Pietro il Grande, grabada en el Festival de Valle d’Itria de 2004, es un producto de 1819 y se basa en un libreto del diletante Bevilacqua Aldobrandini en el que no falta la típica escena de estupor, en la línea de la secuencia que contempla la inmovilidad estatuaria de Don Bartolo en el Barbero rossiniano. En la improbable historia intervienen el zar Pedro el Grande y su esposa, la no menos grande Catalina.

Bien distinta es Pia de’ Tolomei (1837), ópera ya conocida y que ha sido registrada más de una vez. La versión que comentamos, fruto de una moderna revisión de la partitura, a la que se restituye el primitivo trágico final, viene de La Fenice de Venecia. El libreto, bastante tétrico y convencional, es de Cammarano y relata los avatares de tres personajes, los primos Ghino y Nello y la mujer de éste, Pia. La anécdota es mínima, pero da ocasión a una serie de números de acusada impronta dramática edificados con soltura, oficio y pasajera inspiración. Los contrastes entre el mundo oscuro de los primos y el más lírico y sereno de Pia están adecuadamente marcados.

Hay que destacar en esta ópera la prestación de Patricia Ciofi, una soprano lírico-ligera de entidad, que canta con gusto y general afinación, aunque con alguna que otra dificultad en la zona más alta. Mejor que Daniel Schmunk (Ghino), de escaso aliento y regular precisión, y que Andrew Schroeder, engoladillo y apurado, pero contundente. Arrivabeni preside con seriedad y buenos resultados sonoros una orquesta y unos coros discretos. De menor entidad son los conjuntos que dirige, algo desmañadamente, Berdondini en la otra obra: el Coro de Cámara de Bratislava y la Orquesta Internacional de Italia. Las voces tampoco acompañan demasiado.