Testamento lírico
R. STRAUSS
30 enero, 2002 01:00
Ariadne auf Naxos. Friedenstag. Staatskapelle Dresden.
Giuseppe Sinopoli.
Dg 471 323-2 (2Cd) y 463 494-2 DDD
La trágica muerte de Giuseppe Sinopoli, el pasado 20 de abril, mientras dirigía una representación de Aida en Berlín, nos ha dejado huérfanos de una de las batutas más interesantes del momento. Una figura controvertida, pero cuyas interpretaciones rara vez dejaban indiferente. Su firma discográfica, Deutsche Grammophon, ha publicado ahora, a modo de homenaje, sus últimos registros operísticos, campo que el maestro veneciano cultivó con abierta pasión.
Los dos están dedicados a Richard Strauss, un autor que ocupaba un lugar muy especial en su repertorio, sobre todo desde que asumió la titularidad de la espléndida Staatskapelle de Dresde, una orquesta y una ciudad particularmente ligadas al compositor bávaro, y para las que escribió varias de sus mejores obras.
El testamento lírico de Sinopoli es una magnífica Ariadna en Naxos, con una orquesta resplandeciente y un elenco de campanillas, con Deborah Voigt como vehemente Prima Donna, Ben Heppner en un Baco que, por una vez, puede con el papel y no a la inversa, Anne Sofie von Otter en un apasionado Compositor, Natalie Dessay como radiante Zerbinetta y Albert Dohmen en un sobrio Maestro de Música.
La primera y el último encabezan el sólido reparto de Friedenstag. Estrenado en Munich en 1938, este Día de paz grabado unos meses antes es una de las composiciones menos difundidas de su autor. Sobre un libreto de Joseph Gregor revisado por Stefan Zweig, esta obra ambientada en la Guerra de los Treinta Años trata de la heroica defensa de una ciudadela cuyos habitantes están dispuestos a inmolarse antes que caer en manos del enemigo, aunque finalmente llegará la anhelada paz. Sinopoli elimina toda retórica de una composición proclive a caer en ella.
Giuseppe Sinopoli.
Dg 471 323-2 (2Cd) y 463 494-2 DDD
La trágica muerte de Giuseppe Sinopoli, el pasado 20 de abril, mientras dirigía una representación de Aida en Berlín, nos ha dejado huérfanos de una de las batutas más interesantes del momento. Una figura controvertida, pero cuyas interpretaciones rara vez dejaban indiferente. Su firma discográfica, Deutsche Grammophon, ha publicado ahora, a modo de homenaje, sus últimos registros operísticos, campo que el maestro veneciano cultivó con abierta pasión.
Los dos están dedicados a Richard Strauss, un autor que ocupaba un lugar muy especial en su repertorio, sobre todo desde que asumió la titularidad de la espléndida Staatskapelle de Dresde, una orquesta y una ciudad particularmente ligadas al compositor bávaro, y para las que escribió varias de sus mejores obras.
El testamento lírico de Sinopoli es una magnífica Ariadna en Naxos, con una orquesta resplandeciente y un elenco de campanillas, con Deborah Voigt como vehemente Prima Donna, Ben Heppner en un Baco que, por una vez, puede con el papel y no a la inversa, Anne Sofie von Otter en un apasionado Compositor, Natalie Dessay como radiante Zerbinetta y Albert Dohmen en un sobrio Maestro de Música.
La primera y el último encabezan el sólido reparto de Friedenstag. Estrenado en Munich en 1938, este Día de paz grabado unos meses antes es una de las composiciones menos difundidas de su autor. Sobre un libreto de Joseph Gregor revisado por Stefan Zweig, esta obra ambientada en la Guerra de los Treinta Años trata de la heroica defensa de una ciudadela cuyos habitantes están dispuestos a inmolarse antes que caer en manos del enemigo, aunque finalmente llegará la anhelada paz. Sinopoli elimina toda retórica de una composición proclive a caer en ella.