Con el título de un aria para tenor de Turandot se presenta este recital de uno de los cantantes de moda. Estamos en pleno mundo verista; un verismo duro -Giordano, Leoncavallo, Mascagni- y otro más blando, más pulido, más educado, más lírico -Puccini, Catalani, Cilea, Wolf-Ferrari-; junto al preverismo de Ponchielli (Gioconda). No es la del tenor francés la voz más adecuada para la mayoría de estas páginas, que piden en general un instrumento más corpóreo, de timbre más spinto. Pese a su evolución, Alagna es un lírico más o menos ancho, de brillante agudo, aunque a veces algo forzado y siempre claro, leve de peso. Y engola más de lo conveniente, de manera muy ostensible en, por ejemplo, "L’anima ho stanca" de Adriana Lecouvreur.