Vuelve la Sinfónica de la Ciudad de Birmingham a llevar la música orquestal de Sibelius al disco. Tras la sonada y muy aplaudida grabación de los años ochenta, con su entonces titular, Simon Rattle, ahora es su nuevo director musical, el finlandés Sakari Oramo (1965) quien ha afrontado el reto comprometido y apasionante de dar vida a la obra sinfónica de su compatriota. Oramo, cuyo prestigio no ha dejado de crecer desde que, en septiembre de 1993, comenzara su imparable carrera internacional, tras sustituir en el podio de la Sinfónica de la Radio de Helsinki a un maestro indispuesto, tiñe el ciclo sibeliusiano de una asombrosa mezcla de nostalgia y brillantez. La opulencia orquestal -los sinfónicos de Birmingham suenan ahora incluso mejor que cuando grabaron con Rattle- se percibe servidora de un concepto claro y perfectamente definido.

Oramo penetra en la música de su compatriota para proyectarla desde su hipocentro. La efusión y el lirismo, la elasticidad de las dinámicas, y las bien calibradas inflexiones métricas contribuyen a otorgar entidad a este Sibelius vibrante y natural, que rehuye cualquier exceso retórico. Las siete Sinfonías se completan con otros fragmentos orquestales. A destacar una lectura de Finlandia que elude los contornos más épicos para centrarse en su hermosa sustancia musical, y la vibrante lectura de La hija de Pohjola en la que Oramo (él mismo descendiente de la musicalísima saga de los Pohjola) deja brillar con fineza los estupendos mimbres de la orquesta de la que es titular desde 1999, cuando sustituyó a Rattle. Estupenda toma de sonido.