Cuartetos vivos
L. V. Beethoven: Cuartetos de Cuerda op. 59 Razumovsky y op. 74
10 julio, 2002 02:00
L. V. BEETHOVEN: Cuartetos de Cuerda op. 59 "Razumovsky" y op. 74. Cuarteto Takács. Decca 2Cd 470847-2
Gracias al surgir (no cabe hablar de resurgir sin abusar del lenguaje) de los ciclos especializados en cámara, los melómanos españoles conocen ya el Beethoven del Cuarteto Takács. La empresa de grabar su obra completa es imponente y se prolongará durante tres años. De momento, está ya en la calle la primera entrega, que reúne los cuartetos de en medio, podríamos decir. En 2003 saldrá la serie de los cuartetos primeros y al año siguiente vendrán los célebres "últimos cuartetos", divinos o demoníacos según se mire.
Eso ya vendrá. Lo que tenemos hoy son cuatro cuartetos humanos: los tres Op. 59 dedicados al conde Razumovsky y el Op. 74, ese que llaman algunos El Arpa o Las arpas. Son humanos, porque representan el momento en que Beethoven es ya un formidable cuartetista pero aún no ha tomado el cohete de la intergalaxia.
El Cuarteto Takács, que había sentado ya cátedra en asuntos bartokianos, está abriendo brecha en la mina de Beethoven. Su sonido es punzante y tenso y su fraseo es humano, no se percibe como un algo sino como un alguien. La perfección del Cuarteto Takács no apabulla, porque está hecha de opinión y de incertidumbre. Otros suenan a creencia inmutable y nos los creemos menos. Ojo, no estoy diciendo que el Takács sea menos perfecto técnicamente. No encontrarán una sola nota fallida en los dos discos. Digo que su Beethoven tiene el temblor característico de lo vivo y lo contingente.
Pero dejémonos de engrudos mentales, corramos a la tienda a por estos cuartetos Razumovsky del Takács y esperemos con ansia las dos series que nos aguardan.
Gracias al surgir (no cabe hablar de resurgir sin abusar del lenguaje) de los ciclos especializados en cámara, los melómanos españoles conocen ya el Beethoven del Cuarteto Takács. La empresa de grabar su obra completa es imponente y se prolongará durante tres años. De momento, está ya en la calle la primera entrega, que reúne los cuartetos de en medio, podríamos decir. En 2003 saldrá la serie de los cuartetos primeros y al año siguiente vendrán los célebres "últimos cuartetos", divinos o demoníacos según se mire.
Eso ya vendrá. Lo que tenemos hoy son cuatro cuartetos humanos: los tres Op. 59 dedicados al conde Razumovsky y el Op. 74, ese que llaman algunos El Arpa o Las arpas. Son humanos, porque representan el momento en que Beethoven es ya un formidable cuartetista pero aún no ha tomado el cohete de la intergalaxia.
El Cuarteto Takács, que había sentado ya cátedra en asuntos bartokianos, está abriendo brecha en la mina de Beethoven. Su sonido es punzante y tenso y su fraseo es humano, no se percibe como un algo sino como un alguien. La perfección del Cuarteto Takács no apabulla, porque está hecha de opinión y de incertidumbre. Otros suenan a creencia inmutable y nos los creemos menos. Ojo, no estoy diciendo que el Takács sea menos perfecto técnicamente. No encontrarán una sola nota fallida en los dos discos. Digo que su Beethoven tiene el temblor característico de lo vivo y lo contingente.
Pero dejémonos de engrudos mentales, corramos a la tienda a por estos cuartetos Razumovsky del Takács y esperemos con ansia las dos series que nos aguardan.