Image: El poso de la tradición
El poso de la tradición
El legado de Otto Klemperer
7 junio, 2000 02:00
EL LEGADO DE OTTO KLEMPERER. 10 CD’s EMI 5 67329-38 2 ADDEMI sigue cuidando la impar figura de Otto Klemperer (Breslau, 1885-Zúrich, 1973), cosa totalmente comprensible teniendo en cuenta las sólidas bases en las que en todo momento se asentó el arte del músico alemán, heredero de la gran tradición mahleriana. Su nombre figuró, desde finales de los veinte, en posiciones de la vanguardia musical, más atenuadas a medida que se fue haciendo viejo. Ahora el sello inglés lanza al mercado, una vez más, algunas de sus señeras recreaciones al frente de la Orquesta Philharmonia (que durante unos años se denominó New Philharmonia), en las que se aprecia la severidad cons- tructiva del director, capaz como pocos de sentar las líneas maestras de una composición, de centrarla y dotarla de una transparencia admirable de texturas.
La edición consta de diez volúmenes dedicados básicamente a Sinfonías de Mozart (25, 29, 31, 33, 34, 35, 36, 38, 39, 40, 41), Schubert (8 y 9), Schumann (4), Chaikovski (6) y Bruckner (7), oberturas de Mozart y Beethoven, la Fantasía coral y el Concierto Emperador de este último autor y, en un disco impagable, a Weill (Suite de la ópera de cuatro cuartos, realizada por el autor precisamente para Klemperer), Hindemith (Nobilissima visione), Stravinski (Sinfonía en tres movimientos) y un vals muy divertido del propio director, Merry Waltz, escrito con destino a una proyectada ópera cómica, Das Ziel, estrenada privadamente en Berlín en 1931 y nunca representada en público.
La altura interpretativa es muy alta, como es fácil colegir y se ha comprobado en anteriores ediciones. La memoria debe guardar la apolínea recreación de la Fantasía y el Concierto beethovenianos, con un ejemplar joven Barenboim; la ácida y diseccionadora Sinfonía stravinskiana; la fluida y poética lectura de Schumann y la firmeza de estructuras y belleza sonora de las obras mozartianas.
La edición consta de diez volúmenes dedicados básicamente a Sinfonías de Mozart (25, 29, 31, 33, 34, 35, 36, 38, 39, 40, 41), Schubert (8 y 9), Schumann (4), Chaikovski (6) y Bruckner (7), oberturas de Mozart y Beethoven, la Fantasía coral y el Concierto Emperador de este último autor y, en un disco impagable, a Weill (Suite de la ópera de cuatro cuartos, realizada por el autor precisamente para Klemperer), Hindemith (Nobilissima visione), Stravinski (Sinfonía en tres movimientos) y un vals muy divertido del propio director, Merry Waltz, escrito con destino a una proyectada ópera cómica, Das Ziel, estrenada privadamente en Berlín en 1931 y nunca representada en público.
La altura interpretativa es muy alta, como es fácil colegir y se ha comprobado en anteriores ediciones. La memoria debe guardar la apolínea recreación de la Fantasía y el Concierto beethovenianos, con un ejemplar joven Barenboim; la ácida y diseccionadora Sinfonía stravinskiana; la fluida y poética lectura de Schumann y la firmeza de estructuras y belleza sonora de las obras mozartianas.
