Curiosa la grabación de esta Caballería rusticana proveniente de un vivo de 1968 en el Teatro Colón de Buenos Aires. ¡Qué pena que allí, durante muchos años, no hayan podido escuchar artistas de este calibre! Bumbry y Mastromei eran sin duda voces de gran calibre, mientras que Carlo Bergonzi pertenecía más a los estilistas. En él nunca se admiró la belleza de la materia prima vocal, sino el arte con el que manejaba sus discretos medios. Su propia mujer llegó a decir: "¡Quién se hubiera podido comparar a Carlo si hubiera tenido también un timbre de calidad!". Pero ese "buen decir" queda demasiado frío en el papel de Turiddu, que precisa mucha más pasión.
Justo en el polo opuesto cae Giampiero Mastromei, bastante vulgar. Grace Bumbry aporta la pasión y el rencor del personaje de Santuzza, pero no la ingenuidad que le hace caer en la fatal revelación a Alfil. Estamos en definitiva ante una curiosa versión que poco tiene que ver con la Sicilia que retrató Pietro Mascagni.