Estamos ante una de las obras más populares del autor finlandés, una composición muy sólida, no exenta de novedades constructivas, en la que, a través de la gran forma, se respira el aire y la tradición de una tierra. La Segunda Sinfonía contiene temas líricos, efusivos, que se combinan con sujetos agrestes, vivaces o con triunfales peroraciones un tanto hueras. Pero la música mana con fluidez, admirablemente instrumentada. En esta grabación, realizada a lo largo de varios conciertos en el Concertgebouw de ámsterdam en el verano de 2005, se dan todas las condiciones precisas para que los pentagramas tengan su aliento propio: soberana orquesta, batuta certera, desentrañadora y amplia, tímbrica muy rica, excelente toma sonora. Un lujo.