Juan Aguirre, el compositor y Eva Amaral, la cantante.

»Se utiliza de manera peyorativa el hecho de que algunos artistas compongan siempre cuando son mujeres. Nadie se pregunta si Bruno Mars, Robbie Williams o Harry Styles componen sus propias canciones. Pero sí si Björk, Adele o Lady Gaga componen esas canciones. Siempre es para quitarle mérito a esas intérpretes que muchas veces son ellas las que componen. Es algo de verdad cansino de llevar. 

J.A. Esto siempre me ha causado bastante sorpresa. Porque cuando Eva y yo empezamos a tocar, éramos muy jóvenes, no sabíamos mucho cómo se manejan los aparatos y los instrumentos, pero todo lo hacíamos bastante a medias. Incluido lo de componer. Había unas canciones que surgían más de uno y otras de otro, pero las terminábamos entre los dos. Incluso había melodías de guitarra que se le ocurrían a Eva y luego las tocaba yo, melodías de voz que las cantaba ella y las había hecho yo.

»Para nosotros era algo normal, éramos un chico y una chica trabajando en absoluta libertad y cambiando nuestros roles continuamente. Y cuando salíamos al mundo exterior ya empezaban las categorizaciones. A Mick Jagger y Keith Richards o a Lennon y McCartney no les dicen: tú eres el cantante y tú eres el compositor. No nos estoy comparando con ellos, pero sí que era un poco raro, porque casi todos los grupos estaban integrados por hombres que tenían roles muy definidos. Y eso siempre ha chocado en nosotros. No se sabía qué hacíamos. La gente tendía a poner unas ideas preconcebidas.

A Mick Jagger y Keith Richards o a Lennon y McCartney no les decían: tú eres el cantante y tú eres el compositor

P. En este sentido, de alguna forma también abristeis camino para otras bandas. 

E.A. No era nuestra intención, pero sí que es cierto que éramos una anomalía. Al menos eso parecía por los comentarios que nos hacía la gente. 

J.A. Creo que todo el mundo que hace algo de tipo expresión artística abre camino de alguna manera para alguien. Hay gente que ha surgido recientemente que también están abriendo camino para nosotros, porque nos llevan a otros lugares, nos muestran otras cosas, nos enseñan a utilizar otros sonidos. 

P. ¿Cómo quiénes?

J. A. Muchísima gente a la que admiramos y, además, de estilos diferentes. Por ejemplo, a mí me encantan muchos de los sonidos que utiliza Judeline. O cuando estuvimos con Carolina Durante montando su canción y la nuestra (los madrileños hicieron una versión centennial de "Marta, Sebas, Guille y los demás") porque nosotros nos quedamos con muchas cosas. Aunque hubiésemos ido con los oídos tapados, siempre te contagias del resto. Somos bastante absorbentes de lo que nos rodea y tiendo a pensar que formamos parte de una inmensa cadena donde todo se alimenta de todo. Además, nosotros tocamos, pero durante el resto del día al final eres parte del público.

P. ¿Es fácil seguir siendo auténtico artísticamente, tener gestos genuinos como el del Sonorama, viendo que ahora mismo todo lleva a la polémica y a polarizar?

E.A. Ahora mismo hay tanta polémica con todo y tanta valoración, tanto en positivo como negativo de todo para todos, no solo en lo musical sino que cualquier persona anónima puede sentir lo mismo si tiene redes sociales, que lo que se está consiguiendo es que te importe un bledo lo que diga la gente. Porque si te vas a dejar llevar por opiniones muchas veces tan diversas y tan distintas...no puede ser. Creo que estamos descubriendo que no se puede agradar a todo el mundo y a vivir perfectamente con ello.

J.A. El mundo de la ficción, aunque sea una ficción muy real como una serie, un programa, algo que sucede en un escenario, siempre tiene que ser absolutamente libre. Puede ser contradictorio, chocante, bonito, emocionante, puede ser muchas cosas y todo vale. Porque es ese marco. Es como si a un griego le hubiesen dicho: 'Cuando escribes una tragedia no puedes escribir esto'. Creo que las cosas que han llegado hasta nuestros días, escritas hace muchísimo tiempo, han seguido el criterio de que en la ficción cualquier cosa es posible y debe ser posible.