El océano de Xenaquis
Iannis Xenakis: Oresteïa
5 junio, 2002 02:00
IANNIS XENAKIS: Oresteïa. Spiros Sakkas, barítono. Sylvio Gualda, percusión. Dominique Debart, Robert Weddle, dirección. Naïve Cd. Mo 782151
El sello Montaigne Naïve, antes Auvidis Montaigne, antes Disques Montaigne, tiene tendencia a la paradoja y la contradicción. La música reciente es todo menos ingenua. Está sobrada de erudición y está rodeada, a veces asfixiada, por toda la historia de la música en su más apabullante inmensidad. Un título equívoco, pues, para una serie en la que abundan los discos interesantes.
En esta Orestíada, grabada en 1987 en Estrasburgo, Iannis Xenakis junta sonidos de lo más dispar. El papel del barítono se reparte por tesituras: en el agudo es Casandra y, en el grave, Corifeo. En ambas naturalezas, Spiros Sakkas canta líneas casi japonesas, casi Noh, con esos tenaces glisandos de ojos rasgados. Le acompañan sonidos instrumentales también orientalizantes. Los coros, sin embargo, suenan a liturgias ortodoxas. Xenakis nos transporta en un santiamén del Mar del Japón al Egeo y vuelta. A donde de verdad nos lleva, sin embargo, es a su propio océano, que está lleno de criaturas sonoras estrictamente xenakianas. Con tanto viaje, la Orestíada acaba sonando intemporal y universal. óiganla: vale la pena. Montaigne Naïve la presenta no si muy bien o muy mal. Como pueden ver en la foto, prima el diseño y la originalidad de la superficie. La caja es de cartón blando, no de plástico duro. Lo peor es que no están los textos cantados. Lo mejor es que la colección es de precio medio.
Anoten también otros dos números recientes de esta serie. El 782150 está dedicado a la música de cámara de Pascal Dusapin, la voz más hermosa de la Francia reciente. El 782156 es un disco doble con los cuartetos de Giacinto Scelsi tocados por el Cuarteto Arditti, que es el conjunto estrella de la casa.
El sello Montaigne Naïve, antes Auvidis Montaigne, antes Disques Montaigne, tiene tendencia a la paradoja y la contradicción. La música reciente es todo menos ingenua. Está sobrada de erudición y está rodeada, a veces asfixiada, por toda la historia de la música en su más apabullante inmensidad. Un título equívoco, pues, para una serie en la que abundan los discos interesantes.
En esta Orestíada, grabada en 1987 en Estrasburgo, Iannis Xenakis junta sonidos de lo más dispar. El papel del barítono se reparte por tesituras: en el agudo es Casandra y, en el grave, Corifeo. En ambas naturalezas, Spiros Sakkas canta líneas casi japonesas, casi Noh, con esos tenaces glisandos de ojos rasgados. Le acompañan sonidos instrumentales también orientalizantes. Los coros, sin embargo, suenan a liturgias ortodoxas. Xenakis nos transporta en un santiamén del Mar del Japón al Egeo y vuelta. A donde de verdad nos lleva, sin embargo, es a su propio océano, que está lleno de criaturas sonoras estrictamente xenakianas. Con tanto viaje, la Orestíada acaba sonando intemporal y universal. óiganla: vale la pena. Montaigne Naïve la presenta no si muy bien o muy mal. Como pueden ver en la foto, prima el diseño y la originalidad de la superficie. La caja es de cartón blando, no de plástico duro. Lo peor es que no están los textos cantados. Lo mejor es que la colección es de precio medio.
Anoten también otros dos números recientes de esta serie. El 782150 está dedicado a la música de cámara de Pascal Dusapin, la voz más hermosa de la Francia reciente. El 782156 es un disco doble con los cuartetos de Giacinto Scelsi tocados por el Cuarteto Arditti, que es el conjunto estrella de la casa.